Capítulo 5: Endeble Humanidad, primera parte.

44 5 2
                                    

Amor, tiempo y muerte.

El universo se encuentra plagado de misterios y preguntas, de entre tantas interrogantes nuestro mundo alberga un sin fin de aquellos secretos, cosas que el espectro pequeño que los humanos comúnmente tienen no les permitiría apreciar.
Por fortuna o infortunio, ahora mi vida recaía en conocer y aprender esos secretos que el mundo resguardaba; bestias y criaturas que hasta entonces no consideraba más que mera fantasía y ficción.

Habían pasado ya tres semanas desde el primer entrenamiento que tuve con Cath, pero claro...ahora todos los días eran una lección más, como si no bastase la vida escolar común ahora también debía someterme al estudio sobrenatural volviendo a casa. Eran días oscuros, Greek-Ford se convertía en un caos creciente y las personas no estaban conscientes de ello, gentes al azar seguían siendo atacadas brutalmente, o "desaparecían"; Edwin comentó que al parecer Adam buscaba tener un numeroso grupo de Gammas antes de que el conflicto iniciase formalmente, dicho en otras palabras convertía a inocentes contra su voluntad para luchar una guerra que ellos nunca pidieron, eso si sobrevivían primero.

En casa todos estábamos estresados; papá Nowak yacía atascado de trabajo en la estación, por lo que no podía ayudarnos a practicar mucho. La policía buscaba desesperadamente soluciones y respuestas...lamentablemente no las encontrarían fácilmente; Catherine peleaba constantemente contra si misma, a falta de Luna llena, tanto ella como Edwin debían "forzar" el cambio, desafortunadamente ella carecía de la resiliencia para conseguirlo. Sus persistentes traumas disuadían su concentración, lo que sosegaba su progreso aún más, llegando a contener su naturaleza por los miedos que llevaba consigo, era preocupante, cada día parecía estar más consternada y asustadiza de ella, siendo lo máximo que podía lograr sin demasiados problemas era la transformación media, de eso a nada al menos teníamos algo; y por último yo recibía lecciones teóricas y prácticas sobre hombres lobo, Edwin había estado usando bálsamos y medicinas poco convencionales que procedían de su antiguo modo de vida en manada, aquello me había ayudado a recuperarme mucho más rápidamente, lo suficiente como para poder practicar con Cath por las tardes y algunas noches.
Días antes el padre Nowak me había dado un extenso manual que consideraba "de bolsillo", en él se encontraba una cantidad absurda de información sobre su especie, desde historia, debilidades y sobre todo los grandes peligros que los licántropos representaban.

La presión lentamente se hacía más pesada sobre nuestras carnes, resultando en que nuestros momentos de tranquilidad fueran cada vez menos, por fortuna aquel domingo por la mañana Cath y yo nos relajábamos en mi habitación, gracias a que su padre estaría trabajando más rato de lo normal, teníamos hasta la tarde con la libertad de descansar.

—Tu papá no mintió cuando dijo que aprendería todo sobre los suyos, no puedo creer que haya escrito esto en una noche—dije con sarcasmo, viendo cómo Cath jugueteaba con una pelota mientras estaba recostada en el suelo.

—A veces puede ser un total excéntrico cuando algo lo motiva, lo creas o no le entusiasma enseñarte...dadas las circunstancias. También creo que lo hace para ahorrar tiempo, al verte recuperado ponerte en forma es su nueva idea de diversión—respondió ella lanzando al aire la bola repetidas veces.

—Disfruto las golpizas que te da a ti Cath, pero que me las de a mí no me fascina mucho...suficiente tengo con lo que nos hace hacer a ambos.

Ella se levantó del suelo, se acercó y me dió un leve golpe en el hombro sentándose sobre la cama a un lado mío.

—Eso en parte es mi culpa, todo por no poder transformarme a voluntad. ¡Maldición! De verdad la cosa es una porquería. Aunque me sorprende que te quejes, teniendo en cuenta de que vamos muy parejos en el entrenamiento, pensándolo bien debería sentirme humillada de que un humano normal me cause tantos problemas a la hora de pelear—musitó con algo de desánimo, manoseando la bola de ping pong.

Alma de luna.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora