— ¡Tendran que besarme el trasero primero! —grite con todas mis fuerzas.
— ¿A quién mierda le gritas, Lena? — me pregunto mi madre mientras me miraba extrañada.
—A la televisión, ¿eres ciega? — estaba sentada en frente de la televisión. Mirando un programa malísimo, donde criticaban a las mujeres por su físico.
Mi madre me miro incrédula —¿Cómo me dijiste?
—Que si eres ciega, pero al parecer eres sorda.
—¿Cómo? —volvió a preguntar retandome.
—Nada, mami. —fingí la voz de una niña pequeña. — Pero es que, míralos. Idiotas, ¿quienes se creen? Tendrán que besarme primero el trasero, nunca seré asi para agradarle a la sociedad.
—Lena, nadie quiere besar tu granudo trasero —interrumpió mi papá— y además, ni estando buena le agradarías a la sociedad por tu aptitud.
Auch.
—¡Papá!
—¿Qué? — rio él —Vamos linda, sabes que no eres fácil de llevar.
—Pero eres mi papá, deberías de decirme que soy linda y agradable.
—¿Y mentirle a mi única hija? ¡eso jamás! — dramatizo lanzándose al sofá.
—No es tu única hija, papá. —Interrumpió Lana.
—Cierto... —susurró él —Lana, estoy jugando. Claro que sé que tengo dos hermosas hijas, claro una es más linda que la otra.
—¡Papá! —gritamos ambas.
Claro que la más linda soy yo.
—Fred, cariño. ¿Ya terminaste tu trabajo? Los Halet no nos pagan para charlas con nuestras hijas.
—Mi propia esposa, corriendome — mi papá puso su mano en su pecho fingiendo estar herido. —Esta bien, me iré. Pero el día que falte no me lloren. Niñas, su madre es un mounstruo sin corazón.
Mi madre entorno sus ojos para luego mirarlo— mi Dios, había olvidado lo dramático que eres, Fred. No lo repetiré, anda a trabajar.
Mi madre trabajaba en la cocina y mi papá creo que reparando, no lo sé. A veces el ayudaba en los establos, siempre que podía ayudaba a bañar a Media noche.
Decidí apagar la televisión, pura mierda en la tele. Me recosté en la cama al lado de Lana.
—Cuéntame Lanita, ¿cómo van las cosas con Lennon? —pregunté examinandola.
Mi hermana no me miro y hecho su vista a un lado.
—No importa realmente, él no me interesa.
—¿Cómo? — Pregunte confundida. Hasta hace poco suspiraba por su nombre.
—Él me dijo que hasta que no volviera saldría con otra chica, que no me debía nada porque no somos nada —note como le costaba decir esas palabras — él tiene razón.
Ese idiota, ya verá. Es igual a su hermano.
—¿Qué harás? ¿quieres volver?
—Por supuesto que no, me gusta estar aqui. Me encanta estar con mis padres. Y mira ¡estamos en una mansión! No en un sótano asqueroso, o compartiendo con chicas que no conozco, no quiero sonar malagradecida, pero no me agradan mis compañeras, las tuyas son desordenadas. Pero son geniales.
—No sabía que no querías volver, ¿sabes que volveremos en una semana?
—Buenos, no es como si Lennon sea mi mundo, pero no quiero ir a la tienda, no quiero nada con ese idiota. Ya he pensado en decirle a mis padres que yo me quedo.
—¿Y qué hay de mi? —pregunte con un nudo en la garganta. Me dolia, Lennon, tenía fe en ti, no puedo perder a mi hermana por un pene, no.
—Lena, por favor, ya estas grande. Además ambas podríamos quedarnos y trabajar aqui.
—Pero a mi me gusta estar allá, es divertido. Estoy cansada de estar de un lado a otro. Ya me acostumbre a estar allá, además soportar a Lenny y Jared es mucho más llevadero de soportar a Jean. Se cree mucho por tener dinero. Lana, piénsalo, no puedes dejarme, ni lo que hemos logrado solo por Lennon, no seas cobarde. Nos iremos de la ciudad juntas, y lo enfrentaras.
—Déjame pensarlo, no.
—¡Lana!
—¿Qué?
—Voy a matarte —me levante de la cama para verle la cara, estaba roja. — Volveremos. Juntas.
—Bueno, lo haré. Pero quiero patear su culo.
Esa es mi hermana.
Me dirigí hasta los establos, quería ver a Media noche, en serio estaba encariñada con ese caballo.
—Hola, noche. —acarie su cabeza, me encantaba su pelo oscuro — hoy estoy triste. Mi hermana esta triste y si ella lo esta yo igual. ¿Qué pasara con Lennon?
No volví a saber de Jared, da igual. Noche, la vida es complicada, ojalá fuera tú.—No creo que un pura sangre quiera cambiar de vida con una pobre.
Escuche la voz de Jean detrás de mi, siempre esta en todos lados.
—¿Puedo saber que tienes en mi contra y porque quieres recalcar que soy pobre?
—Solo quiero que sepas tu lugar.
—Joven Jean Lucas, sé perfectamente mi lugar. No me considero pobre, soy rica en risas, en momentos buenos, y eso es mucho más que cualquier cosa. Ya que tú tienes tanto dinero y siempre estas solo en tu habitación. Nunca te visitan tus amigos, tus padres nunca te hablan. Solo te queda el dinero, ¿por eso te empeñas en fastidiarme?
—Nunca me entenderías.
—Hmm, asi que eres uno de esos.
—¿Uno de esos? —pregunto él confundido.
—Que piensa que el mundo no lo comprende y por ende, cree que tiene el derecho de tratar mal a los demas.
—Oh, asi que crees que eres psicóloga.
—Vamos niño bonito, cuéntame.
—¿Qué quieres que te cuente? — el se acosto en heno que había por todo el suelo. Hizo un ademán con la mano para invitarme a acostarme a su lado, sentí algo de timidez, pero al pasar unos segundos me acosté.
—¿Y tus amigos? —pregunte, el lanzó una risa seca.
—No tengo amigos, tienes razón.
— ¿Por qué?
—He sido un idiota con todos, sí.
Hombre de pocas palabras.
— ¿Qué tienes contra los pobres?
—Me educaron asi, que puedo decir.
—¿Qué tienes en mi contra?
—No tengo nada en tu contra, envidia tal vez.
Qué.
—¿Qué? —solte una risa enorme
—Vi como te llevas con tus padres y no sé.
—Me diste curiosidad Jean, me gustaría ayudarte. Pero mi tiempo aqui se acabo. Pero puedo darte un consejo, la vida, es ahora. Cuando mueras no importará nada, haz nuevos amigos, olvida el dinero. Eres joven lindo y millonario, vive folla y se feliz, Jean.
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Hoy no es viernes, pero ustedes saben que nunca sigo mis reglas
—Ann Mary.
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Bromas de gemelas
HumorSer pobre es un asco, que me envíen a casa de mi abuela porque ya no hay dinero para mantener me es un asco. Pero no todo esta perdido, tengo una gemela y eso es genial, miento. Es un asco ¿Son gemelas? no, me conseguí un espejo parlante. No podrí...