Parte 14. Caminar

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Pov Lena

Limpié mis lágrimas ante el recuerdo, todo había sido mi culpa. Tantas veces pudieron adoptar a mi hermana, pero ella los rechazaba solo porque no me querían a mi.

—Lena espera — me llamo mi hermana, se acerco a mi y puso su mano sobre mi hombro —. Tranquila, no tienes la culpa de nada. Yo decidía quedarme contigo en el orfanato y así nos hubiésemos quedado hasta 50 años en ese lugar, estaría bien porque estaríamos juntas. Y eso es lo importante ¿o no?

—Pero por mi culpa estamos aquí, enfrente de la casa de una vieja que no nos quiere, sin comida y tampoco sabemos donde dormir —intentaba calmar mi respiración, estaba muy agitada y me dolía la cabeza —. No sé qué hacer, mejor dicho no sé qué haremos.

—Deja la lloradera —me ordenó —santos cielos, ¿así de llorona me veía yo de niña? Con razón  te reías de mi.

—No... Tú te veías peor —aunque se veía mejor que yo, ella tendría seis años y yo ando de llorona con 16 —. Sabes, de niña te tenía envidia, todas las ancianas esas te querían porque tú si sabías como comportarte, al contrario yo me portaba mal.

Al principio me miro de una forma extraña pero luego sonrió — ¿Tú me tenias envidia a mi? — mi hermana empezó a reír, pero no una risa discreta. No que va, reía se una forma desesperada juro que si en ese momento ella hubiera tenido un vaso de agua lo escupe o sacaría toda el agua por la nariz de tanta risa —. Yo de niñas te tenía envidia a ti, tú te podías portar mal y ya nadie te diría nada, estaban tan acostumbradas a que hicieras miles de desastres, hubo un tiempo que no les importaba lo que hicieras, pero yo era completamente diferente para ellas. Si llegara a hacer algo malo estarían decepcionadas de mi, ¿sabes la carga que tenia? Toda mi vida comportando me, si llegase a cometer aunque sea el mas mínimo error estarían decepcionadas de mi y tal vez nunca recuperaría su confianza.

Cuando escuché esas palabras sentí que me quitaron un peso de encima, vaya mi hermana me tenía envidia a mi. Bueno, ya no me tenia envidia, eso solo era cuando eramos niñas. Pero que me haya tenido envidia es lo que cuenta.

—Creo que ya fue suficiente de lágrimas y de recordar el pasado — despeine a mi hermana con la mano, yo sabía que todo podía mejorar, siempre mejoran las cosas para nosotras —. Creó que lo mejor sería buscar donde dormir.

—Supongo que si le pides disculpas a la abuela nos daría otra oportunidad.

—¿Qué? Ni loca —yo era muy orgullosa y jamás perdería disculpas, ese era uno de mis mayores defectos.

—Vamos, Lena no tenemos a dónde ir.

— Lana, preferiría dormir en una caja antes que pedirle disculpas a alguien. Sobretodo si a la persona que le tengo que pedir disculpas no tiene la razón.

—Entonces, ¿ Dónde vamos a dormir?— preguntó junto sus pies en un movimiento torpe y casi se cae.

—No lo sé —no tenia ni idea de a dónde iríamos, pero algo que tenia claro es que no pediré disculpas. Si algo que tengo es orgullo y no lo perdería por nada de el mundo.

Desde que llegué a esta cuidad siempre pensaba en la hipótesis de que pasaría si mi abuela me corría de la casa. Me conocía perfectamente, sabia que eso podría llegar a pasa, fue una lastima que siempre creí que ya tendría el dinero suficiente como para irme lejos de esta asquerosa casa.

Podríamos dormir enfrente del colegio, así tal vez un profesor se apiada de nosotras y nos daría dinero para poder dormir en algún hotel barato.

No... Tengo que ser más realista, lo más viable seria hablar con Wendy para que nos deje dormir unos días en su casa. ¿En que diablos estoy pensando? Wendy es la madre de Lenny y Lennon, ni loca viviría con ellos.

—Lana, nunca vamos a conseguir donde vivir si seguimos aquí, sera mejor ir al centro comercial, podríamos perder el tiempo un rato ahí.

—Quizás tengas razón, deberíamos de perder el tiempo un rato, luego veremos que hacer.

Nos dirigimos al centro comercial, aunque pensándolo mejor seria mejor no ir. Tenia mucha hambre y algo que hay en los centros comerciales es comida, de nada me servía ir a un centro comercial si no tenia dinero.

Con cada paso que daba se me aceleraba el corazón, razón que no entiendo por qué. No se porque estaba tan nerviosa, era el mismo centro comercial de siempre a dónde iba a trabajar todos los días —exceptuando hoy y los domingos. Los domingos son días sagrados donde lo único que haces es dormir en todo el día preparándote psicológicamente para el lunes  — supongo que estaba nerviosa no por tener que ir al centro, si no por no tener donde dormir. Esa era mucha presión para mi.

No recordaba tampoco que el trayecto de la casa de mi abuela hasta el centro comercial fuera tan corto, apenas volví a la realidad y deje de hablar conmigo misma estaba justo enfrente del centro.

Nos encontramos enfrente del centro comercial, no sabía qué hacer en realidad. Esta vez había metido la pata, con cada paso que daba sentía una terrible desesperación, podría vaguear unos minutos en el centro comercial, pero en algún momento cerrarían y eso es lo que temía. Por un momento pensé en esconderme en la tienda y dormir ahí, pero no tendría sentido. La tienda la abrirían en las tardes y perdería clases, aunque no es mala idea. 

Estaba tan desconcentrada que no me había dado cuenta que me encontraba en una de las sillas del centro comercial enfrente de mi hermana.

  —  ¿Y ahora qué haremos? — me pregunto.

  — ¿Y si hacemos un muñeco?  — se que no es momento para bromas, pero tenia que subirle el animo a mi hermana, se lo debía. 

  — No es momento de bromear  — debería de admitir que le dio risa por lo menos, porque se estaba riendo— no tenemos nieve para hacer un muñeco, ademas deberías de dejar de ver esa película — pude notar que ella estaba un poco mas relajada, los hombros ya no los tenía tensos, pero aún estaba preocupada, se le veía en la cara. Y con razón, no teníamos a dónde ir y no sabíamos que hacer. 

 — Sabes estuve pensando y podríamos dormir en la tienda, digo solo un tiempo, mientras recuperamos el dinero— sugerí, solo tendríamos que cuidarnos de que Wendy no nos vea en su tienda. 

  — Sabes — su cara se ilumino como si fuera a decir algo bueno—. Es una pésima idea, si Wendy nos descubre moriremos. 

  — Posiblemente tengas razón, pero no tenemos otra alternativa.

  — Me duele el trasero, no sé si es la impaciencia pero ya no quiero estar sentada, seria mejor que caminemos por ahí  — me sugirió, me levante rápidamente de la silla, eso me causo un ligero mareo.

Bromas de gemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora