Capítulo 5: Dame tus Fines de Semana... Sorpresas Sorpresivas

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(POV Leysha)

Estaba completamente feliz, pero también con unas ganas inmensas de asesinar a Isabella. Edward sabe muy bien que no tolero que este ni a milímetros de ella o la terminaría matando en cualquier momento y como lo gozaría en hacerlo, pero... tampoco puedo pedirle que se desamore de su primer amor, aunque lo lograre.

Ya había pasado tres días de que Edward y yo nos enlazamos; eh tratado de mantenerme ocupada con mis trabajos para mantener la cabeza fría; seguía con mi plan de arreglar el sótano como una habitación 5 estrellas y ahora contaba con la ayuda de Alice y Rosalie, aunque a la primera hay que detenerle la carriola de la imaginación debido a que intentábamos hacer una habitación cinco estrellas, no un parque de diversiones y siempre había que recordárselo... aunque ella escogió la pintura para a habitación, muebles y algunos cuadros que mande a comprar en Milán a un viejo conocido.

Tenía mis fines de semanas libres así que pasaba esos dos días con los Cullen mientras veíamos con preocupación las noticias de Seattel.

- Estuve 1 año en Seattel pero no vi movimientos extraños, salvo el olor de... 2... creo que dos vampiros, una mujer y un hombre, el olor que había en el cuarto de Isabella – no puede evitar gruñir, por suerte Edward no estaba para regañarme o formar una mini pelea conmigo, los demás solo se rieron – era de uno de ellos

- Eso no tiene sentido ¿Qué quieren con ella? – pregunta confuso Jasper.

- Lo mismo que Edward, pero de forma más descontrolada – suspiro fastidiada viendo el hermoso piano de cola que era de Edward.

- Su sangre – completa Rose lo que deje al aire.

- Ahí llega Edward – habla Alice de repente.

- ¿Sí? Y a mi ¿Qué? – estoy molesta con él no me le voy a abalanzar encima, de por si apesta a ella.

- Leysha – me advierte.

- Entiéndeme y punto – el suspira derrotado.

- ¿Y Bella? – pregunta Esme masajeándome los hombros para relajarme; sino estaba con él estaba con el otro.

- Fue a La Push... Leysha ya te lo eh dicho un montón de veces Bella no me está engañándome – me regaña Edward cruzándose de brazos y viéndome ceñudo.

- Eres demasiado ingenuo, eres fácil de engañar – me levanto de mi puesto y me paro enfrente de él retándole a que siguiera la discusión.

- No tengo cabeza para discutir contigo – se da la vuelta y empieza a caminar directo a las escaleras.

- Mujercita – pienso hastiada observando el piano de cola.

Edward se detiene y regresa sus pasos hacía mi, quedando bien cerca y mirándome desde arriba con los brazos cruzados.

- ¿Qué has dicho? – dice entre dientes.

- Lo eh pensado no lo eh dicho – le volteo la cara observando el hermoso piano; de solo verlo me entran ganas de tocarlo y cantal algo.

- Hazlo – oigo que me dice – así tal vez me dejes en paz un rato – suspira dejando caer lo brazos

- Por ahora quizás, pero no cuentes con ello por mucho tiempo – le digo ya sentada en la silla – ¿tocas? – le pregunto destapando las teclas observando el blanco inmaculado de ellas.

Una Loba para Un VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora