capitulo 22

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El la tomó con fuerza entre sus brazos y la besó con pasión desbordada. A andrea  le gustaba sentir el vello del pecho masculino contra el suyo, y el ritmo de sus corazones parecía el mismo... hasta que un ruido en la puerta principal los devolvió violentamente a la realidad.
Samue lanzó una maldición antes de ayudarla a arreglarse el traje y estaba aún abotonándose la camisa cuando unos pasos sonaron por el corredor. Andrea  miró hacia la puerta... y se dio cuenta de que habían olvidado cerrarla.
-Antes que tú vinieras, yo solía ser un hombre muy juicioso -murmuré samuel -. ¡Dios mío, con la puerta abierta de par en par! Andrea , fue maravilloso...
-Bueno, como tú me estás ayudando a volver a caminar, pensé que lo menos que podía hacer era entretenerte un poco.
-No disimules, que esto ha tenido poco de entretenimiento -contestó él, mientras la ayudaba a ponerse de pie, pero en lugar de dejarla marcharse, la detuvo frente a él-.andrea  tenemos que hacer algo -dijo con aire solemne-. Cuando estoy contigo pierdo el control, y ahora más que nunca, no quiero... no quiero dejarte embarazada por accidente.
Ese pensamiento parecía torturarlo.
-Lo siento -respondió andrea - No volveré a hacerlo. No sé lo que me pasó, samuel . ..
-No -la interrumpió él, rozando sus labios con un dedo- No te disculpes. Conseguiste que volviera a sentirme como un hombre, como un hombre completo. .. -samuel  pareció dudar un instante-. Te deseo -susurró, como si fuera un terrible secreto.
-Lo sé -respondió ella con un suspiro. Pudo haberle dicho lo mismo, pero tenía miedo de conferirle esa clase de poder sobre ella. Cuando José entró en la habitación, samuel  la sujetaba con fuerza de los brazos.
-Señor, es el capataz. Un perro salvaje mató un ternero. Dice que es el mismo perro de otras veces; ese del señor Jessup.
-Maldita sea -murmuró samuel , y como por arte de magia se transformo de nuevo en el dueño del rancho: frío, implacable, indómito... y un extraño-. Toma mi rifle y tráeme una caja de municiones -ordenó a José-. Y dile a Grandy que me espere. Después llama a Ed Johnson y explícale lo que está pasando. Quizá tenga que enfrentarme a una denuncia.
-Sí, señor -contestó José, saliendo de la habitación.
-¿Es el perro de Ward Jessup? -preguntó andrea , mientras y saca su armario la chaqueta de cuero y se ponía el viejo Stetson que siempre llevaba para trabajar.
-Sí. Es un perro mitad pastor mitad lobo. Ya le he advertido a su dueño varias veces sobre el animal, y me ha dicho que no piensa encerrarlo, pero este es el último ternero que pierdo por su causa.
-¿Y si te denuncia?
-Que lo haga. Me gustan las buenas peleas -y mientras se abrochaba la chaqueta, añadió-: Descansa bien esta noche. Mañana tú y yo tenemos que hablar -y acercándose a ella para acariciarle el rostro, anunció-: Tal vez vuelva tarde. No me esperes despierta.
Se inclinó hacia ella y la besó en la boca con una nueva ternura. Andrea sonrió y le mordió suavemente un labio. Samuel se retiró frunciendo el ceño.
-¿Cómo sabes tanto del arte de besar
-Porque hasta que apareciste tú, eso era todo lo que hacía con los chicos. Ten cuidado, ¿eh?
-¿Acaso estás preocupada por el enemigo? -preguntó él, burlón.
-¿Con quién discutiría si te ocurriera algo?
-andrea .. . -comenzó a decir él, acariciándole los labios con gentileza-. No. No puedo hablar ahora. Buenas noches.
Dio media vuelta y sin mirar hacia atrás, tomó el rifle y las municiones. Al oír cerrarse la puerta, andrea  sintió un escalofrío. ¿Qué era lo que había estado a punto de decirle?


Cuero y sedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora