Capítulo III

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- Leia... Tenemos que hablar. –Dijo mi madre asomándose por la puerta de la habitación. Al ver que no recibía respuesta alguna de mi parte, volvió a insistir diciendo mi nombre en un tono más alto. -¡Leia!

Al escuchar mi nombre, me removí con pereza entre las sábanas de la cama hasta el punto de quedar enredada en ellas. Con flojera, levanté un poco la cabeza y miré con los ojos entrecerrados a mi progenitora que se encontraba recargada en el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras una mirada penetrante se dibujaba en sus ojos.

- ¿Qué ocurre? –Le pregunté mientras me refregaba los ojos con el dorso de mi mano derecha. La luz del sol entraba por la ventana medio abierta e iba a parar directo a mi cara, estaba cegándome. Un pequeño bostezo se escapó de mis labios.

- Buenos días. –Pronunció Jane ahora un poco más calmada. Se acercó hasta la cama y se sentó en el borde. –Leia, tenemos que hablar.

- Buenos dí... ¡¿Qué hora es?! –Como si un balde de agua fría me hubiera caído repentinamente encima, salté de la cama recordando el entrenamiento a primera hora del día que había pactado con Alex. "Diablos, seguro me he quedado dormida otra vez. Maldita sea." maldije internamente.

- Son las 7:43... -Dijo mi madre confirmando lo que temía. "Alex va a matarme".

- Alex va a matarme. –Hice audibles mis pensamientos. –Se supone que nos veríamos hace como casi dos horas y ahora estoy llegando super tarde. -Levanté del suelo el pantalón que utilizo para entrenar, parecía una pasa de lo arrugado que se encontraba. Comencé a pasar una pierna dentro de la prenda y casi pierdo el equilibrio. Para mí suerte, mi madre sostuvo mi brazo derecho previniendo que mi trasero no se encontrara en el suelo. "Cuidado hija" fue lo que la oí decir.

Jane permitió que terminara de vestirme antes de volver a mencionar palabra alguna. Estaba peinado mi enmarañado cabello cuando mencionó mi nombre por milésima vez en lo que va del día.

- Leia, tenemos que hablar. –El cepillo negro que sostenía en mi mano derecha se posaba en mi cuero cabelludo y bajaba perdiéndose en la jungla naranja que era mi cabello enredado. Yo sólo respondí con un "ajam". -Es importante. –Insistió ella pero yo seguía concentrada en la "ardua" tarea que era peinarme. Mi madre guardó silencio por unos segundos y luego soltó algo totalmente inesperado. –Es sobre tu padre.

Mi cuerpo se tensó completamente. Esas eran palabras que no esperaba que salieran de la boca de mi madre en, por lo menos, unos miles de años. Si el cepillo que actualmente sostenía en ambas manos respiraba, ahora ya no lo hacía de lo fuerte que se cernían mis manos a su alrededor. Clavé los ojos en la imagen de Jane que me devolvía el espejo. Su rostro se encontraba apenado, como si fuera una niña a la cual su madre regañó por haberse comido todas las galletas del frasco de la alacena. Reí internamente ante este pensamiento. Jane me había regañado varias veces cuando era pequeña por comer todas las galletas del frasco de la alacena. Sacudí la cabeza intentando volver a la realidad. "Es sobre tu padre". Las palabras volvieron a resonar en mi interior y se quedaron ahí haciendo eco por unos segundos. Presioné mis labios con desesperación. No sabía qué responder.

- Ahora no, Jane. –Dije tomando rápidamente mi mochila. Debía salir de esa habitación a la velocidad de la luz para evitar esa conversación. No tenía las fuerzas suficientes como para discutir con mi madre hoy, porque estoy segura que así terminaría nuestra conversación, en una discusión. –Suficiente con que estoy llegando tarde al entrenamiento y Alex va a matarme, no sin antes darme un horrible sermón acerca de la puntualidad y la responsabilidad y bla bla bla... –Mis manos acompañaban mis palabras formando raros gestos. Me dirigí -casi- corriendo hacia la puerta pero algo en mi interior hizo que me detuviera. Giré sobre mis talones y volví hasta mi madre. Coloqué un beso de despedida en su mejilla. Tanto ella como yo nos sorprendimos ante este acto. No suelo despedirme de esta manera pero la notaba tensa y quería hacerla sentir bien. –Prometo que cuando vuelva hablaremos. –Le dediqué una pequeña sonrisa y salí marchando hacia el auto.

EL OCASO DE LOS DIOSES [Loki - Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora