5. Tres castigos en una noche 2/3

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No pude contener mas las lágrimas y empecé a llorar. No llorar fuerte, pero si las lágrimas se deslizaban por mis mejillas rápidamente.

No sabia que ocurría, no sabía que había hecho. No sabia que era eso.

- Directora, ¿quien es él chico al que besé? - digo con miedo a su respuesta. Ella me mira con lástima y suspira.

- Chase Valois.

Mi corazón empezó a latir rápidamente soltando unas lágrimas mas. No podía creer que había besado a ese imbécil que apenas llevo un día conociendo.

Giro a ver a Chase que está en la esquina de la dirección y él me mira con lástima. Con sus labios forma un perdón pero yo niego con la cabeza mientras aún procesaba la información.

- ¿Como paso esto? - susurré mas para mi que para la directora.

- Preguntale a tus amigos - gire a ver a cada uno de los chicos que estaban en esa habitación.

Sentía un sentimiento extraño. Uno de tristeza con confusión y decepción.

No sabia que había pasado ayer, y eso me enfurecía. Sabia que ellos tenían la respuesta, pero él problema es que ninguno de ellos me la iban a dar.

- Necesito aire libre - susurré y salí corriendo de allí.

Necesitaba sair de aquí. Necesitaba respuestas, necesitaba saber porque todos estábamos encapuchados y con pistolas de paintball.

Aunque suene realmente estúpido preocuparse por una pelea de paintball, para mi era muy importante ya que no le hubiera tomado importancia si me hubiese acordado de lo de ayer. Pero él problema es que no recuerdo nada.

Me toque los labios intentando recordar él beso de Chase, pero fue en vano. No sabía nada.

Mi pecho se oprimió de tristeza. Sabia que lo había besado, pero no sé que siento, o que sentí cuando hice eso.

- Candice - escucho una voz detrás de mi. Era un grito, pero sonó mas como un susurró.

Chase se acerco a mi y me tomó del brazo.

- No huyas, por favor - pide suplicante.

Sus ojos reflejaban temor y tristeza, pero en realidad no entiendo porque dice eso. ¿Porque él cree que yo huiría?

- Explicame - susurré y él me miró - Explicame lo de anoche, que no lo entiendo.

Él me miro y se rasco la nuca.

- Nos besamos y ya - dice él simple. Lo miro y le dedico una mirada incrédula.

- Vaya, no me había dado cuenta.

Él coloca ambas manos al rededor de mi cara y frota su dedo pulgar en mi mejilla derecha.

- ¿Te duele? - él apreta un poco en mi mejilla derecha, y cierro los ojos por él pequeño ardor que siento en esta.

Asiento.

- Pensé que ya no lo sentirías - susurro mas para él que para mi. Lo mire confundida y él sólo hizo una mueca de lado.

- ¿Que?

- Olvidalo - alejó sus manos de mi rostro y se fue caminando de vuelta a la dirección.

Todo es muy confuso, y con esto más.

Me senté en uno de los bancos que están en la entrada principal, y mis lágrimas empezado a deslizarse por mis mejillas con cuidado. Dolía todo lo que había pasado, y me dolía mas pensar que todo lo que paso hace tiempo se vuelva a repetir. No quiero regresar a mi antigua vida.

Caminé de vuelta a la dirección la frente en alto dispuesta a conseguir respuestas.

Toco la puerta de la oficina de la directora, sintiendo un profundo nudo en mi garganta. Ella abrió la puerta, dejando a la vista a los cinco chicos que me traen la vida de cabeza, sin saber que me la traían así.

- Señorita Lerman, le estaba diciendo a sus amigos - le interrumpí.

- Compañeros profesora - ella asintió y Caleb y Chase me miraron confundidos.

- Bueno, le decía a sus compañeros que hoy van a tener un castigo en la noche -articulo la profesora mientras se sentaba cómodamente en su silla ejecutiva.

- ¿QUE? - exclamamos los seis al unísono.

No podía creer que la directora nos diera un castigo hoy, ¡hoy!. Hoy era la fiesta de bienvenida en la casa de Davis Clementon, él chico con los papás mas ricos de este instituto. Davis siempre hace las mayores fiestas, y está de mas decir, que más de uno queda con una resaca horrible.

La directora no nos puede quitar eso.

-Directora, ¡hoy es la fiesta de Davis! - grito Jake frustrado.

- Oh, Davis Clementon. He oído que sus fiestas son increíbles - los gemelos y yo asentimos - Me lo hubiesen dicho antes.

Una chispa de esperanza se prendió en mi.

- En ese caso... Van a limpiar él salón de fiesta cuando la "maravillosa fiesta" termine - dijo con ímpetu y todos quedamos boquiabiertos. No sólo nos haría limpiar la cafetería y los alrededores, también teníamos que lidiar con ebrios hormonales por ahí.

- Directora por favor no - suplique y ella negó levantándose de su silla. Se acerco a un armario y saco seis cubetas con muchas cosas adentro.

- Qué no se diga más, empiezan hoy mismo. Ahorita - nos tendió las cubetas y todos bufamos.

Primero tenia que limpiar él instituto. Segundo tenia que lidiar con ebrios vomitando por doquier. Tercero, tenia que pasar toda una noche con los cinco mosqueteros que me traen la vida de cabeza.

Tres castigos en una noche.

Apunto de caerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora