La fría brisa azoto contra mi rostro sin cuidado alguno. Él frío estaba a todo su poder, haciendo temblar a más de uno en este internado.
Seguí caminando sin rumbo alguno, mientras con mis manos frotaba mis brazos, tratando así de disipar él frío que poco a poco estaba haciéndome congelar excesivamente.
Logré divisar a unos cuantos chicos con sus maletas, -nuevos, supongo- e intenté acercarme a ellos para poder tener mejor vista de los llegados.
Corrí un poco hacía la entrada, donde estaban los chicos mirando a todas partes, admirando la prestigiosa escuela donde ahora -supongo- estudiarían.
Me acerque un poco más, y al decir verdad, no me sorprendí con él resultado. Sólo eran unas cuantas chicas bajas, morenas, al parecer familiares ya que él parecido es mucho, y varios chicos de estatura promedio con una fachada muy de nerd.
Me encogí de hombros y decidí regresar al cafetín donde me encontraba hace unos cinco minutos atrás. Cuando doy la vuelta, mi frente impacta con una barbilla, haciendo que me tambaleara a tal fuerza, que me caí para atrás.
- Vaya, lo siento - dice él responsable de mi repentina caída. Me sacudo mis jeans, ya que estaban llenos de césped, y tomé la mano del estúpido chico que me tumbo.
Me levanté del suelo, aun acomodando mi vestimenta, sin darle importancia al chico.
- Soy Caleb Valois - extendió su mano, otra vez hacia mi, pero esta vez con la intensión de presentarse.
Por primera vez, en todo él tormentoso encuentro, lo miré al rostro.
Dios santo, vi él cielo.
Él chico tenia unas facciones realmente masculinas. Unos ojos cafés claros que le hacían juego a su hermoso cabello, seguramente sedoso de color avellana, y lo que le daba él toque, eran sus labios color carmesí ligeramente gordos.
Era perfecto.
- Candice Lerman - estreché su mano con real interés. Él chico era muy lindo, pero sabía que no podía dejarme llevar por la belleza exótica de aquel chico.
- Bueno Candice, supongo que ya tienes tiempo en esta escuela, así que no se si estarías de acuerdo con darme un pequeño recorrido.
Vacile unos segundos, y luego me decidí. ¿Qué podría salir mal?
Accedí a darle él recorrido al chico nuevo. Era realmente carismático pero al decir verdad, era muy reservado. Se notaba a kilómetros que él chico tenía secretos por montones, pero no estoy capacitada para entrar en zona peligrosa.
- Y dime, Candy - empieza a hablar él, incluyendo él apodo que acepte que me pusiera - ¿Cuanto tiempo llevas estudiando aquí?
Mentalmente saqué la cuenta de todos los estúpidos años que he pasado en este internado.
- Mm, siete - dijo relativamente segura. Él me miro abriendo los ojos, aparentemente sorprendido.
- Mucho tiempo. ¿Ves a tus padres seguido? - un nudo se formo en mi estómago al recordar a mis padres. Él aparentemente noto mi desagrado y rápidamente se disculpó - Lamento si toqué un tema cuidadoso.
Negué con la cabeza.
- Está bien, sólo que no veo muy seguido a mis padres, ya que bueno hemos tenido problemas.
- ¿Padres divorciados? - preguntó él, e iba a negar, pero después de pensarlo un poco, decidí mentir antes de abrirme a un extraño.
- Algo así - forme una mueca por semejante mentira. Él asintió comprensivo - Bueno, ¿y los tuyos?
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Apunto de caer
Teen FictionPeligro. Esa es la palabra que hace juego con la vida de Candice Lerman. Con sus escasos dieciséis años de edad, ella ya a experimentado las peores situaciones de su vida. No sólo por él repentino abandonamiento de sus padres, si no por él simple h...