Frío, eso es lo que Suho siente.
Buscando calmar la sensación de hormigueo en sus dedos, introduce las manos dentro de los cálidos bolsillos de su abrigo y continúa su caminata.El sol está por marcharse, los matices rosados que pintan el cielo indican que la noche está por llegar y Suho sólo puede sentir frío.
Levanta la mirada al cielo y como si Dios estuviera riéndose de él, comienza a llover.
Las gotas heladas mojan su rostro, él estaba seguro que ese día no podía ser peor hasta que su cuerpo fue impactado por algo, en realidad ese algo era una persona y una bastante distraída.
Irritado dirigió su atención al muchacho frente a él. No dejaba de disculparse o eso supuso Suho ya que aquel hombre no estaba expresándose en el mismo idioma.
-Olvídalo... -estaba exasperado, era imposible mostrarse molesto, siempre callando lo que pensaba.
Los pequeños ojos de aquel muchacho extranjero reflejaban mucha angustia pero en cuanto escuchó a Suho decir algo en un tono tan calmado, esa angustia se desvaneció y él sonrió formando dos hermosos hoyuelos.
-Mi nombre es Yixing -dijo la única frase que sabía a la perfección.
Suho se contuvo de girar los ojos y sólo asintió.
-Mi nombre es Suho...
Él se marchó aún con la manos resguardadas en su abrigo sin echar un último vistazo a Yixing, sin notar que él no llevaba más que una camisa y ésta estaba mojada, a pesar de esto, Yixing le sonreía mientras lo veía alejarse, como a un viejo conocido, una sonrisa triste y llena de melancolía.