CAPÍTULO VEINTE

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Minseok sostenía un ramo de flores, Luhan quien seguía sin comprender la situación tomó una y saludó con alegría a la botarga de oso frente a él. Yixing lentamente se apartó del par mientras el chico se quitaba la gran cabeza de oso para dejar su identidad al descubierto.
Los ojos de Luhan no podían abrirse más, estaba sorprendido, su corazón latía tan rápido que parecía estar a punto de salirse de su pecho. Miró a su amigo de años, al compañero de aventuras, su confidente, su fiel hermano declarándole su amor.
Tenía la garganta llena de palabras que no pudo expresar, sólo asintió con la cabeza una y otra vez ―Si, por supuesto que sí ―tomó entre ambas manos el pequeño rostro de Minseok y lo besó con dulzura, con urgencia.
Jongin miraba la escena con una sonrisa en el rostro, era algo muy mono. Mientras que Sehun mantenía su ya característico rostro lleno de inexpresión.
La gente que pasaba aplaudía, sus amigos los felicitaban. Kyungsoo llegó justo a tiempo para ver el beso, de inmediato su atención se posó en el más joven, sabía que le estaban partiendo el corazón por lo que simplemente lo tomó de la mano y lo llevó lejos.
Sin notar que el único que faltaba en el grupo era Chanyeol, sin notar que quizás él lo había besado.
― ¿Quieres un churro?
―No
― ¿Una paleta?
―No
Jongin no comprendía la situación y se sentía apartado, por lo que se acercó a Kyungsoo y le susurró tres palabras.
― ¿Quieres algodón de azúcar? ―dijo Kyungsoo.
Los ojos de Sehun se iluminaron y asintió de manera infantil. Jongin tuvo éste golpe de autosatisfacción cuando Soo le dio un codazo suave y susurró un gracias.
Yixing sentía que tanta felicidad no podía caber dentro de su cuerpo, su primo finalmente estaba siendo feliz y verlo así con Minseok le parecía increíble. Aunque si era sincero les tenía un poco de envidia, quién sabe cuánto tendría que esperar para que Suho notara sus sentimientos y eso le angustiaba.
A pesar de tenerlo sonriendo y colgado de su brazo, sabía que algo faltaba ahí. Quizás seguía buscando aquel niño inocente que conoció en China, ahora era un hombre que se tragaba todos sus sentimientos y pensamientos, eso estaba mal. Yixing quería que Suho fuera libre, tal vez debería ayudarlo a encontrar esa libertad aunque al final no fuera a su lado.
Decidieron entrar a la casa de los espejos, más bien era un palacio de espejos. Arañas colgaban del techo con luces lujosas y brillantes que se reflejaban sin fin. Suho dejó de tomar su mano, dejando al chino adelantarse.
Ambos tomaron caminos distintos y Suho sintió miedo, un miedo terrible al encontrarse rodeado por múltiples reflejos de sí mismo ― ¿Quién soy en realidad? ¿Quién de todos ellos soy? ―una lágrima cayó por su mejilla y cerró los ojos.
No quería volver a casa de sus padres, no quería seguir el negocio familiar, no quería ser abogado y heredar aquel despacho, no quería una mujer hermosa a su lado dándole hijos y amor cada día de su vida. Suho quería una cosa y esa era...
Se sintió rodeado por unos fuertes brazos, era como si entrara a un espacio fuera del mundo real, lleno de paz. Los brazos de Yixing eran eso, le daban la tranquilidad que no había encontrado en toda su vida.
Abrió los ojos y vio a Yixing recargando la barbilla en su hombro, tenía los ojos cerrados y lo abrazaba con fuerza por la espalda.
― ¿A qué le temes tanto? ―preguntó en un susurro.
Suho le dedicó una sonrisa triste, ambos se miraban a través del espejo, no de forma directa pero Suho casi podía sentir que los ojos de Yixing le miraban el alma.
―Por favor ayúdame a encontrarme... ―respondió sin apartar los ojos de los de Yixing.
― ¿Has pensado ya en un nombre bonito? ―preguntó con voz ronca.
Suho tragó saliva, tenía demasiado cerca a Yixing y su tono de voz tan profundo no ayudaba a su autocontrol.
A decir verdad, Suho ya había pensado en un nombre. En realidad lo recordaba bastante bien.
Se dio la vuelta sin soltarse del agarre del chico, ahora se miraban directamente y sus corazones latían al unísono.
Sus respiraciones eran agitadas debido a la cercanía pero finalmente Suho rompió aquel silencio tan excitante.
―Lay... ¿Podrías ayudarme? ―el corazón de Yixing ahora latía tan rápido y tuvo que contener el impulso de besarlo y hacerlo suyo en ese lugar.
Se detuvo sólo a abrazarlo, hundió su nariz en su cuello y aspiró el perfume de Suho.
― ¿Junmyeon?
― ¿Si?
―Wǒ ài nǐ ―susurró sin mostrar su rostro.
Suho sonrió porque sabía el significado de esas palabras y sobre todo porque sentía lo que significaban, lo sentía desde el fondo de su corazón y en cada centímetro de su cuerpo.
Quizás el conocerlo era el primer paso para comenzar a ser libre finalmente.
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Mañana sigo actualizando, quizás sean tres capítulos <3
Por favor denle amor

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