Capítulo 11

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Un día de diciembre, en algún sitio de Madrid.
Pablo le empieza a quitarle la ropa a la chica. Saca un condón y ambos se pierden entre las sábanas. Lo está pasando bien. Ya había hecho el amor otras veces, pero joder, como folla esta chica. A pesar de que está con esa chica en la cama, a la que conoce de hace un par de días, a Pablo le llega a la mente la imagen de Ainhoa... Pero, ¿por qué? Él no es de enamorarse, no. Ha pasado un año y poco genial con ella, pero no. Ella ahora es un capítulo más. Recuerda que desde que empezaron a salir jamás hicieron el amor. Cuando hicieron un año de novios, él mismo se lo propuso, pero ella le dijo que no. Supuestamente no estaba "preparada". ¡Que tontería! Es... Bueno, era, su novio. Si confiaba en él tendría que estar preparada.
La chica con la que está en la cama está gimiendo cuando... Suena el teléfono de Pablo.
-¿Sí?-pregunta Pablo un poco sofocado.
-¿Pablo? ¿Estás bien?-pregunta Lidia que lo nota como si acabase de terminar una maratón.
-Sí, sí... Muy bien.
Sonríe y le guiña un ojo a la chica con la que está en la cama.
-Bueno, bueno... Me alegro. Tengo ganas de volver a verte.
-Sí, y yo, y yo...
Lidia oye una risa de una chica de fondo.
-Pablo, ¿qué estás haciendo?
-Nada, es que... He venido a ver a mi hermana, que hacía mucho que no la veía y... Pues eso, Lidia te tengo que colgar, me voy en seguida de casa de... Mi hermana, cuando salga te mando un WhatsApp, ¿vale?
-Mmm... Vale...
-Adiós, Lidia.
-Ad...
Lidia no puede terminar la frase porque él le cuelga primero. Lidia se queda pensativa. ¿Realmente estaba en casa de su hermana? No debería confiarse mucho, lo acaba de conocer de hace un par de días... Pero, ¿para que la querría mentir? No, no, seguro que le ha dicho la verdad.
-¿Quién era?-pregunta la chica que está en la cama desnuda.
-Una compañera del curro, que está loca por terminar un trabajo que tengo que hacer con ella. He tenido que mentirle para que me dejase en paz por unas horas.
-Pues que se espere un buen rato.
La chica empieza a besar a Pablo por sus labios y por su abdomen...
Pablo se pone a pensarlo: no hay quién le gane a mentir.
¿O quizá sí?

Un día de diciembre, en un hospital de Madrid.
Ambas hermanas están recogiendo algunas cosas que les quedaban en la habitación. Las dos están muy calladas desde la noticia que recibió ayer por la noche Miriam.
-¿Me pasas el peine?-le dice Cora a su hermana pequeña.
Su hermana se lo lanza de manera que se cae al suelo y se parte el mango del peine.
-Joder, Miriam, piensa un poco antes de tirarlo.
-Piensa tú en como me siento desde anoche.
Cora sabía que iba a volver a salir el tema, era obvio.
-Miriam, sabes que te lo iba a decir. Pero entiende que no era el mejor momento.
-Me lo tendrías que haber dicho desde el primer momento que lo supiste. Igual que lo sabían mamá y papá. Tengo el mismo derecho a saberlo.
-Ya lo sé, Miriam. Pero me asusté, y no quería hacerte daño.
Miriam mira fijamente a su hermana. Tiene una cara triste, y ve que realmente Cora se siente mal por no habérselo dicho.
-Bueno, vale...
La hermana mayor baja la cabeza y sigue recogiendo con mala gana. Miriam lo nota y se acerca a abrazar a su hermana Cora.
A Cora se le escapa una lágrima.
-Te echaré mucho de menos, Cora.
-Yo a ti más, pequeñaja.

Un día de diciembre, en un Starbucks de Gran Vía.
-Es mejor el Real Madrid.
-¿Estás de coña? ¡Visça Barça!
-Que vergüenza... Porque me caes bien y eres guapa, que sino...-Marcos se pone una mano en la frente y niega con la cabeza.
Ainhoa suelta una carcajada y le saca la lengua, y Marcos ríe con ella. Ainhoa tiene algo que le hace sonreír enseguida a Marcos.
-Lo único que me gusta, que tenga que ver con el Barcelona, es la ciudad. Me encantaría vivir allí, es preciosa.
Ainhoa se le va la cabeza en seguida a lo que le dijo su jefe de que tendría un trabajo mejor allí, en el que le pagarían mucho más, y estaría en un sitio más importante. Tiene claro que se va a ir allí a finales de enero a vivir, pero por miedo, de momento no se lo quiere decir.
-Sí, la verdad es que sí.
-Lo tiene todo esa ciudad, siempre he querido vivir allí. Tiene la gran concentración de una ciudad, pero su zona tranquila costera, y sus pequeños sitios para perderse.
-Tampoco es para tanto.
Ainhoa da un sorbo a su frapuccino. Mientras, Marcos está con la mirada perdida imaginándose su vida en Barcelona.
-Cuando tenga novia, y me pueda casar con ella, me gustaría hacerlo allí, y tener mi vida allí.
Ainhoa se pone a pensarlo... Si estuviese enamorado de ella, ¿se iría a vivir con ella allí?
Después de un rato charlando, ambos salen del Starbucks, y pasean a lo largo de Gran Vía. Hasta que...
-¿Mamá?
-¡Ay, Marcos, hijo mío!
Marcos le da dos besos a su madre.
-¿Pero, qué haces aquí?
-Me apetecía salir a dar un paseo, ¿acaso no puedo?
-Hombre, claro que sí, ¡faltaría más!
La madre de Marcos mira de arriba a abajo a Ainhoa.
-¿No me vas a presentar a tu amiga?
-Claro, perdona. Mamá esta es Ainhoa, una amiga mía.
-Un placer conocerla, señora.
Ainhoa le da dos besos a la madre y le sonríe.
-¿Amiga? ¿Seguro?
-Sí, mamá, seguro.
Marcos se pone un poco rojo. Y Ainhoa se ríe disimuladamente.
-Un placer, querida, soy María Pilar, pero llámame Pili.
Eso sorprende a Marcos, que sabe que a su madre no le gusta que desconocidos la llamen Pili, sino por su nombre completo.
-Bueno mamá, nos tenemos que ir.
-¿Ya? Déjame conocerla un poco, ¿o qué? Me parece una chica muy interesante.
-Ya tendrás otro rato.
-¿Cuándo?
-Cuando quieras, pero ahora no.
-¿Cuando quiera? Se me ha ocurrido una muy buena idea.
Marcos traga saliva, cada vez que su madre dice que tiene una buena idea, luego nunca la tiene.
-A ver lo que dices, mamá.
-Pobrecita, deja a tu madre que hable, estoy segura que será una buena idea, diga lo que diga.
Ainhoa sonríe, aunque no sabe si se arrepentirá de lo que ha dicho.
-Hazme caso que sí, querida, hazme caso que sí.
Marcos y Ainhoa miran atentamente a la viejecita, a punto de decir su gran idea, que más que una idea, es una propuesta.


Mi DespedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora