Capítulo 12

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Un día de diciembre, en Gran Vía.
-¿Y bien?-pregunta Marcos intrigado.
-Querida, ¿qué te parecería pasar la Noche Vieja con nosotros?
Ainhoa abre los ojos como platos. ¿Ha oído bien? Marcos también abre los ojos como platos, sorprendido.
-Pero mamá, igual ella...
-Calla, y deja que responda la chiquilla.
Ainhoa piensa rápido: sus padres todos los años traen a casa a amigos suyos, y nunca se lo pasa especialemente bien. Además, ya es mayorcita y puede decidir con quién pasar estas fechas.
-Bueno, claro, ¿por qué no?
Marcos queda aún más sorprendida con la respuesta de ésta.
-¿En serio?-pregunta Marcos para asegurarse de que no ha oído mal.
-Sí, a mi familia no le importará.
-¡Pues no se hable más! Hoy por la tarde iré a comprar toda la comida para mañana.-comenta la madre de él emocionada.
Ainhoa y Marcos se miran un poco serios, pero luego, ambos sonríen.
-Hijo, ¿por qué no le dices a tu amiga Miriam que venga?
-No sé si podrá, mamá. Pero de todos modos, luego le mando un mensaje.
-De acuerdo, cuando terminemos de cenar, tu padre y yo nos iremos a casa de tus tíos, así os podréis quedar los jóvenes ahí dando mal.
-Vale mamá, pues allí nos vemos mañana.
-No lleguéis tarde, venir sobre las nueve más o menos.
-Que sí, mamá.
-Ay hijo, y a ver si tienes más espíritu navideño, que te veo muy soso todos los años en estas fechas.
-Ya sabes que no me gusta la Navidad.
-¡Tonterías! ¿A quién no le gusta la Navidad? Yo siempre digo...
-Mamá, nos tenemos que ir.
-¡Uy! Claro, claro, ya entiendo-la viejecita coge del brazo a Ainhoa y le guiña un ojo.
Ainhoa suelta una carcajada, y Marcos niega con la cabeza avergonzado.
-Adiós mamá, nos vemos mañana.
-Adiós, Pili, muchas gracias por la invitación, allí estaré mañana.
Ainhoa le da dos besos a la madre de Marcos, y ambas sonríen.
-De nada Ainhoa, un placer. ¡Adiós, hijo!
-¡Hasta mañana!-dicen casi al unísono. Ambos ríen.
Y así, cada uno sigue con su camino. Marcos aún está analizando todo lo que acaba de suceder. Su madre estaba más contenta de lo normal, más abierta...
-Tu madre es muy maja. No sé por qué parecía que te ponía nervioso con cualquier cosa que decía.
-No sé, la verdad. La notaba raramente contenta.
Ambos siguen andando y vuelven a pasar por otro Zara. En el escaparate, esta vez está el vestido que antes había visto Ainhoa y tanto le había encantado. Es un vestido dorado de lentejuelas, de media manga, y abierto por detrás en forma de triángulo.
-¡Me encanta! Pero a ver cuando me pongo yo eso.
Ainhoa se queda mirándolo embobada.
-Pues mañana, mismamente.
Ainhoa se pone a pensarlo. Tiene razón.
-¿Te importa que entremos?-dice Ainhoa con las manos juntas palma con palma.
-Anda, vamos.-responde Marcos con una sornisa.
Ainhoa le coge del brazo y los dos entran en seguida a la tienda. Ainhoa mira por todos los lados, y al fin visualiza el vestido. Ainhoa no suelta a Marcos y lo dirige con ella hacia allí. Hay unos cinco vestidos de diferente tallas.
-Espero que haya mi talla.
Ainhoa busca mientras Marcos se siente un poco incómodo ya que está en la parte de ropa de mujer, y hay varias chicas que no le dejan de mirar.
-¡Aquí está!
Ainhoa tira del vestido, pero no sale. Tira un poco más fuerte y por fin se suelta. Del otro lado aparece la cabeza de una chica enfadada. Marcos y ella dan un bote del susto.
-¡Ey! ¿De qué vas? ¡Lo iba a coger yo!
-¡Quién primero lo coge, se lo queda!-y Ainhoa le saca la lengua a la chica.
-¡Serás zorra!
Ainhoa ve como la chica se dirige a dar toda la vuelta al perchero para arrebatarle el vestido.
-¡Corre!-le dice Ainhoa a Marcos.
Ainhoa y Marcos atraviesan la tienda hasta llegar a los provadores, no hay cola, así que ambos entran en el probador del final.
-Shh, no hables, no es la primera vez que me pasa esto-dice Ainhoa entre risas.
-Pero... ¡Esa tía está loca! ¡Que puto susto me ha dado!
-¡SHHHH!
Dice Ainhoa intentando aguantarse la risa y tapándole la boca con la mano a Marcos. Están muy cerca el uno del otro ya que el probador es un poco pequeño. Esperan un par de minutos, y comprueban que todo está tranquilo.
-Vale, ya está. Me voy a probar el vestido, tenía que ser mío-dice Ainhoa sonriente.
-Vale, seguro que te está perfecto.
Están muy cerca, tanto que escuchan la respiración del otro.
-Bueno, mejor que salga.
-Sí, de acuerdo.
Marcos sale y se apoya en la pared de enfrente del probador de Ainhoa. Tiene que reconocer que le habría gustado besarla. Era su oportunidad. ¿Qué le pasa? Ya ha perdido hoy dos oportunidades de besarla. En fin, lo mejor será que no lo piense o se empezará a tirar de los pelos.
Marcos mira la cortina negra del probador, a la derecha hay un pequeño espacio que deja ver un poco el interior del probador. Marcos sabe que no está bien eso pero... Mira. Y la ve, está quitándose los pantalones, y ve que lleva tanga. Marcos nota un calor en él en seguida. Basta, no debería hacer eso. Se queda mirándo un rato al suelo y poco despuées...
-¿Y, bien?
Marcos la mira de arriba a abajo, está guapísima, y con esas curvas, le queda bien cualquier cosa.
-Preciosa.
Ainhoa se muerde el labio y Marcos le coge de la mano y le da una vuelta para verla entera.
-Me encanta como te queda, en serio, estás guapísima.
-Entonces, ¿me lo cojo?
-Ya tardas-Marcos sonríe y le guiña un ojo.
Ainhoa sonríe y se vuelve a meter al probador.
Marcos también sonríe. Se pone a pensarlo y es que... Parecen una pareja. ¡Hasta su madre lo ha pensado!
Entonces, se acuerda de Miriam y de lo que le ha dicho su madre. Así que le manda un mensaje.

En ese momento, en una casa de Madrid centro.
A Miriam le llega un WhatsApp. Es de su mejor amigo Marcos. Le da un vuelco al corazón cuando lo lee.

«¡Miriam! Una cosa, mañana mi madre os ha invitado a Ainhoa, y a ti por Año Nuevo. Será cenar con mis padres, Ainhoa, mi hermano y unos amigos, yo, y tú, por supuesto si quieres. Después mis padres se irán, y haremos una minifiesta. Me haría mucha ilusión que vinieras. ¡Espero que te animes!»

Miriam lo tiene claro: tiene que ir como sea.

Mi DespedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora