Capítulo 2

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Un día de diciembre en un Starbucks.
El corazón le va a mil por hora. ¿Por qué se ha puesto tan nervioso? Sólo es una chica que ha conocido hace poco más de una hora. Marcos se empieza a morder las uñas, y siente que tiene mucho calor.
Poco después del encuentro de las chicas, Miriam invita a su amiga a que se siente en su mesa. Ainhoa hace caso a su amiga y la sigue; conforme se acerca a la mesa, la chica reconoce ese pelo en seguida. Es Marcos. No tarda en ponerse nerviosa, e intenta que no se le note, así que actúa con normalidad.
Una vez que llegan a la mesa, Miriam se sienta y hace un gesto a su amiga para que se siente a su lado, y empieza a presentarlos.
–Bueno, Marcos, esta es mi amiga Ainhoa. Ainhoa, este es mi mejor amigo, Marcos.
Ambos se quedan unos instantes callados con una sonrisa tímida, hasta que es Marcos quién toma la iniciativa.
–Creo que ya nos conocíamos, ¿puede ser?—dice él con un tono irónico y una sonrisa pícara. Miriam no entiende nada.
–Sí, creo que sí.—y le devuelve la sonrisa.
–¿Cómo? ¿Ya os conocíais? ¿Y eso?—dice Miriam un poco confusa.
Ainhoa empieza a explicarle a su amiga lo que había ocurrido hace un par de horas, y de vez en cuando se le escapa una carcajada a Marcos recórdando aquel momento.
Miriam escucha con atención todos los detalles. No le termina de gustar que haya tanto feeling entre ellos dos.
–Ah, pues bien, bien...—Marcos no tarda en notar que su mejor amiga está rara. No le va a preguntar ahora, lo hará luego.
A fin de evitar momentos incómodos, es Marcos quién ahora pregunta.
–Y bueno, ¿vosotras dos de qué os conocéis?
–Ainhoa y yo íbamos juntas a la universidad. Hicímos la misma carrera: periodismo. Yo sólo acabé el primer año de carrera, ya sabéis, por la...—a Miriam se le empapan los ojos en seguida. Ainhoa y Marcos no saben como reaccionar. Pero Miriam coge aire y sigue con la conversación— Así que yo lo dejé y terminé viviendo con mis padres, y Ainhoa consiguió ser presentadora de un pequeño canal de televisión.—esto último llama la atención de Marcos, ya que el trabaja en el mundillo del periodismo.

Miriam sigue con los ojos un poco llorosos, y su mejor amigo no soporta verla así. Sabe lo mal que lo pasó. Estuvo a su lado en esos dos años que tuvo anorexia. Hace dos años, tuvo que pasar un año ingresada y en tratamiento,hasta que Miriam se recuperó. Pero empezó a salir con un chico llamado Raúl, que no la valoraba, y siempre le decía comentarios como: «cariño, has engordado bastante, ¿no crees?», «nena, pero si antes estabas mucho mejor que ahora». Y sin darse cuenta, Miriam volvió a recaer. Rompió con ese chico y... Vuelta a empezar. Marcos iba todos los días a visitarla al hospital, y siempre que él iba, era el único momento del día en el que la veían sonreír. Volvió a pasar otro año en el hospital hasta que por fin se recuperó del todo. Para Miriam fueron unos años muy duros y fue muy importante que él estuviese a su lado.

–Miriam, pero ahora estás perfectamente recuperada, no vuelvas a pensar en eso—le dice Marcos a su mejor amiga mientras le acaricia la mano. Cosa que hace que Miriam se ponga colorada. Ainhoa en seguida se da cuenta y se sorprende de la reacción de su amiga.
–Sí, tienes razón...
–¡Claro que la tengo!—Marcos mira su reloj y ve que ya son casi las tres. Debería irse ya si quiere terminar el artículo.—Bueno chicas, me tengo que ir ya, tengo que terminar una cosa del trabajo.
–Vale, nosotras nos quedamos aquí un rato más, ¿no, Ainhoa?
–Sí, claro, como quieras, así te cuento lo de Pablo.

Marcos está cogiendo el abrigo y está a punto de irse cuando le llega una cosa a la mente.

–¡Ah! Espera, Ainhoa. ¿Me das tu número? Así podemos vernos sin necesidad de chocarnos por los túneles—esto hace que a Ainhoa se le escape una carcajada nerviosa, y Marcos sonría tímidamente.

–Claro, apunta.

Después de apuntar su número, intercambian unas últimas sonrisas. Marcos se despide de ambas y sale por la puerta. Ainhoa no entiende por qué se comporta tan cariñosamente con este chico que tan sólo conoce de hace unas horas. Algo tiene que le atrae. Deja de pensar en ello y comienza a conatarle lo sucedido a su amiga.

–Justo después de conocer a Marcos, iba por la salida de uno de los túneles de Sol tranquilamente  hablando por teléfono con una amiga, hasta que he visto un chico moreno con una mochila de Vans clavada a la que yo le regalé a Pablo por su cumpleaños. Así que decidí acercarme un poco pensando que sería él y que estaría sólo. Pero cuando estaba a poco mas de un metro, he visto que era él, sí... ¡Pero estaba enrrollándose con una tía que no tenía ni puta idea de quién era!

–Que cabrón... ¿Y qué hiciste? Le dijiste algo, ¿no?

–¡Hombre que si le dije algo! Le empecé a gritar que era un capullo, que no entendía por qué me había hecho esto, que no lo iba a perdonar jamás...

–¿Y él que te dijo?

–Empezó a decirme que había sido un error, que se arrepentía mucho, que porfavor le perdonáse... Pero lo ignoré totalmente. Y tras sacarle el dedo corazón me fuí. A mi nadie me miente.

Miriam admira la capacidadad de su amiga para afrontar los problemas y andarse sin rodeos. Pero en seguida ve que en realidad no le ha sido tan fácil y ve como su amiga se derrumba y empieza a llorar. Miriam la consuela y le da una servilleta para que se limpie el rimmel que se le ha corrido.

–Joder... Bueno Ainhoa, no te rayes más por eso, si ha ocurrido, es porque no te merecía, no hay más.

Ainhoa piensa que su amiga tiene razón, ahora le toca ser fuerte. El mundo no se acaba porque un tío le ponga los cuernos.

–Lo sé... Pero es que llevábamos un año y tres meses... Y todo era...

En ese momento su frase es interrumpida por la canción "Worth it" de Fifth Harmony. Es el tono de llamada de Ainhoa. La chica se apresura a cogerlo. Es su exnovio, así que le cuelga.

–Era él, ¿verdad?

Ainhoa hace un gesto de afirmación con la cabeza. Pero su exnovio Pablo no se da por vencido, y le llama hasta siete veces más. Hay unos minutos en los que el chico se da por vencido, pero vuelve a sonar después. Ainhoa, a punto de perder los papeles coge el móvil y lo descuelga.

–¡¡¿Qué coño quieres?!!

–Ainhoa, soy tu jefe. ¿Qué coño te pasa?

Ainhoa nota como se le calientan las mejillas en seguida.

–Perdóneme, es que yo...

–Me da igual. Te llamo para decirte una cosa muy importante.

Ainhoa escucha muy atentamente. Poco después abre los ojos como platos y responde a su jefe con respuestas cortas. Termina la conversación con un "tendré que pensarlo, adiós jefe".

–Tía, ¿quién era? Se te veía muy sorprendida.

–Era mi jefe—Ainhoa traga saliva—. Dice que me quieren de presentadora en un canal de televisión muy importante en Barcelona.



Mi DespedidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora