¿mi atención?

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Sacudí mi cabeza. —Lo amo, mamá. Lo he hecho por años y estaba demasiado asustada para admitirlo. Pero estoy casi más asustada de estar sola y amargada, sin al menos tener este tiempo con él.

El silencio se posó sobre el cuarto, pensé que escuché a Kris susurrar un reverente "Gracias Dios". Pero no estaba segura.

—Vendrás —gritó mi madre con furia, sus puños apretados a su lado, sus ojos brillan...do salvajemente. —Tú no te quedarás con estos monstruos.

—Quizás es a donde pertenezco —.quise gritar ante el dolor que destelló en los ojos de mi madre. —Amo a Kris, mamá, y no me avergüenzo de eso, o de lo que he hecho. Disfruté de ello.

Mi madre abrió su boca para decir más.

—No hables—interrumpió mi padre. —Mantén tu boca cerrada y déjala sola.

—Tú no me controlas —soltó mi madre con los dientes apretados, su cuerpo temblando. —No lo hiciste mientras estuvimos casados y no lo harás ahora.

—Probablemente ese sea su problema —susurró Kris en mi odio. Sus ojos se ensancharon un momento antes de que yo pusiera mi codo en su duro estómago. Él sólo rió en silencio.

—Lo haré si tú no mantienes esa lengua viperina quieta —gruñó mi padre. —Y confía en mí, Selene, será mejor que seas cuidadosa. Tú podrías encontrar los monstruos que tanto odias en muchas más partes de las que conoces.

—No soy parte de esto —suspiró finalmente Tomas mientras se retiraba de la Sala. —

Los ojos de mi madre lo siguieron, estrechos, furiosos.

—Mamá, quizás deberías marcharte también —. Yo tomé un duro y profundo aliento. —Hablaremos de esto más tarde, cuando ambas estemos más tranquilas.

Mi madre me volvió la espalda hacia mi. Me mata perfectamente cuidada de pelo castaño rojizo enmarcaba una cara sorprendentemente juvenil. A los cuarenta y dos, mi madre lucía casi una década más joven. Pero ella era más amargada y vengativa que cualquier mujer dos veces más vieja, con una vida mucho más difícil.


—Ven conmigo ahora, _______________[tn], o no te permitiré regresar a mi casa —. Los labios de mi madre se apretaron cuando me miró fijamente , el hielo cubriendo su voz. —Tú no serás más mi hija.

Yo temblé, nunca había visto a mi madre tan enfadada.

—Lo siento, mamá —. Sacudí mi cabeza. —No puedo.

Mi madre se irguió. Echó a su antiguo marido una oscura mirada y entonces se volvió y se alejó de la casa. Me estremeci cuando la puerta de la calle se cerró de golpe detrás mio.
...
—se calmará, ______________[tn]—dijo mi padre con cuidado. —Tú sabes cómo se pone tu madre.


— no me perdonará, papá —mi voz baja y espesa por las lágrimas. —Nunca. No más de lo que ella alguna vez te perdonó.

— ___________[tn] —la voz de Kris era suave, apacible mientras sus brazos se envolvían alrededor mio, apoyándola.

Qué sensación tan perfecta, pensé, ser sostenida tan apretada, tan cálidamente contra él.
¿Pero cuánto tiempo duraría esto? ¿Cuánto tiempo podría esto durar? Yo lo amaba, ¿pero cómo podía él amarme?, yo tenía mis propios deseos; mis necesidades poco naturales, ¿harían que perdiera el amor de la única persona que realmente alguna vez había deseado?

La pregunta me persiguió durante el resto de aquella noche. Kris no vino a mi cama. Por primera vez en seis noches, no estuvo a mi lado, tentándome, excitándome con su cuerpo y su lujuria. Permanecí en medio de la gran cama, observando silenciosamente el abovedado techo, sintiendo cómo la soledad de la habitación me sofocaba. Que Dios me ayudara, ¿Si no podía pasar una sola noche sin él, como podría hacerlo durante el resto de mi vida?

¿Qué había hecho? Mi deseo de experimentar con él lo mismo que sus otras mujeres ¿Había provocado mi caída? ¿sus celos y su lujuria habían arruinado la única posibilidad que tuvo de hacer que lo amara? Tragué intentando aliviar el nudo de miedo que se me formó en la garganta. Siendo realista, sabía que las posibilidades de capturar su corazón eran minúsculas. Simplemente no había esperado que terminara así en tan poco tiempo.
Al comprender que no podría dormir,me levanté, poniéndome la túnica de seda color bronce colocada a los pies de la cama y anudándola fuertemente. Metí mis pies en unas suaves zapatillas que hacían juego y abandoné la habitación. Prefería sentarme en la cocina ahogando las penas en el helado de menta y chocolate que mi padre siempre tenía a mano.

Cuando entré en el pasillo, observé la brillante luz que se derramaba desde la cocina. Me paré sorprendida en la puerta. Vestida con una gruesa bata, con su rubio pelo atractivamente desordenado y su sorprendentemente preciosa cara sin maquillaje, estaba sentada Eunji, comiendo de un tazón, helado de menta condimentado con chocolate, y la tentadora caja delante de ella.

— ¿Las grandes mentes piensan lo mismo? —Eunji me dirigió una sonrisa al alzar la vista, agitando la cuchara que tenía en la mano, me señaló el armario. —Cógete un tazón.

Me acerque al armario e hice justamente eso, sentándome después al otro lado de la ovalada mesa y tomando una gran porción.

—Nada relaja los nervios como la Menta con Chocolate —suspiró Eunji. —Y adivino que hoy las definitivamente altas.

—Lo siento —me disculpe, sinceramente arrepentida de haberle podido causar algún dolor a mi madrastra. —No esperaba que apareciera mi madre.

Eunji se detuvo, con la cuchara suspendida por encima del tazón dirigiéndome una ceñuda mirada.

— ___________[tn] , no estoy molesta por mí —dijo sinceramente. —Estoy molesta por Kris y por ti. Sus elecciones privadas no deberían ser aireadas de esa manera. Kris estaba furioso, desde luego, ella le hizo daño. Pero yo estaba enfadada por lo que te afectaba a ti.

— ¿Por qué? — fruncí el ceño. —Nunca hemos tenido una relación muy íntima. Apenas nos llevamos bien.

Una sonrisa conocedora se dibujó en los pálidos labios de Eunji.

— ______________[tn], luchas con alguien cuando te sientes amenazada, y cuando te preocupas por alguien sin tener una red de seguridad que te proteja, un seguro que indique que eres igualmente querida. Lo sé. Solía hacer lo mismo, hasta que encontré a tu padre.

Dejé caer los hombros. La observación de Eunji estaba demasiado cerca de la verdad.

—Así es como supe que estabas enamorada de Kris —. Eunji dejó caer su siguiente obús. —Al principio fueron tiros encubiertos, pero cuando te provocó, coqueteó y te presionó, te colocaste totalmente a su lado en la lucha. Entonces fue cuando supe que tu corazón estaba involucrado.

Casi me ahogue con la cucharada de helado que intentaba tragar. ¿Cómo podía Eunji, sobretodo, la tonta de Eunji, que después de todo no era tan tonta, conocerme mejor de lo que me conocía yo misma?

— ¿Lo he perdido? —. no pude ocultar mi anhelo y el miedo que reflejó mi voz cuando mire a la otra mujer.

— ¿Perder a Kris? — Eunji se rió con sorprendente diversión. — ___________[tn], Kris ha estado luchando por tu atención durante más de dos años. No sé lo que pasará en el futuro. Pero sinceramente, dudo que tengas que preocuparte de nada por ahora.

—No ha venido —. Me encogi, bajando la mirada a mi tazón. —A lo mejor le he disgustado. ¿Tal vez, estaría avergonzado de mi madre cuando entró?

Cuando Eunji no contestó, arriesgue una rápida mirada.

La mujer me miraba con comprensión, afectuosamente.
...
— Kris no se parece a los demás hombres —dijo cuando la miré preocupada. —Hasta donde es diferente, es algo que tienes que descubrir. Pero le he conocido toda la vida, y sé que no le gusta jugar. No intentó ponerte una trampa, ___________[tn], o hacerte daño. Tienes que tener plena confianza en esto.

—Estoy asustada —admiti , volviendo los ojos hacia el helado que se derretía. —No se como manejar lo que siento y lo que quiero.

— ¿A quien no le pasa? —. La sonrisa de Eunji era de auto burla —es lo que conlleva conocer al hombre que puede darnos lo que necesitamos, el que lo sabe, porque es lo que él necesita. Lo sé, _________[tn], porque es lo que tu padre y yo tenemos. Una relación que satisface nuestras necesidades.

—Mi madre nunca le amó —. Yo lo sabía, lo sabía desde hacía mucho tiempo.

—Tu madre se tiene que querer primero a ella misma —. Dijo Eunji encogiéndose de hombros. —Ahora termínate el helado. Estoy segura de que Kris vendrá antes de la fiesta de mañana y entonces te demostrará cuanto te ha echado de menos. Sé que no quiso marcharse y odió hacerlo antes de poder hablar contigo, pero en este caso, me aseguró que era necesario.

¿Qué, me pregunté, podría haber sido tan importante que tuvo que irse antes de verme?


* * * * *


esperé y esperé . Hasta el final del día siguiente, mientras me arreglaba para la fiesta, y en mitad del alborotador y bullicioso evento, yo esperé, y mantuve la esperanza de que viniera aquella noche. Me rindió a las nueve. Dejé a un lado mi copa de champaña, guarde mis esperanzas y me dirigió regiamente a través del ruidoso salón de baile, hacia los estrechos escalones que conducían a mi habitación en la torre. Empacaría y me marcharía por la mañana. No estaba segura de a dónde iría, pero de lo que sí estaba segura era de que no podía arriesgarse a quedarme allí, o pedir que me perdonara por algo que no sabía si podría cambiar.

La dominación sexual durante el acto me había emocionado. El absoluto, abundante y caliente placer en la voz de Kris, únicamente me había estimulado más. No sabía si sería algo que querría repetir, pero aquella experiencia la recordaría siempre.

Mantuve la cabeza baja al entrar en la habitación, yendo directamente hacía la maleta guardada en el vestidor de mi cuarto. La puse sobre el portaequipajes, la abri y entré de nuevo en el vestidor para recoger las pocas cosas que había llevado conmigo
.
Mientras doblaba la ropa, las lágrimas comenzaron a caer. Eran calientes, quemándome en el dolor, y sacudieron mi cuerpo cuando intenté consolarme diciéndose que al menos lo había intentado. Durante un tiempo en mi vida, un tiempo muy breve, había sido libre.
me limpié las lagrimas, con el aliento entrecortado al girarme hacia el precioso aparador y recoger las prendas de allí, después me dirigi a la cama y recogí mi traje. El último artículo que Kris me había dado. Entonces vi el joyero, una cajita negra y aterciopelada.

Me detuvo, sujetando el traje de seda contra mi pecho.

Era un anillo. El diamante brillaba con reflejos azules y naranjas, resaltando el grueso oro del sencillo aro. Todo mi cuerpo tembló. Levanté la cabeza, dirigiendo la mirada a las sombras de la puerta abierta del cuarto de baño.

—Avergüénzate, ______________[tn] —me regañó Kris suavemente, adentrándose lentamente en la habitación. —Por pensar que no volvería. Tendré que castigarte por eso.

Su pecho estaba desnudo; sus pantalones descansaban bajos en sus caderas y se ajustaban perfectamente sobre el bulto bajo el material.



La Tentación •megaHOT• TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora