Prólogo

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―¡Oh por Dios! ¿Podrías ser más molestoso? ―gritó una Paige de diecisiete años a Spencer, su peor enemigo.

Él sonrió burlonamente.

­―Síp.

―¿NO PUEDES MUDARTE A LA ANTÁRTIDA Y NUNCA REGRESAR? ―preguntó frustrada.

―Nope ―dijo, aún con su sonrisa burlona.

―BIEN. ENTONCES, ME VOY ―se fue enojada, cabreada por culpa de cierto chico.

Se dirigió hacia su casillero para sacar su carpeta para la siguiente clase, pero cuando logró abrirlo, algo cayó: una nota. Una nota que solo tenía unas cuantas palabras:

Encontrémonos en el café.


Encontrémonos en el CaféDonde viven las historias. Descúbrelo ahora