Tres

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Miró la nota en su mano.

―Oh, por supuesto que no ―se dijo en voz alta.

―¿Qué es eso, cariño? ―preguntó su mamá detrás de ella.

―Eh... Nada, mamá. Solo algunos adolescentes jugándonos una broma ―respondió Paige escondiendo la nota con dificultad.

Desafortunadamente, su madre la vio.

―¿Qué es eso? ―dijo su madre al quitarle la nota de sus manos.

―No es nada, mamá ―dijo rápidamente Paige, tratando de quitarle la nota.

Al final, Paige se rindió y dejó que su madre leyera la nota.

―¿Esto es...? ―comenzó a decir su madre, mirando a su hija.

―Sí, lo es ―suspiró Paige.

―Anda.

Paige miró a su madre, impactada.

―¿Qué?

―Dije que vayas. Te estoy forzando a ir. Pero primero, cámbiate de ropa. Te ves terrible ―respondió su madre mirando con disgusto el pantalón de chándal y la sudadera de Paige.

―Pero yo no...

―¡Solo anda!

―Agh. ¡A veces te odio, mamá! ―se quejó Paige antes de ir arriba a cambiarse.

Se vistió con un lindo vestido rosado y una correa alrededor de su cintura. Luego se cepilló el cabello y se miró al espejo.

―¿Por qué intento verme bien para este idiota? ―se preguntó para después dirigirse al mismo café al que fue la última vez.

Mientras entraba al café, buscó a Spencer por todo el lugar. Al final lo encontró sentado a una pequeña mesa al lado de la ventana tomando un café. En verdad se veía adorable.

―¿Hola? ―dijo Paige torpemente cuando llegó a la mesa.

Él se volteó y sus ojos se ensancharon.

―Te ves... hermosa como siempre.

―¿Por qué de repente eres tan amable conmigo? ¡Solíamos ser enemigos! ¡Malditos enemigos! ¡Y aún lo somos! ―alzó sus manos con frustración―. Me rindo. Si esto es un juego o alguien te retó a hacer esto, entonces hazlo. No me importa. Pero no conmigo ―dicho esto, se fue.

Pero fue una mala idea porque apenas salió, Spencer cogió su muñeca, la empujó contra él y la besó.

Y tampoco era el primer beso que tenía con él.


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