Encontrémonos en el Café

Ocho

―Y desafortunadamente para mí, estás invitado al funeral. Probablemente tus papás dirán esto hoy.

―No lo entiendo, ¿por qué no supe que ella había muerto? ―Spencer comenzaba a molestarse.

―Bueno, ahora lo sabes. Debo irme, te veo en la escuela ―dijo Paige mientras guardaba sus cosas y se iba.

Spencer se quedó ahí, en shock. Y de alguna forma, a penas ella se fue, él recibió una mensaje de sus padres.

«¿Recuerdas a Afrodita? Nos han invitado a su funeral. Lo sentimos, cariño.»

Genial.

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Spencer caminaba hacia su casa, o eso hacía, hasta que un carro se acercó. El conductor bajó la luna. Para su sorpresa, era Paige.

Suspiró antes de hablarle.

―Sube.

Subió antes de que ella cambiara de parecer.

―¿Por qué haces esto?

―Porque estoy siendo amable.

―Pero, ¿por qué?

―Solo cállate, Spence. Quiero decir, Spencer ―dijo rápidamente.

―¿Me llamaste Spence? ¿Otra vez? ―le preguntó.

―¿No es cierto? ―chilló.

―¿Acabas de dudar? ―preguntó sorprendido.

―No ―dijo Paige, mientras desviaba su mirada, se ruborizó.

―Ok, entonces, creo que te veré mañana en el funeral ―dijo Spencer en voz baja, pensando en su vieja amiga.

―Te veo después, Spencer.

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Al día siguiente, Spencer se vistió completamente de negro. Se estaba preparando para el funeral. Su cabello estaba desarreglado, pero no podía hacer nada con él. Era desarreglado de naturaleza. Gimió frustrado al tratar de arreglar su cabello, pero lo arruinó, otra vez. Sus padres también se estaban arreglando, pero él no les pediría ayuda. Ellos solo lo empeorarían. Conocía solo a una persona que podía arreglar su cabello perfectamente: Paige.

Pero no había forma en la que él le pidiera a Paige que arregle su cabello. Así que solo lo dejó como estaba.

Después de que sus padres terminaron de alistarse para el funeral, fueron al templo. Tan pronto como Spencer divisó a Paige, fue a sentarse con ella pero sintió una punzada en su corazón al verla con otro chico. Ella reía y sonreía por lo que decidió no interrumpir a la "feliz pareja" y se sentó en otro lugar, una fila detrás de ellos. Justo detrás de Paige.

La ceremonia comenzó y todos dirigieron sus bendiciones y oraciones a la chica en el ataúd. Muchos lloraban, incluidos Spencer y Paige. Ella abrazaba al chico sentado a su lado mientras lloraba en su pecho.

―La extraño, Hunt. Mucho ―dijo, su voz ahogada.

―Todo estará mejor, lo prometo. ¿Sí? ―el chico, Hunter, respondió besando su cabello suavemente.

Spencer alejó la mirada, no podía seguir observándolos. Esperó a que el funeral acabara y fue el primero en salir. Le envió oraciones y bendiciones silenciosas a su vieja amiga y salió corriendo. No miró atrás.

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