Tres días antes cuenta regresiva:

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La vídeo llamada ya estaba cerrada desde hacía unos diez minutos, pero Evelyn aún seguía congelada frente a su computadora en silencio.

Tres años atrás lo había conocido, habían tenido un amor de verano, había sido una historia digna de una novela; la física y la química estuvieron de su lado, lo que habían sentido era fuerte, pero la geografía dijo lo contrario. Una vez terminado ese curso de verano en Inglaterra, ambos tuvieron que volver a sus países; él a Turquía, ella a México. Los mejores seis meses de su vida.

Ese adiós en el aeropuerto dolió tanto, pero las promesas de amor eran tan fuertes y se sentían tan reales que logró sobrevivir.

Por un año tuvieron una relación muy especial, al principio se llamaban unas tres veces a la semana; sin embargo, la diferencia de horario y el poco tiempo que disponían debido a sus nuevos empleos los obligó a hacerlo una vez a la semana.

El tiempo pasó, las palabras de amor, los nombres cariñosos duraron alrededor de año y medio. Poco después el "te amo" se volvió un simple "te quiero". Las llamadas se redujeron, los mensajes ya no eran respondidos tan pronto.

Después de dos años y medio sin verse los sentimientos ya no era tan fuertes. Y así como las cosas que guardas el refrigerador para conservarlas lo más posible, este amor se enfrió.

El problema es que nadie le dijo a Evelyn que esto estaba pasando. En el fondo lo sabía, pero se negaba a renunciar a algo que había sido tan especial, tan importante. Ella había creído cada frase, y cada frase que incluía "por siempre", la dijo en serio.

Hoy, después de no haber estado en contacto con ella por tres meses, le dijo que necesitaba hablar con ella. Lo deseo con todo el corazón, sin saber que estaba a punto de torturarse.

Dijo que había conocido a alguien y que deseaba una oportunidad de ver cómo funcionaban las cosas. No quería herirla, pero debía ser honesto. Tres años habían sido suficiente tiempo para descubrir que no se verían pronto, o tal vez nunca. Por tres años no deseaba más que estar con ella hasta que una nueva persona le hizo sentir cosas; no las mismas que había sentido por Evelyn, pero si nuevas emociones que deseaba explorar.

Fue una adiós muy estándar. Se agradecieron el tiempo y dedicación mutua, se desearon lo mejor, y como frase final, dijeron que si el destino volvía a juntarlos es porque debían estar juntos.

Sorprendentemente Evelyn fue quien cerró la conversación. Sonrió todo el tiempo y entendió que él estaba haciendo las cosas de la forma correcta, estaba siendo honesto y había intentado hasta el final que funcionara.

Al menos eso hizo mientras la cámara enviaba su imagen al otro lado del mundo. Su gato de 3 años se sentó en su regazó conociendo el roto corazón de su compañera. La sensación de irrealidad y tiempo detenido se acabó. Por unas horas no pudo dejar de llorar mientras acariciaba al sanador gato, el único que había aguantado ese tiempo con ella.




TRES DÍAS... y me olvidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora