Día dos... por la tarde

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¿Alguna vez se había molestado tanto en elegir la ropa que usar para salir con alguien? No en realidad, con él todo era natural, no se había preocupado de cómo lucía, y eso le gustaba, poder ser ella misma sin sentir miedo a ser juzgada.

Él había sido siempre dulce; la apariencia, lo físico no había sido lo que los mantuvo unidos todos estos años, sino esa conexión emocional, donde parecía que se conocían de toda la vida, la que ahora parecía imposible de volver a sentir. La distancia era lo único que había hecho que todo fallara.

Ahora debía decidir como quería mostrase ante a Álvaro. ¿Casual, formal, sexy? Tenía que apegarse a su plan; ser ella misma era lo ideal, sin embargo, esa imagen no tenía la velocidad que ella necesitaba en estos momentos.

Se maquilló más de lo normal, se puso jeans ajustados y una blusa que jamás había estrenado, un regalo de su hermana que precisamente era demasiado "provocativa" para su gusto, pero su hermana ya había tenido un centenar de novios, tal vez para estos casos si sabía lo que hacía. Lo zapatos de tacón completaron a un desconocida en el espejo. Al final tomo un suéter ligero, no iba a salir vestida del todo así.

Espero un rato al toque del timbre, nerviosa y ansiosa, con ganas de retroceder y no hacer nada, pero lo necesitaba. Al fin sonó.

Álvaro apareció pulcro y muy casual, ella percibió la expresión de asombro que tenia al verla; sí era una buena o mala no quiso saberlo, se comportó como si siempre se vistiera así, aunque en el fondo no podía ignorar que se trataba de una farsa.

Lo llevó a una plaza donde estaba una sala de cine, varios lugares donde comer, muchas tiendas, y un pequeño parque interior que resultaba muy lindo en pareja. Se había imaginado esa visita internacional ansiada tantas veces y a los lugares a donde lo llevaría, ya no sucedería jamás.

Decidieron comer primero, ambos lo necesitaban. Lo dejó elegir el lugar, pizza de nuevo; se rió de sus chistes, un tanto exagerada, pero se supone que eso debía hacer, ¿no?

También él eligió la película, el último blockbuster de la temporada. Dentro de la sala, varias veces ella se le quedo viendo fijamente, trataba de ser disimulada pero simplemente era imposible con su mente trabajando en cada detalle de su rostro.

Jugaron un rato hockey de mesa en un sitio de video juegos; pensó en dejarlo ganar, pero quería divertirse también y dio su mejor lucha, aunque de todas formas perdió.

Durante la caminata, él fue quien hablo más, Evelyn hizo muchas preguntas, unas un tanto impertinentes para alguien a quien había conocido esa misma semana, pero se acababa el tiempo. En otras circunstancias todo se lo habría llevado con más calma; primero serian amigos y después lo que se diera, pero esta no era la situación ideal. Hablaron de sus mascotas, de sus trabajos, del clima, de muchas cosas en general. Ella respondía animadamente, pero trató de darle la mayor importancia y engrandecer las anécdotas de él.

En general hizo todo lo necesario para lograr su cometido. Todo lo que creía que una chica debe hacer en una cita así. Pero Álvaro no lo notó. Se divirtieron, pero nada extraordinario pasó.

Los pies estaban matándola, casi nunca usaba tacones y ese día no había planeado caminar tanto. Inesperadamente, su falta de práctica cobró su tributo y se torció el tobillo cayendo al suelo.

Pocas veces se había sentido así de torpe, y no por caerse, sino por como actuaba; esa ropa, esos zapatos, la forma de hablar... simplemente no era ella.

-¿Estás bien?- dijo Álvaro levantándola por la cintura.

Ese contacto fue bastante agradable. Tenerlo tan cerca y poder percibir mejor su esencia le dejo saber que sus ojos eran hermosos. Bajó la mirada apenada y para evitar romper en llanto.



TRES DÍAS... y me olvidaré de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora