Una Vez... ¿Ceniciento? [AUTO EDITANDO]

2.- "El inicio"

-Apresurate padre, quiero jugar yo también... - dijo el mayor de los hermanos.

-No, Yo quiero mi turno primero!!- debatió Gabriel 

-¡Silencio! Ambos tendrán su turno- sonrió malicioso el padre para continuar atacando el cuello del menor que intentaba escapar de sus manos.

El rubio se retorcia bajo las manos de su padrastro. 

-S-ueltame!- forcejeaba sin ningún éxito

-Me estás desesperando!- se acercó Zedd y abofeteo el pequeño y blanco rostro del menor haciendo que se marcará su mano en este.

El chico inmediatamente calló y dejó de luchar.
El padre pudo continuar con su tarea sin interrupciones.

Alexander no decía nada... Iba a ser violado, por sus hermanastros y su padrastro, estaba asustado.

Entonces... ¿Por qué no se movía?
¿Por qué no intentaba huir? ¿Temía
otro golpe? ¿O era que quería ver el
desenlace?

Eso era... En su reflexión lo supo...
Supo que era el morbo que no dejaba moverse... El también deseaba al mayor.
El muchacho gimió cuando sintió su virilidad ser acariciada por el tacto experto del hombre.
Zedd miraba la escena con una sonrisa maliciosa en los labios. Estaba emocionado, las reacciones del chico le dio a entender una cosa: el rubio era un virgen pervertido que ya había  "jugado" con sigo mismo.
El oji-marron masturbaba con habilidad al pequeño cuerpo que sostenía en sus brazos escuchando con atención cada delicioso gemido.

-Ah... Por favor...- suplicó nuevamente el chico antes de correrse en la mano del mayor.

-Aún no termino... - Respondió el padre ante la mirada insistente de su hijo, el anterior chasqueó la lengua con molestia.

Isaac sin previo aviso entró en el oji-azul, de una estocada logró llegar al fondo. El pequeño ahogó un grito, le dolía. El lo había hecho, claro. Sólo que con preparación previa, un poco de lubricante... y un artefacto de hule Era tan distinto hacerlo con uno real. Su padrastro lo colocó contra la mesa, el chico se aferraba a los bordes de esta

-Ah, haaa~- dejó las quejas y estas se convirtieron en gemidos, recordó todas esas veces que se había tocado pensando en él o en Ike... -Más...- inconscientemente esa palabra salió de sus labios -más... más p-rofundo... Nnn...

-Mira lo que tenemos... Una pequeña puta- sonrió Gabriel 

-Y es toda nuestra

Alexander jadeaba ante las fuertes embestidas del mayor, respondía alzando las caderas para que llegará más a profundidad.
Trás seguir con el delicioso proceso, Isaac, se corrió dentro de su pequeño y nuevo juguete que intentaba incorporarse sobre la mesa, cansado y jadeante por el nuevo orgasmo al que había llegado.

-Qué lindo... Juguete nuevo...