5. "Juguemos"

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El rubio demostró una mueca de confusión.
¿Ceniciento? ¿Se refería a ese estúpido cuento para niños?
Analizó cada parte de la historia original y su versión de la historia. Era casi similar solamente que Cenicienta no era abusada por su hermanastras... Ni la hacían vestir cosas como "esa".

Fue a su habitación a recostarse, cambio el uniforme por su comida pijama y por ultimo, programó el despertador exactamente a las 5:30 am, suspiró.

Su vida estaba a punto de ponerse pesada.

Sonó el despertador, el cual fue apagado inmediatamente por Alexander. No había podido pegar el ojo en toda la noche.

Se levanto con total apatia y cansancio. Se coloco con pesar el provocativo uniforme.

Se dirigió silenciosamente a la cocina, había una nota en el refrigerador:

"Desayuno"

Leyó cuidadosamente cada punto y se dispuso a preparar cada cosa que ponía la lista.

Prosiguió a ir a las habitaciones por las ropas del padre y los hijos, las cuales ya estaban en orden sobre una silla al lado de la cama.

Al llegar a la habitación de Zedd vio un total desastre. Una mueca de disgusto se formó en su rostro. Tomó la ropa del mayor y se dispuso a salir de ahí. Sin embargo su mano fue atrapada por la del castaño, el cual haló al menor haciendo que este cayera sobre la cama.

-¿Q-qué haces?- el rubio comenzó a forcejear, mientras era manoseado por Zedd -Aún tengo deberes que hacer- recibió un salvaje beso y al final un fuerte mordisco en su labio inferior. El menor solto un gemido de dolor. Sintió las manos del mayor recorrer su adolorido trasero y darle un apretón.

El pequeño comenzaba a gemir cada vez más fuerte ante las expertas manos del castaño.

-P-porfavor...- el mayor lo soltó y lo miró, sus ojos estaban llenos de excitación, de su labio inferior brotaba un pequeño hilillo de sangre.

-Apresurate con los deberes- Dijo despectivo y volvió a dormir.

El rubio lo maldijo por lo bajo, pues lo había dejado con un pequeño problema en su parte baja; moverse seria un poco incomodo.

Termino los deberes de la mañana. Los tres bajaron a tomar el desayuno.

Zedd tenia en su rostro dibujada una sonrisa arrogante, pues sabia lo que le había pasado a Alexander esa mañana. Al recordarlo el menor agachó la cabeza para disimular su vergüenza.

-Quiero que "tu" lleves mi ropa cuando termine de ducharme- le dijo el castaño a su pequeño sirviente una vez que termino su desayuno. El rubio asintió.

Recogió los platos y procedió a lavarlos.

-Parece que tendrás un poco de diversión con mi hermanito- sonrío burlonamente Gabriel, el conocía perfectamente los planes de su querido hermano. El chico se sonrojó al escuchar al menor de los dos hablando así. Pero tenia razón, ¿para que más le querría ese trio de hombres?

Terminó su tarea y subió a la desordenada habitación, tocó la puerta del baño.

-Pasa- se escuchó una ronca voz desde el otro lado.

-Traje tu ropa.

-Gracias- respondió con indiferencia.

El rubio miraba disimuladamente el cuerpo del mayor mientras este se secaba con una toalla. Nunca había tenido la oportunidad de mirarlo bien. Su tersa piel tenia un par de cicatrices en el abdomen.

-¿Te gusta lo que ves?-

¿Se dio cuenta? Agacho la mirada.

-No quieras hacerte el tonto, te vi.- Se acercó a el. El rubio solo retrocedía, sentía que de los tres, el era el más peligroso. -Juguemos un poco, ¿sí? Te daré un premio si ganas.

-¿A qué?- alzó la ceja desconfiado. El mayor salió del baño y, en un par de minutos ya estaba de regreso.

-¿Tienes escuela hoy?- Asintió -Bien, veamos que tanto aguantas con esto dentro- le mostró una pequeña cápsula y un control. -¿Qué te parece?

-¿Qué gano yo en todo esto?

-¿Te soy sincero? Nada- sonrío, Alex negó con la cabeza -Bueno, ¿qué quieres ganar? No me digas que liberación de tus deberes porque eso es inconcebible. - Puso mala cara siguiendo cada uno de los movimientos del menor, quien, resignado,  suspiro.

Realmente no anhelaba nada, igualmente tendría que hacer lo que el le dijera.

-Lo haré, no necesito, nada

-Bien- el mayor sonrío con satisfacción. El rubio asintió y se dispuso a seguir las ordenes del mayor.

Miró el pequeño artefacto que le fue entregado con curiosidad.

-Yo puedo ayudarte si así lo deseas.- Una sonrisa maliciosa se formo en los labios del mayor -Pero no me hago responsable de lo que suceda después.

El menor negó con la cabeza, el no era del todo inexperto en ese tema.

-Yo puedo hacerlo solo.

-Bien... - continuó -Las reglas del juego son sencillas; Cuando el vibrador esté en tu interior aumentaras la potencia de las vibraciones, hasta que ya no puedas más. Estés donde estés me llamarás y ahí mismo arreglaremos el problema.

-Está bien...

Cuando estuvo solo en casa y termino todo lo que tenía que hacer. Tomó el vibrador y lo untó con un poco de aceite para bebé. Lo introdujo cuidadosamente en su ano.

-nnh...- gimió ante la sensación que lo invadía. El sentir la viscosidad y una pizca de dolor se estremeció.

-Alexander- canturreo una voz desde fuera de la casa -es hora de ir a la escuela...!!



Una Vez... ¿Ceniciento? [AUTO EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora