Capitulo 5

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Molly despertó en un sofá desconocido. Se incorporó y se arrepintió al instante.

-Au...-Se llevo las manos a la cabeza y sintió un pequeño chichón en la parte de atrás- ¿Pero que demonios es esto?

Miró a su alrededor para ver que efectivamente, no conocía el lugar. Aunque estaba distribuido exactamente como su piso, la decoración era distinta, y el televisor más grande. Salió de debajo de aquella enorme manta desconocida, sólo para marearse al sentarse en el borde del sofá. "¿Que me a pasado? ¿Donde estoy?". Y entonces todo volvió a su mente de golpe, la llave en la cerradura, el ruido, el gran toro derribandola y luego, el desmayo.

- Hay que joderse- Molly suspiro por enésima vez aquel día. Y se levantó, no llevaba zapatos y no los veía por ninguna parte, en cambio sí vio su mochila y la bolsa de la compra en un sillón cerca del sofá.

Molly caminó despacio por la estancia, ya que le dolía todo, y escaneo la sala en busca de sus zapatos perdidos. " Tengo que salir cagando leches de aquí." Localizó sus converse azul marino al lado de las ventanas, en la otra punta del salón. Se agachó para cogerlos, y cuando se levantó miró por la ventana. " Oh, dios mío." Estaba en su edificio, reconocía lo que veía por la ventana, ya que era lo mismo que veía ella por la ventana de su casa. Bueno, desde otra prespectiva claro, pero era lo que veía. Antes de poder ponerse las zapatillas y salir de allí antes de que la asesinaran o algo peor se escuchó el ruido de la cisterna del baño y a continuación una puerta abriéndose y unos pasos dirigiéndose al salón. Antes de poder reaccionar o buscar una vía de escape apareció por el pasillo el chico más guapo que había visto en toda su vida. No sería mucho mayor que ella, diecisiete supuso Molly. Era alto, de hombros anchos, con músculos pero no algo excesivo. Era un poco pálido tenía el pelo negro y los ojos azules. Unos impresionantes ojos azules, eran como del color de los zafiros.

Molly se quedó sin respiración un segundo antes de recuperarse... y tirarle una de sus zapatillas a aquel desconocido  El se agachó y al levantarse puso cara de enfado.

-¿Pero que haces? ¿Estas loca o que?- Su voz era preciosa, hecho que hizo enfadar aún más a Molly.

-¡Se llama instinto de supervivencia imbécil! ¡ Y aquí el unico loco eres tú! Derribando y secuestrando gente.

Aquel extraño chico puso cara de divertido y cogió la zapatilla que Molly le había lanzado.

"¿Pero quién se cree que es? ¿Se está riendo de mi?"

-Para empezar... yo no te he secuestrado, sí que es verdad que te he derribado, y lo lamento. Pero no te he secuestrado, te desmayaste y tuve que hacer lo que creí la mejor opción- sonrió y a Molly se le escapó entre los dedos la poca cordura que le quedaba.

Al otro lado de la paredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora