Seis

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—¿Dónde está? —Preguntó Blair, deteniéndose en el cubículo de Kellan.

—¿Quién?

Blair frunció el ceño y emitió un resoplido.

—¡Belle! ¿Quién más? Me dijiste que estaba en el vestíbulo y que necesitaba verme.

—¿Eso fue lo que dije? —Kellan rió nerviosamente.

—Claro que lo hiciste.

—Creo que me confundí.

La frente de Blair se arrugó aún más mirando a Kellan. El chico parecía nervioso. Y si algo estaba pasando, necesitaba saberlo de inmediato.

—¿Qué diablos pasa, Kellan? —Bramó y Kellan prácticamente dio un salto en la silla.

—Yo no quería hacerlo, pero ella me dijo que si te hacía salir te ayudaría. Tú nunca abandonas una reunión a menos que se trate de Belle, así que mentí. —Kellan se encogió en su silla, juntando las manos en forma de súplica. —Yo solo quería ayudarte, la señorita Gutiérrez dijo que te ayudaría.

—¿Ayudarme?

Blair miró a Kellan confundido, mientras digería la información. La señorita Gutiérrez le pidió a Kellan que mintiera para poder ayudarlo, pero ¿cómo? La mandíbula de Blair cayó y sus cejas se alzaron al comprender lo que Kellan le había dicho.

¡Esa mujer!

¡¿Cómo se atrevía?!

—¿Dónde está la señorita Gutiérrez, Kellan? —Blair se dio la vuelta buscándola, pero no había rastro de ella. —¿A dónde fue?

—Está en la sala de conferencias. —Gimoteó Kellan mientras Blair rodeaba su escritorio.

—¿Cómo que en la sala de conferencias? ¿Qué diablos planea hacer esa mujer?

Kellan se echó para atrás en su asiento, como queriendo poner la mayor distancia posible entre él y Blair.

—Dijo que le entregaría el nuevo diseño del hotel al señor Hollyfield.

—¿Entregarle el diseño? ¿Cuál diseño?

—El que le pediste para la revisión.

—¡¿Qué?! Debes estar bromeando. ¿Acaso se volvió loca? —Blair vociferó, dándose la vuelta para salir del cubículo hacia la sala de conferencias. ¿Qué diablos estaba pasando? ¿Acaso pensaba que aquello era un juego? ¿Qué una simple estudiante de arquitectura podía crear un diseño del agrado de un hombre como Thomas Hollyfield?

Blair se detuvo fuera de la sala. Las persianas estaban cerradas, impidiéndole ver lo que sucedía dentro, y cuando trató de abrir la puerta se dio cuenta de que estaba cerrada con llave.

—Esa pequeña... —Murmuró mientras se regresaba al vestíbulo. —¡Llámala por teléfono ahora mismo! —Le gritó a Kellan, entrando de nuevo a su cubículo.

Kellan tomó el teléfono y rápidamente marcó el número de la sala. Blair escuchó por altavoz mientras este repicaba. Hizo un esfuerzo enorme por contenerse, estaba a punto de perder el control. Pudo darse cuenta que Charlotte disfrutaba sacándolo de sus casillas y poniendo a prueba su paciencia, pero esta vez se había pasado de la raya. Había ido demasiado lejos. Thomas Hollyfield era un cliente sumamente importante y aquel era un asunto serio. Y si por culpa de su inmadurez la reputación de Diseños Huxley resultaba dañada, se la haría pagar muy caro.

*****

Luego de quince minutos, Charlotte los tenía a todos comiendo de su mano. Parecían cuatro niños dentro de una tienda de dulces, emocionados mientras analizaban el diseño que les había presentado. Charlie lloró de alegría por dentro. No podía creer que estuviese frente al propio Thomas Hollyfield en persona, y menos aún, que considerara su diseño para su nuevo complejo hotelero. Por supuesto, no tenía idea que era suyo, pues le había dado todo el crédito a Blair Huxley, pero no por eso su emoción era menor.

La Aprendiz (Serie Collide 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora