Capítulo 19

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—¡Terminé...! —Murmuré aliviada. Me recargé en el respaldo de la silla y elevé mis brazos para estirarlos. Acababa de estudiar historia.

Miré el reloj de pared, eran las 18:03, y en una hora había quedado para hacer el trabajo que nos mencionaron hoy... Entonces me acordé, aún no había contactado con Marie para darle la localización de la casa de Mark, tomé mi teléfono y le envié por mensaje la dirección.

—Aún tengo tiempo. —Pensé... Me fui hacia el baño y me duché. Salí a la vez que me secaba el pelo con una toalla, me senté en la cama y, mientras sostenía mi bolsa, iba metiendo el móvil y algunos cuadernos de anotaciones, junto a algunos bolígrafos. Acaricié a Alma por última vez y salí de mi habitación.

Iba a rozar mi mano con el picaporte de la puerta principal, pero mi madre interrumpió el acto.

—Cielo, ¿adónde vas?

Mi madre estaba asomada desde el marco de la puerta de la cocina, secaba sus manos levemente con el filo del terminal de su delantar a cuadros, y a su vez, me miraba seria.

—Voy a hacer un trabajo con un amigo.

—¿Y no me ibas a decir nada? ¿Qué amigo?

—El chico que trajimos una vez en coche... ¡Pero también voy con otra compañera!

Mi madre asintió junto a un suspiró.

—Está bien, pero... Hija, ahora anochece muy temprano... Y pensabas coger el autobús, ¿no es así?

—Sí, bueno... Mamá... Sé cuidarme.

—No Ania, cielo. No me quedó tranquila y lo sabes. Le diré a tu padre que te lleve.

—De acuerdo... Tú ganas. —Rodé mis ojos en blanco... — ¿Pero para venir también vendrá a recogerme, entonces?

—Quisiera que sí, pero tenemos que hacer un trabajo, y no podremos... Vente en taxi, es más seguro. Ahora te doy el dinero, esperame.

—¡No hace falta...! Cogeré un autobús, es lo normal... ¡Te excedes demasiado!

Mi madre no estaba muy convencida, pero al insisitirle cedió. La única condición era la de siempre, «Mándame un mensaje en cuando llegues.» Aún cuando no estaba en casa, por viaje, se lo tenia que mandar si salía, o si volvía... No se quedaba tranquila. Se podía decir que tenía un buen control en mi.

—¿Has cogido las llaves? —Mi risa nerviosa me delató, y mi madre negó con la cabeza, rendida. —Ve a por ellas... Venga. Iré a llamar a tu padre.

A paso acelerado fui de nuevo hacia mi habitación, medité por un segundo la posición de las llaves, y las divisé encima de un libro, en el escritorio.
Estaba por cogerlas, pero el libro de debajo llamó mi atención... Llevaba tiempo que no seguía leyéndolo, exactamente desde que empecé  a conocer a Mark, y desde que todo empezó a torcerse... Lo sostuve entre mis manos, y con las yemas de los dedos de mi mano derecha acaricié fugazmente la portada. Algo en mi me incitó a llevarmelo, así que sin muy bien saber el porque, lo cogí y lo metí en la bolsa. Mi libro favorito sin duda.

Llegué al pasillo, y me acomodé la asa de la bolsa al hombro para luego mirar a mi padre que estaba sacando las llaves del coche.

—¿Nos vamos, Ania?

Me despedí de mi Madre y nos fuimos hacia el coche, aparcado frente a mi casa.

Me abroché el cinturón en el asiento de copiloto, y mientras mi padre arrancaba el automóvil, resoplaba nervioso.

—Y... ¿V-Vas a estar sola con un chico...?

—Claro que no, va también una chica... Pero dime, ¿qué problema habría si fuese el caso?—Dije desafiante.

"Ania"    [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora