Capítulo 20

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Permanecí incómoda, el silencio que reinaba en la sala, para mi gusto era bastante abrumador. Tenía una taza vacía frente a mi, que anteriormente Mark me había ofrecido.

Un reloj algo antiguo, situado encima de la chimenea marcaba las siete y media pasadas.

—Mark...— El nombrado dejó el libro que estaba leyendo, y me miró.—¿Crees que le haya pasado algo?

—No seas negativa, seguro tan sólo se quedó más tiempo allí... Practicando, ¿danza era?

—Sí... Pero bueno, no me quedo tranquila, me hubiese avisado, ¿no crees?

El rubio suspiró mientras se levantaba.

—Llámala, tal vez este de camino.

—Tienes razón...

—Puedes salirte al pasillo, si quieres.

Asentí con la cabeza, cogí mi móvil de encima de la mesa y salí por la puerta.

Estaba marcando el número, pero Mark detuvo mi acción cuando un poco de su cabeza asomó por la puerta.

—Ania, empezaré a hacer la introducción del trabajo, ¿tienes folios?

—Ah... Sí, busca en mi bolso, creo que tengo algunos.

Oí un último casi inaudible "gracias".
Y luego desapareció nuevamente.

—Bien...—Me dije a mi misma. Me coloqué el teléfono en la oreja, pero lo único que escuchaba era el característico sonido de 'marcando al número', y cuando creí que había sido descolgado, resultó ser el contestador automático.

El número al que ha llamado en estos momentos se encuentra apagado o fuera de cobertura , para reintentar la llamada pulse...-

Tras varios intentos sin éxito, en los que la única voz que escuchaba era la del contestador, decidí dejarlo.

—No hay manera... No contesta-...—Al abrir la puerta, el rubio estaba en mi sitio, con el libro que había traído en sus manos.—¡Oye! No tenías que rebuscar en él.

—No encontraba los folios, y vi el libro.—Se encogió de hombros.—Este libro es mi favorito.

— Mio también. —Me acerqué quitándole importancia a la conversación.—Mira, aquí están.

Dejó el libro de lado y cogió los folios.

—Podríamos hacer el trabajo sobre este libro, ¿qué dices?

Medité por un momento, no era mala la idea, al fin de cuentas a ambos nos gustaba.

—Pero Marie también debería elegir...

-Si no viene, no se le puede hacer nada.

—Bueno... Es verdad. Podemos empezar nosotros, y mañana le damos su parte del trabajo y terminamos.

Nos pusimos deacuerdo y empezamos a elaborar nuestro trabajo. Sobre las nueve y media pasadas pudimos terminar. La verdad tenía un peso menos encima, este había sido el último trabajo que nos habían mandado, los demás ya los había entregado.

Recogí mis pertenencias y me levanté del asiento.

—¿Puedo ir a despedirme de Leo?

—Claro, espera.

Salimos hacia el pasillo, allí Mark llamó a Leo, y en unos segundos bajó con una mochila sostenida por sus hombros.

—Ania quiere despedirse...—Aclaró al principio, pero luego le resto importancia a esto, para preguntarle otra cosa.— ¿Qué haces con esa mochila? ¿Dónde crees que vas?

"Ania"    [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora