Bad Moon Rising ✖️ Avengers

prologo

"There was nowhere else to go
And you said you always had my back
Oh but how were we to know?"

- Bad Blood > Bastille

Había sido demasiado fácil. Pocos guardias custodiando el interior, y aun menos el perímetro de la bodega. Se suponía que era una misión de rescate, pero ¿A quien? No había nadie más en aquel desolado lugar en el medio del bosque.

Los cinco jóvenes, pero entrenados, agentes de SHIELD recorrieron todo con la vista una ultima vez antes de bajar las armas.

- Quizás... ¿Nos dieron mal las coordenadas? - Inquirió Luke Ambrosio, mirando el aparato en sus manos.
- ¿SHIELD, confundirse de esa manera? - Bufó Amelia Strong - No lo creo.
- Natasha, ¿Porque no vas a revisar el perímetro nuevamente? - Cuestionó Natalia Romanoff a su hermana mayor por 1 año.

Natasha observó a su hermana pequeña por unos segundos, antes de asentir y caminar por la puerta.

La joven Romanoff miró a sus otros tres compañeros de equipo. Luke permanecía mirando el dispositivo, intentando comunicarse con el director Fury o alguien del Cuartel General, aunque parecía no tener éxito. Amelia acomodaba su cinturón, en el cual transportaba toda clase de objetos útiles para las misiones. Josh Gullan mantenía sus brazos cruzados sobre su cabeza, parecía relajado, pero ella sabía que el joven se encontraba tan atento como siempre.

Ellos eran sus mejores amigos.

Natalia repasó por su cabeza el plan, paso por paso, mientras paseaba sus ojos por el abandonado lugar en donde se encontraban. Sabía lo que tenía que hacer, lo había estado meditando desde hacía ya tres noches, y después de haber llegado a tal conclusión, Natalia no tenía tiempo de dudar. 

Lentamente, y con su mano derecha, la joven agente tomó su pistola, mientras que con la izquierda agarraba sus cuchillos.
El sonido del seguro del arma fue lo primero que de oyó, y luego el disparo.

Luke Ambrosio calló al piso, muerto, una bala incrustada justo en su corazón. Josh y Amelia no tuvieron tiempo ni de registrar lo que sucedía, ellos también yacían muertos en cuestión de segundos, la traición tan rápida que ni siquiera tuvieron tiempo de contraatacar.

La rubia caminó hacia el cuerpo de Josh, retirando el cuchillo clavado entre sus ojos, para luego deslizar la punta por su cuello. Después hizo lo mismo co Amelia y Josh.

•

Natasha Romanoff llegó a la bodega abandonada corriendo habiendo escuchado disparos. Temiendo por la seguridad de su hermana y sus mejores amigos, la pelirroja abrió apresuradamente las puertas, para luego soltar una exclamación de sorpresa ante la escena que presenciaban sus ojos.

Sus mejores amigos, las personas que había llegado a considerar familia, Josh, Luke y Amelia estaban degollados, sus cabezas casi separadas de sus cuerpos. Y su hermana pequeña, la que había ayudado a criar, con la que había entrenado, completado misiones, parada sobre sus cadaveres, cuchillo en mano.

- ¡¿Que has hecho?! - Exclamó Natasha, tomando la pistola de su cinturón y apuntando a su propia hermana. Natalia no contestó, su rostro estaba duro como una piedra, ninguna emoción se escapaba, ni siquiera por sus ojos. Parecía una estatua, y la pelirroja Romanoff no pudo evitar desear que todo fuese una pesadilla. - ¡¿Porqué?! - Volvió a exclamar cuando se izo evidente que su 'hermanita' no iba a contestar.

La rubia, en vez de hablar, dejó caer su cuchillo ensangrentado al suelo, y después comenzó a caminar lentamente hacia su hermana.
Natasha le quitó el seguro a la pistola, intentando demostrar que de ser necesario, dispararía, pero hasta ella misma sabía que no podía dispararle a su propia hermana.

Natalia llegó hasta donde se encontraba tiesa la pelirroja, y mirándola perdidamente a los ojos, le arrebató el arma de las manos. Para luego tirarla unos metros hacia el contado. La menor de las Romanoff miró a su hermana con ojos azules muertos, fríos y despiadados.

Después siguió caminando, dejando a Natasha tiesa como estaba y sin dirigirle ni una mirada más. Pero antes de irse, su cabeza se volvió levemente, y una sola palabra se escapó de sus labios fríamente.

- Débil.

•••

¡SIN EDIRAR!