❝Amo la traición, pero odio al traidor❞
- Julio Cesar.
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No muchos lo saben, pero Natasha Romanoff solía tener una hermana menor, Natalia.
Cuando se unieron a SHIELD, gracias a Clint B...
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❝Hello from the other side I must have called a thousand times To tell you I'm sorry for everything that I've done❞
- Hello > Adele
Años antes...
Ninguna misión era fácil. Siempre estaba esa posibilidad de que todo podia salir mal en un segundo, por mas pequeña que aveces aparentaba ser. Pero lo que si era cierto era que todo parecía ser posible con su hermana a su lado.
Eran algo mas...La forma en que se movían, en que podían saber donde estaba la otra sin necesidad de buscarla con la vista. Cuando, a pesar de estar completamente rodeadas de enemigos, la adrenalina corriendo por sus venas y el corazón latiendo a mil latidos por segundos, solo bastaban unas simples miradas de reojo para armar un plan que sin duda las sacaría de ese lío. Cuando se movían en sincronía, y solo hacia falta un roce de hombros o manos para entender lo que la otra sentía. Incluso el Cuarto Rojo no había podido separarlas, no del todo.
Eran... una sola persona.
En la actualidad...
Cuando finalmente Natalia despertó, por alguna razón esperaba una imagen diferente a la que se encontró a primera vista. Una habitación blanca llena de equipos medicos. Obviamente una enfermería de algún tipo.
¿Donde estaba el color verde?
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Entre los doctores queriendo hacerle mas exámenes, los pasillos kilométricos y todas las esquinas que terminaban en callejones sin salida, Natalia comenzaba a preguntase si tal vez Fury no habia cambiado de opinión y la habia mandado a una carcel/laberinto de alguna clase. Afortunadamente, la solución a esa pregunta vino en la forma de Steve Rogers, quien la llevó a la sala de control, siempre con una cara... algo difícil de leer, pero si la rubia tenia que adivinar, diría que era algo así como una mezcla de culpa, tristeza y nostalgia. Aunque esta ultima parecía ser un componente básico en la personalidad del Capitan, tanto que Natalia ya la ignoraba del todo.
Cuando llegaron a la sala y por fin la pusieron al dia con los eventos luego de su lesión, la rubia sospechaba que una expresión similar probablemente estaría en su propio rostro, si no fuera por la máscara que siempre estaba sobre este.
A pesar de ello, cuando Fury dejó unas vagamente familiares y ensangrentadas cartas en la mesa, Natalia dudo, quizás por primera vez, de dicha máscara tan bien perfeccionada con los años.
