16 || Harry Styles

Capítulo 14: "Hola, Edward".

Es más guapo en persona.

Él no respondió, solo se limitó a mirarme, su mirada me ponía más incomoda y nerviosa de lo que ya estaba. Mis manos sudaban y si no estoy equivocada en este preciso momento debo tener taquicardia.

- ¿Cómo estás?- pregunté tímidamente, no me atrevía a mirarlo, solo veía el Jardín.

- ¿Cómo crees que estoy?-preguntó.

- Lo siento- balbuceé, tomé una gran bocanada de aire y me dirigí a la puerta de mi casa, abrí la puerta y me puse a un lado.

- ¿Gustas pasar?-pregunté.

No recibí respuesta alguna, segundos después pasó y cerré la puerta.

- ¿Deseas tomar algo? – pregunté.

- No – dijo seco- ¿Está tu madre o tu padre en casa?

- No, ella está de viaje.

Tengo que ser valiente, debo ser valiente- pensé.

- Diana- Lo interrumpí.

- Edward, lo siento- dije con la vista fija en el suelo- siento haberte mentido, no fue mi intención.

- ¡¿No fue tu intención?!

- De verdad que no, pensaba que después de chatear no volveríamos a estar en contacto... estoy tan arrepentida. A parte y ¿si hubieras sido un violador o secuestrador? tenía miedo.

- Lo hubieras dejado pasar.

- ¿Eh?

- Claro, Diana. Me preguntaste si quería entrar a tu casa- dijo- Lo hubiera tenido fácil, no están tus padres, fácilmente hubiera hecho lo que me dé la gana.

Tragué grueso.

- Te pregunté si querías entrar, porque me inspiras confianza, no sé cómo pero lo haces.

- Diana, me gustaría que me vieras-dijo subiendo mi mentón con sus largos dedos- no hacías más que ver hacia el piso.

No dije nada y el siguió.

- Tranquila, no te voy a hacer daño- murmuró.

- ¿Me denunciaras verdad?-dije con lagrimas en mis ojos.

- ¿Denunciarte?- preguntó acercándose un poco más hacía mi.

- Sí, me has venido a buscar, ¿verdad? – pregunté al borde de las lagrimas- De verdad que lo siento, Ed- tartamudeé.

- ¡Dios! no te he venido a buscar para llevarte presa, ni nada de eso-dijo poniendo los ojos en blanco- ¿por quién me tomas?

- Eres abogado, ¿no?

- ¿Qué sucede?- pregunté, al ver como se estaba riendo.

- Nada, nada-dijo, tomando un poco de aire.

Quedamos sumidos en un gran silencio por unos cuantos minutos.

- Ed... siento mucho mentirte y decirte todas eso cuando no te lo merecías-murmuré.

- Me heriste, Diana.- susurró

- Eso es lo que me mata, saber que te herí, aunque no lo creas, hablar contigo es lo más interesante que he hecho mis vacaciones o tal vez en toda mi vida.

- Te disculpo.

- Me ha sorprendido que vinieras hasta acá, de verdad, que no me lo esperaba.

Asintió.

Mis palabras me hicieron darme cuenta de algo que ignoraba por completo.

- ¿cómo me encontraste? – pregunté.