La legión de reconocimiento.
Única fuerza militar dentro de las tres murallas que sale al mundo exterior para saber la verdad sobre los titanes.
En una de sus expediciones, uno de sus soldados de aquella fuerza militar encontró un libro que, gracias...
En un día cualquiera, en el distrito de Trost, una gran cantidad de personas se reunían para despedir a la legión de reconocimiento ya que ellos saldrían de las murallas para luchar contra las bestias que tiene amenazado a la humanidad, los titanes.
Habían pasado dos años desde que el titán colosal y el acorazado destruyera la muralla Maria. Ese día la humanidad lo recordará como uno de los peores días de sus vidas ya que aquella tarde, la gran mayoría de la población del distrito de Shiganshina fue devorado por esas bestias.
El comandante en jefe de esa fuerza militar, Erwin Smith, dio la orden de avanzar para dar así, el comienzo de una nueva expedición.
Ya al salir de aquel distrito, dicha legión se dispersó en grupos por diferentes puntos de la zona.
Cada grupo tenía a sus capitanes, líderes y sargentos a cargo y uno de ellos, fue a una zona campestre que en el cual, tomó eso como una oportunidad para averiguar alguna pista sobre la existencia de esos seres gigantescos.
Narra Hanji
Después de formarnos en las posiciones destinadas que fueron dadas días antes de la expedición, tomé esto como una oportunidad para encontrar alguna pista sobre esos seres que, en cierta forma, me fascinaban a grandes niveles.
No puedo dejar de imaginar sobre que tipo de experimentos podré hacer con ellos.
Podría saber si tienen algún punto débil, bueno, aparte de la nuca.
¿Tendrán huellas digitales?
¿Tendrán sueño?
¿Estornudaran?
¿Reirán?
Cielos, pensar en eso, puedo a llegar a reírme y a babear como una demente.
Mientras pensaba en ello, mi grupo y yo revisabamos los alrededores en caso de que viniera algún titán anormal, y pude divisar una pequeña casa.
No lo pensé dos veces e ingresé a la vivienda. Mi escuadrón me siguió.
- revisaré la casa, ustedes vigilen los alrededores. Moblit, acompañame.
Con mi compañero y siempre fiel soldado, comenzamos a recorrer cada centímetro del lugar y lo único que logre, fue la nada misma.
Estaba por salir hasta que vi algo que me llamo mucho la atención en uno de los escritorios que no había visto: en él había un libro.
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Al asomarme y levantar aquel objeto pensé que sería algún diario o un libro de cuentos para los niños, pero al abrirlo y leerlo, me llevé una gran sorpresa ya que el contenido de aquel objeto no era lo que yo pensaba.
