Preludio a una venganza

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- ¿Una cita? ¿Conmigo?
¿Qué demonios te pasa, estás con fiebre?

-¿Por qué me besaste? ¿Estabas con fiebre?

No podia negar que yo habia querido besarlo, que lo haia hecho y sobretodo que queria más. Pero pensar en una cita era demasiado, mi cuerpo se tensó inmediatamente y arrojé al sádico con mucha fuerza a un lado.

-¿Tanto te gusto China? -dijo con una risa burlona mientras se limpiaba los restos de polvo del traje- estas toda roja.

-Ni en tus sueños.

-En mis sueños sólo mato a Hijikata.

Quedamos en silencio, mirándonos a los ojos, vi como se acercó unos centimetros más pero..

-Aqui estabas Sougo. Ya es hora de irnos. Hay nuevas pistas sobre... el caso. -dijo Kondo-san tratando de evitar hablar de más, como si ocultara algo realmente importante- Al parecer fue realmente bueno el haber venido.

Me quedé perpleja viendo la expresión del sadist, habia cambiado completamente, ahora era triste, pensativa... Una expresión totalmente nueva.

-Mañana en la plaza, cinco en punto -terminó diciéndo cambiando de nuevo a esa mirada sin expresión- si no vas te mataré idiota. Adiós.

-¿Y quién dijo que yo voy a ir? -grité aunque fue en vano, porque ya se habia alejado.

Esa noche al llegar a casa no pude dormir, más que pensar en si debia ir o no a la "cita" o lo que sea que esté planeando el sádico. Me quedé pensando en la expresión que habia hecho.

Mirada triste, suspiro bajo.

¿Qué le pasaba por la cabeza? ¿Él era capaz de hacer una expresión asi? Y por qué me dolia el pecho cuando lo recordaba. Habian pasado muchas cosas incluso antes, en la fiesta, nos besamos... No, eso fue mucho más que un beso. Mi corazón comenzó a latir tan fuerte que decidí ir donde Gin-chan.

- Nemurenai-aru...

-¡No de nuevo Kagura!

...

Después de horas y de gritos de Gin-chan pude dormir placenteramente. La historia de Jerry siempre me hacia dormir.

*******


"Prométeme que podrás sonreir,
aunque yo no esté a tu lado.

Promételo Sou-chan"

Desperté con un sudor frio envolviendo todo mi cuerpo, la respiración agitada y una lágrima cayendo en mi mejilla derecha.

Habia tenido un mal sueño, habia soñado con las últimas palabras de mi hermana, aquella que lo fue todo para mi y que de un momento a otro me dejó solo. En ese asqueroso momento.

El caso se habia vuelto abrir, hace dos años que en una redada contra supuestos rebeldes Joui el marido de mi hermana habia quedado implicado y con él, ella. La habian asesinado de un corte profundo en la garganta. Se desangró en mis manos, aún lo recuerdo como si hubiese sido ayer.

La sangre roja y viscosa, la pureza de sus ojos, las últimas cálidas palabras que me dedicó, mis lágrimas cayendo en su rostro. Todo era tan palpable.

ENAMORADA DE UN DEMONIO (okikagu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora