Leigh rebuscó entre los tantos discos de vinilo que tenían en la tienda, pero no podía encontrar el que su cliente quería. Bufó cansada y se dirigió hacia Michael.
"No lo encuentro" hizo un puchero "me matará, porque le dije que sí estaba"
"Déjame a mí" levantándose de la caja, el chico se dirigió hacia donde ella había estado antes.
Comenzó a rebuscar, pero no estaba. Bufó pensando dónde podría estar. Revisó sólo con su vista el estante de vinilos, pero no estaba, hizo lo mismo con el estante de discos de rock de los '70, y observó de abajo hacia arriba, encontrándose con un infiltrado. Sonrió y se estiró para tomarlo.
Lo escondió en su espalda y se acercó a Leigh, con una expresión seria en su rostro.
"No me digas que no está" le dijo ella con la preocupación notándose en su cara. Él negó.
"En esa parte no estaba..." ella colocó las manos en su rostro en signo de frustración. "Estaba en el otro estante" dijo y le mostró el disco.
A la chica se le iluminó la cara y se arrojó a los brazos de Michael, dejando besos por toda su cara, haciéndolo reír.
La campanilla del lugar resonó, pero ninguno se percató de que había ingresado alguien, hasta que escucharon una tos falsa y un "¿Interrumpo?" de parte del bendito comprador del vinilo. Demás está aclarar, que ambos chicos se separaron al instante con los colores en sus caras y la risa del hombre de fondo.
n/a: sólo un capítulo lloro
pd: #642 en historia corta, ¡graciaaas!