Capítulo 2: Tranquilidad.

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Después de quedarse dormido sobre su cama de tablas de madera, eran las 11 de la mañana y el chico seguía durmiendo, agotado y herido por culpa de los azotes que su tío le propinó la noche anterior. Un fuerte estruendo en la cocina hizo que el chico se sobresaltara y se despertara bruscamente, entonces se colocó sus estropeadas gafas redondas y se incorporó en la cama, soltando un leve quejido de dolor.

    -¡Harry James Potter! Sal de ahí ahora mismo. Hijo de perra. -Se oyó mientras alguien azotaba la puerta. Era tío Vernon, esa voz desagradable y ronca, de borracho. Harry se levantó y abrió, temblando la puerta de su alacena, encontrándose con un Dursley muy pero que muy enfadado, con la cara roja e inflada, mirándole con cara de completo asco y desprecio. Harry retrocedió varios pasos, sabiendo lo que se le venía encima y lo que se le venía encima era una paliza por parte de tío Vernon, que seguramente, esta vez, por el estado de enfado que tenía, sería una de las peores que habría recibido en muchísimo tiempo, o quizá, nunca haya recibido alguna así nunca-.

El gordinflón Dursley le agarro del liso pelo color azabache y lo arrastró hacia el salón. Harry levantó la mirada y se encontró con algo increíble. Su repugnante primo Dudley, estaba de pie sobre un taburete de madera, con un uniforme rojo y horrible, el cual le estaba completamente estrecho. Tan estrecho que Harry llegó a pensar que sería oportuno colocarse unas máscaras de protección por si saltaba alguno de los botones de la chaqueta, que de veras estaba apunto de explotar.
  -Basura apestosa, Potter. Quiero que hagas que vuelva a la normalidad. Estamos hartos de tu magia negra y putrefacta que hace que todo vaya a peor cada día en esta casa. Tú has echo encoger el uniforme de nuestro pichoncito y lo vas a pagar, te enteras? Eres un envidioso, que como nadie te quiere, eh, me oyes? NADIE TE QUIERE. No tienes más remedio que hacer cosas con el palito de madera ese para que a los demás les pasen cosas horribles y a ti te beneficie. -Dijo tía petunia chillándole a Harry en el oído literalmente-.

Harry tragó saliva y se mordió furioso el labio. - Y-yo no he sido, lo juro... Yo no he salido de mi alacena en ningún momento, cuando terminé de limpiar, me fui a mi alacena y me quedé dormido, no miento, de verdad. -Dijo encogiéndose del temor que sentía al saber que sus palabras nunca se las creerían sus desagradables familiares.
Vernon entrecerró los ojos y le dedicó una mirada fulminante, posteriormente le dijo amenazándole, como siempre que se quedaría solo con Dudley en la casa mientras ellos iban a comprar un nuevo uniforme para su pichoncito. Realmente, Harry no había realizado ningún hechizo para encoger la ropa de su primo, había engordado, simplemente.

Harry tragó saliva al saber que se iba a quedar probablemente hasta por la tarde noche con su primo Dudley, el cual usaba a Harry como saco de boxeo en el 90% de ocasiones mientras trataba de evadir su aburrimiento. Harry se sentó en el sofá, emitiendo un leve gemido de dolor, su espalda seguía ensangrentada y nadie le había curado las heridas.

-Veamos, gafotas, hoy vamos a jugar a un juego muy divertido. Tu serás el caballito y yo el caballero y tenemos que rescatar a la princesa en el piso de arriba.- dijo Dudley con una sonrisa siniestra. Ya habían jugado anteriormente a ese juego, y consistía en que Harry tenia que ponerse a cuatro patas y Dudley sentarse sobre su espalda, luego Harry tendría que llevarle caminando incluso por la escalera hasta encontrar a la "princesa". El chico, se arrodilló resignado y su primo le empujó los hombros hacia abajo, sintió un fuerte dolor en sus heridas cuando su gordo primo se sentó sobre su magullada espalda y esto le hizo tragar saliva.
-Esta vez hay nuevas sorpresitas y obstáculos que tienes que pasar, si no los pasas, adivina... -comentó Dudley impaciente de que a Harry le ocurriese lo peor que pudiese ocurrirle. Al cabo de uno o dos minutos su primo se cansó de estar parado y le propinó una patada con el talón en la cadera, lo que hizo que el joven aprendiz de brujo comenzara a caminar lentamente hasta llegar a las escaleras. El Dursley le golpeaba en la espalda para que caminara más rápido. Cuando llegaron a la habitación de Dudley, Harry tragó saliva muy fuertemente. El suelo estaba lleno de chinchetas.
-Vamos Harry, tranquilo que luego te ayudo a quitartelas, jajajajaja. - chilló el pequeño lechoncillo el cual llevaba en la espalda, entonces, Harry no tuvo más remedio que caminar. Sentía como las chinchetas se clavaban en sus manos y en sus rodillas, lo que hizo que empezara a llorar, sentía como sus manos se agujerearon en algunas zonas ya que intento clavarse las menos posibles. Cuando llegaron a la cama, el juego terminó y Harry, salió corriendo de la habitación, pero tenía tan mala suerte que se le clavaron algunas chinchetas en los zapatos y se resbaló dándose un fuerte golpe en el brazo.

Al rededor de 2 minutos pasaron cuando Harry fue capaz de levantarse, pero lloraba por el fuerte dolor que sentía. Probablemente se había fracturado la muñeca, ya que no podía moverla y le dolía mucho, pero lo peor era que sus tíos no se preocuparían ni en llevarle al médico. Ellos nunca lo habían llevado al médico, siempre que enfermaba, iba al colegio, así que, no sería nada nuevo para él.

Harry se levantó y se fue hacia su habitación, o mejor dicho, a su alacena. Se sentó sobre la cama y empezó a quitarse las chinchetas clavadas en sus manos, de las cuales, empezaron a salir pequeñas gotitas de sangre, luego, escuchó como alguien cerraba el pestillo de la puerta de la alacena desde fuera, lo cual significaba que Harry no saldría de allí en horas.

-Ábreme! Dudley! Ábreme! -Harry comenzó a agobiar se, el hecho de estar encerrado en ese lugar le hacía estremecerse, por eso casi siempre dormía con la puerta encajada... El chico comenzó a golpear la puerta, suplicándole a su primo que le abriese la puerta pero éste se negaba. Harry, agotado, optó por sentarse sobre la cama y gimió mientras se tocaba la muñeca, la cual estaba horrible, y entonces fue cuando él confirmó que estaba rota. Al cabo de unas 2 horas, el mago despertó y se quejó del dolor de la muñeca, mirando con esperanza la puerta. Se estaba haciendo pis y necesitaba ir al baño, así que intentó abrir la puerta pero esos intentos fueron completamente nulos. Harry no podía aguantar más, volvió a rogarle a Dudley que lo dejara salir y éste hacía caso omiso de sus palabras, lo cual hizo que Harry no aguantase más y se orinase encima, comenzando a llorar por la vergüenza, humillación e impotencia.
Cuando sus tíos llegaron, se encontraron con su sobrino sentado en el suelo, con un charco bajo él y la cabeza apoyada sobre la pared. Tía Petunia gritó y lo despertó, ordenándole que limpiara el suelo y se cambiase de ropa y duchase. Harry hizo lo ordenado y luego fueron a cenar. La cena fue bastante tranquila, increíblemente. No hubieron insultos hacia él ni nada por el estilo. "Terminó" de "comer" antes que ninguno y volvió a irse a su alacena.

"ACCIO"| Fanfic gay | Harry Potter & Ron Weasley|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora