Dijiste que me amabas, pero te fuiste.
Dijiste una vez que el suicidio era de cobardes cuando te pregunté si harías algo así, sin embargo, tú lo hiciste.
Siempre solías sonreír para mí, me alegrabas y sobre todo me hacías fuerte, ¿cómo se supone que notaría que estabas roto?, y ahora que ya lo sé, es demasiado tarde.
Tu fingías tan bien que nunca note que tus ojos eran tristes aún cuando sonreías.
Las noches en las que me esperaste dormido en el sofá, no las valore. Las noches frías cuando necesitaste mis brazos a tu alrededor, no estuve. Nunca diste una señal, nunca dijiste nada, supongo que esperabas a que yo lo notara, pero no lo hice.
Es injusto que me duela, porque yo fui el culpable, yo provoque esto. Yo dejé que esto pasara. Yo nos rompí, yo te rompí.
Pero es inevitable, duele hasta el punto en que quiero tomar todas esas pastillas y dejar de respirar. Pero no lo haré, porque si muero significaría que descansaría y tú al ver esas tontas películas clichés con finales tristes solías decir que las personas que hacían daño no merecían suicidarse porque merecen el dolor de la culpa el resto de la vida, entonces yo merezco vivir el resto de esta pequeña eternidad con el dolor y la agonía en mi pecho.
Ahora que no estás, caí en cuenta de que debí haber entrelazado tu mano con la mía.
Debí haberte sonreído en lugar de gritarte.
Debí haberte besado en lugar de haberte alejado.
Debí llegar temprano a casa para hacerte compañía.
Debí haberte contado esas historias que te gustaba escuchar de noche en lugar de decirte que estaba cansado.
Debí haberte preguntado cómo fue tu día en lugar de sólo darte un frío saludo.
Debí haberte preguntado qué sucedía cuando llorabas o parecías perdido en lugar de ignorarte y dejar que se te pasara solo.
Todo este tiempo trataste de ser fuerte tú solo pensando que existía una mínima esperanza de que las cosas cambiaran, pero jamás lo hicieron.
Y ahora puedo verlo, las duchas demasiado largas, los sollozos de madrugada, los estoy bien y las siestas largas ¿no querías volver a despertar? Y aún así a pesar de todo no fui capaz de verlo, pensé ingenuamente que solo era algo del tiempo, que sanarías y que volverías a ser el Taehyung feliz y sonriente que me mantenía vivo, pero no volvió jamás, en su lugar solo había un chico con aspecto cansado y ojos tristes.
Ese no era mi Taehyung.
No lo note y perdiste las esperanzas, pero, Taehyung cariño, todo cae por su propio peso y ahora me estoy derrumbando. Eras tú mi soporte, la razón por la cual yo seguía adelante en un mal día, la única razón para sonreír aunque no lo denotara.
No quise ver qué estabas mal y caíste por mi culpa.
Porque siempre pensamos en mí.
Y yo jamás pensé en ti.
Nunca me detuve a pensar en que sentías, porque estabas bien, eso creía. Yo estaba roto y tú me arreglaste y la consecuencia de reparar a alguien roto siempre es terminar rompiéndose uno mismo.
Pero deberías habérmelo dicho.
Todo esto lo habríamos superado juntos.
Lo habríamos reparado.
Te habría reparado.
Lo siento.
Pero ya es demasiado tarde para decir lo siento ahora.