EL HIJO DE BASTET

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El sol se abría paso entre las columnas del palacio, iluminando como cada mañana el entrenamiento diario que los dos jóvenes debían realizar para perfeccionar sus habilidades a pesar que el resultado fuera el mismo.

-¿Estás listo Badur? ¡Ah!- el joven rubio se abalanzo contra el otro con la lanza que portaba pero a pesar de estar a pocos metros de él su compañero pudo fácilmente hacerse a un lado.

-Hoy no Aten.- dijo saltando por encima del otro tirándolo al piso.

-¡Ahh! ¿Por qué?- gritaba molesto.

Badur sonrió sínicamente ante la reacción de su amigo. Unos aplausos sonaron detrás de ambos jóvenes por lo que Badur ayudo a Aten a ponerse de pie.

-Bien hecho, Badur.

El joven se arrodillo ante el hombre mayor delante de él.

-Es un honor, faraón.

-Deja de hacer eso Badur.- decía Aten tomándolo del brazo.

-Deberías dejarte influenciar un poco por él, Akhenaten muy pronto tomarás mi lugar.

-Ya lo sé. Es por eso que estamos entrenando. Quiero que Badur sea el próximo hijo de Bastet.

Badur intento no mostrar la sonrisa que tenía por las palabras del joven príncipe.

-Para mí sería un honor, majestad...pero eso... no está en mis manos.

-Claro que sí, el mejor guerrero es el solicitado por los Dioses.- decía mirando a su amigo.- Y no hay nadie mejor que tú Badur. Además...si llegas a fallar tengo un plan B.

Aten intentaba cargar con las otras armas del palacio intentando encontrar una que se adaptara a él, sin embargo todas parecían demasiado pesadas. Al ver que su amigo no podía con ninguna pidió un momento para alejarse del faraón para ayudarlo.

-Ah, sí y dime... cual es el plan B.- quitándole las lanzas de encima para colocarlas en la pared.

-Simple. Te haré mi Visir.

-Aten...ese es un puesto muy importante yo no podría...

-Claro que puedes.

- Akhenaten, sabes que ese no es el problema.-contestaba el faraón.

Uno de los sumos sacerdotes entró en la habitación para informarle al faraón que los preparativos estaban listos.

-Ya es hora. ¡Vamos Badur!- decía contento el rubio tomando la mano del otro, sacándolo de la habitación.

El faraón suspiraba preocupado; su hijo era un joven con grandes rasgos en inteligencia y liderazgo pero cuando se trataba de Badur era como si los Dioses le nublaran la vista sobre la gran diferencia entre ambos.

En el salón de peleas se organizaría la demostración para escoger a los nuevos guardianes del faraón. Aten estaba emocionado pero por otro lado Badur estaba nervioso al ver a todos los jóvenes que se encontraban en aquella tan pequeña sala.

-Tranquilo, Badur. Yo sé que eres el mejor entre todos ellos.-decía intentado calmar al de cabello negro.

-Gracias, Aten.

El faraón hizo su aparición por lo que Aten tuvo que separase de su compañero para acercarse a su padre.

-Como todos saben muy pronto mi hijo Akhenaten tomara su lugar como señor de Egipto, así como lo profetizaron los Dioses desde su nacimiento. El Dios Ra nos ha dado a esta bendición... para guiarnos a un mejor futuro.

El hijo del Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora