EL TOCADO DE ANUBIS

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NOTA: Usaré el termino de Chat Noir y Ladybug cuando se refiera entre ellos pero para los demás serán el hijo de Bastet y la hija de Maat, espero no confundir a nadie :3

A pesar de la sorpresa que sentía por aquel beso no pudo separarse del dulce sabor de los labios del otro, a pesar de lo bien que sentía tuvo que alejarlo de él para respirar.

-Espera, un momento quieres.-decía Badur.

Cuando lo alejo pudo ver la lujuria y el deseo en sus ojos, ¿por qué ellos dos debían parecerse tanto? El mismo cabello y los mismos ojos, no, había algo distinto en los ojos del hijo de Bastet. Había un deseo que nunca vería en los ojos de su compañero.

-¿Ya estás bien?

-¿Eh?

Antes de reaccionar ya tenía nuevamente al otro sobre él besándolo.

-Espera... ¿Quieres besarme o quieres devorarme?- decía respirando hondo.

-¿Puedo tener las dos?

Quizás la manera de preguntarlo no había sido la correcta y Badur lo sabía muy bien, el guardián que tenía frente a él estaba apenado por lo que hacía pero la manera con la que susurraba su voz y se frotaba en su cuerpo no parecía cosa de broma.

Al ver que el otro no reaccionaba como esperaba el hijo de Bastet decidió continuar tomando su rostro y besándolo lo más hondo posible.

-Muy bien ya es suficiente gatito, ahora es mi turno- decía aún con los labios del otro en la boca.

Sin saber cómo lo hizo el joven gato termino en el piso con el hijo de Anubis encima.

-¡Espera! Esto no era lo que yo...

Badur lo hizo callar clavando sus labios en él, a lo que no se rehusó, muy por el contrario se sentía muy diferente a como él lo estaba haciendo. Queriendo profundizarlo más coloco sus brazos alrededor del sacerdote, cuando necesitaron aire se separaron un momento. Chat levanto su rostro a lo que el otro aprovecho para besar su cuello. Él se tensó al sentir la sensación húmeda pero no le impidió hacerlo.

Badur comenzó a pasar sus manos por el delicado pero bien formado cuerpo que tenía delante. El hijo de Bastet no podía resistirse a las caricias del otro pero al sentir como sus manos se deslizaban entre sus piernas por impulso gimió.

-¡Ah!- se avergonzó al escucharse así mismo por lo que cubrió su boca y se sentó.

-¿Qué? ¿Eso es todo?-decía burlándose Badur.

-¡Badur!- se escuchaba la voz del sacerdote.

-Ven gatito- sosteniendo la mano de Chat.- Voy a enseñarte algo que sí va a avergonzarte.- decía jalándolo cerca de la estatua de Anubis.

-¿Badur?

-Estoy aquí.- respondía el joven detrás de la estatua. El gato negro permanecía pegado a la estatua de Anubis y él muy apegado al otro.

-No quiero estar enojado contigo Badur.

-Ya lo sé.- decía sosteniendo la cadera de su compañero nocturno.

-Oye, te están hablando.- decía enojado el gato, intentando alejarlo.

Badur mordió la oreja del gato y después comenzó a lamerla.

-Pero tienes que aprender a tomar tus responsabilidades.

-Sí, ya lo sé.- respondía conteniendo su aire.

Intentando no hacer ruido Badur comenzó a despojar al gato de todo aquello que portaba, sin dejar de aprovechar para tocar su cuerpo y besarlo al momento de quitar cada prenda y cada joyería.

El hijo del Sol y la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora