Nota de la autora:
Por favor, votad, porque he visto que ya hay ciertas personas leyendo pero ninguna ha votado, y no sé si es que no os gusta o sí.
¡Espero que os guste!
Un beso,
Mer❤
Talia:
Ya llevamos una semana de clase cuando Theresa se sienta en la mesa y dice con aire de seriedad:
-Ya sé lo que le pasó.
Todos los de la mesa la miran interrogantes.
-¡Con el nuevo!-exclama, como si estuviese claro.
Me río y me acuerdo de él, me lo he encontrado un par de veces más. Es guapo, y parece alguien interesante. Tiene aires de duro pero siempre lleva un buen libro en la mano.
Aún así, es muy raro, y todos sabemos que Theresa está interesada. No es mi mejor amiga, pero es una buena amiga desde hace años.
-Todos sabemos que te gusta, pero no significa que nos interese su vida-dice Leo, su exnovio.
Un par de tíos asienten, pero el resto de la mesa espera expectante.
-Dejadla hablar-digo, fingiendo estar menos interesada de lo que en realidad estoy.
Theresa respira hondo, mira con cara de circunstancias, y habla:
-Estuve mirando todas sus redes, y estuvo muy activo hace unos 5 años, cuando tenía 13, pero después solo hay mensajes dándole el pésame por sus padres, que al parecer fallecieron en un accidente. Ahora creo que vive con su tío, o algo así. Parece buena gente pero es callado, y perdió a casi todos sus amigos a los pocos años de la muerte de sus padres.
-Madre mía, detective-dice un chico que se llama Ángel, creo.
Lo que dice Theresa me hace sentir empatía por el chico. Perder a sus padres debió de ser algo horrible, tener esos problemas es algo muy gordo. Lo veo a lo lejos y Theresa también. La miro a ella justo a tiempo para ver como levanta tímidamente la mano, pero él no la mira.
Me está mirando fijamente a lo ojos, y no soy capaz de apartar la mirada, hasta que el se gira y se va.
-¿Qué ha sido eso?-me pregunta Andrea por lo bajo, mientras Theresa me mira un poco mal.
La miro, y respondo con sinceridad:
-No tengo ni idea.
***
Dev:
Me giro después de verla con sus amigos y me dirijo a un rincón a terminar de comer. Llevo cinco días intentando avanzar con mi blog, pero no lo consigo. Ella aparece en todos lados.
Estamos en la misma clase, 1ºA, y puedo observarla desde mi fila. Es lista, habla mucho de tonterías, pero a la vez, es reservada en las opiniones serias. Es graciosa, y se le cierran los ojos cuando se ríe. La verdad es que es una chica mona, no especialmente guapa, pero tiene un encanto que resulta abrumador.
No sé por qué, pero no me la saco de la cabeza.
Ella me pilla mirándola de vez en cuando, pero parecerse no darse cuenta de mi predilección. Hablé con ella hace dos días, vamos a hacer juntos un trabajo de Historia, además de con otro chico muy callado del que no recuerdo el nombre. Me miró a los ojos fijamente, sin apartar la mirada, y fue muy extraño. La mayoría de personas les resulta incómodo, se revuelven, y procuran no mirarme a los ojos, pero ella no dudo, y hasta sonreía de vez en cuando. Quiero conocerla pero no debería.
***
Hoy hemos quedado el grupo del trabajo para empezarlo, en su casa. El otro chico, Ángel, llega tarde, y yo estoy con Talia preparando las cosas. Un silencio incómodo flota en el ambiente hasta que empezamos a trabajar.
-¿Qué cartulina cojemos?
-Elige tú-digo.
-Me da igual-responde-, mientras no sea...
-...amarilla-decimos a la vez, y nos empezamos a reír.
Hablamos un poco más de temas del trabajo hasta que llega Ángel, que prácticamente no habla, pero mira a Lia como si estuviese embelesado.-Dev, mueve el culo, tenemos que terminar el título-dice Lia riéndose. Llevamos dos horas hablando y me ha hecho reír más que el resto en los últimos seis meses hablando de combinaciones feas de colores o de como se comportaban en el Imperio Romano. Joder, por una vez algo me hace olvidarme de todo. Parece que solo estamos ella y yo.
-Ya voy, joder-me mira mal por decir palabrotas le sonrío sacando mis hoyuelos a relucir- que niña más pesada-digo riéndome. Talia me fulmina con la mirada y Ángel nos da una risa tímida. pero sigue sin hablar. Dios, daría lo que fuera por quedarme a solas con Lia.-Ángel, ve a buscar más lápices.
-Si ni siquiera saben donde están-dice Lia, extrañada. Mierda, tenía que haberlo pensado antes. Ahora se va a ir ella. Ángel se mantiene al margen.
Se levanta y se dirije a un armario cercano. Se pone de puntillas y se le levanta la camiseta. La verdad es que está buenísima, tiene unas curvas que cualquier otra chica querría enseñar. En cambio, ella se baja la camiseta y me pide que le ayude.
Tardo un momento en reaccionar, pero me acerco.
Mientras los cojo, me habla:
-Mm... conoces a Theresa, ¿no?-¿Qué?-. Una chica morena, alta...
-Sí, me enseñó las instalaciones, creo.-digo, acordándome de como me tocaba cada vez que podía y se mantenía demasiado cerca.-Si intentas emparejarme, olvídate.
Me mira frunciendo el ceño, se gira y vuelve con Ángel.
Cuando vuelvo, están hablando de algo del año pasado, y no puedo participar. Menciona a Theresa un par de veces pero le digo lo que pienso: Que le gusto, porque soy nuevo, y que paso de ser el capricho de nadie. No le digo que es ella la que me gusta.
No quiero que me emparejen con una chica que se viste como si no se respetase a si misma. Además, tengo más problemas como para preocuparme por el amor.
Una hora después, terminamos y Ángel se va. Yo voy a despedirme cuando ella me dice adiós y abre la puerta. Me quedo callado, porque no sé porque se comporta así. Me despido rascándome el cuello y salgo.
***
Talia:
¿Qué le pasa? Prácticamente ha llamado zorra a Theresa simplemente porque le guste. Además, ha tratado a Ángel como si sobrase.
Al principio todo iba bien y después tuvo que decir que Theresa era una encaprichada. ¿No podía ser un poco más empático? Quiero decir, a la chica le gusta.
Llaman a la puerta sacándome de los pensamientos y abro. Es mi madre. La saludo con un beso seco y ella sube a su habitación a cambiarse. No hemos hablado de la carta en varios días. Y creo que ha llegado el momento.
Empiezo a subir las escaleras que llevan al piso de arriba, donde se encuentran todas las habitaciones, incluidas la de mis padres.
Hoy aclararé todas mis dudas.
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La Carta.
Ficção AdolescenteTalia. 16 años. Después de haber descubierto en un marco roto una carta afirmando que su padre sigue vivo, la obligan a ir a la orientadora de su instituto, donde se cruza con unos ojos verdes que nunca había visto antes. Dev. 18 años, de los cuales...