Paranoia

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Apareció asì, de la nada, como siempre aparecía en mi vida, una mañana mientras yo estaba trabajando. Afortunadamente mi amiga estaba al tanto de quien era ella, y que significaba en mi vida, en vez de echarla a patadas por todo el daño que había causado, o alejarla de esa tranquilidad que nos rodeaba, piadosamente la invitó a pasar. Mi ex cuñada es un ángel y siempre tiene buena predisposición. Queria ayudarla, porque la veía frágil y muy sola. Era casi una niña y eso la convertía inmediatamente en inimputable. Cuando llegué de mi trabajo, cansado a mi lugar de reposo y paz, me la encuentro sentada en mi jardín, haciendo amistad con mi amiga y el hijo de mi amiga. Una vez mas había invadido mi privacidad y se había mezclado entre mis situaciones de una manera prepotente y soberbia, la única que ella siempre conoció. Mi amiga en su infinita generosidad, la había atendido durante todo el dia como si fuese una par con su hijo. Habìa intentado que coma, había escuchado sus lamentos y llantos falsos, y había logrado que ingiera tres galletitas oreo (sus preferidas).Yo en cambio cuando la ví no solo me sentì recayendo en el abismo del cual estaba logrando salir, sinó que ademas temí por el bienestar de mi ex cuñada y de su hijito. La tomè de un brazo y pude notar las cortadas frescas que se había flagelado quizá ese mismo dia, y por la fuerza la llevé a la puerta de calle. Inmediatamente el hijo de mi ex cuñada comenzó a llorar, por lo que me ví obligado alzarlo, abrazarlo y consolarlo. El niño nunca me había visto violentarme de esa manera, y se asustó mucho. Cuando ella me vió consolando al niño de una manera casi paternal, enloqueció de furia, y me dijo: "abrazás a ese bastardo, hijo de puta, y a nuestra hija la dejaste morir, ojalá tambien se muera así saben lo que se siente , vos y esa puta que tenés viviendo con vos".No había abrazo suficiente que consolara al niño, que para entonces gritaba de miedo ante las amenazas de ella enloquecida. Empezó a golpearlo, y a golpearme, y fue ahí cuando mi amiga intervino, y dándole un empujón la lanzó por el aire. Entramos a la casa mientras escuchábamos los gritos amenazantes de la calle: "hijos de puta, les voy a quemar la casa, ya van a ver, los voy a matar a todos, y a ese pendejo tambien".Al otro día tomábamos nuestra ropa, la ropa del niño y decidìamos mudarnos a otra casa. Mientras mis pesadillas volvían y el temor de una nueva denuncia, la paranoia de la luz policial llegando a buscarme, me persiguió toda la noche y una vez mas, no pude dormir.

ME DICEN ALEJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora