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Diversión, eso faltaba últimamente en nuestra vida. Habíamos pasado unos momentos un tanto malos con el nuevo disco y ella había tenido que sufrirlos todos. Que llegara tarde a casa, que tuviera que viajar constantemente y que casi no pudiera verme porque estaba de promociones. Ella respetaba mi trabajo e incluso era mi fan número uno, pero también le entristecía no poder pasar días como este conmigo. Hoy no sabía que estaría aquí y le tenía algo preparado.

Había ido a comprar un disfraz de Papá Noel para sorprenderla cuando llegara a casa. También había comprado una barba blanca para hacer bien mi papel. Y por supuesto, había colocado los regalos que en un saco al lado del árbol.

Llegué a casa y me dispuse a preparar todo para cuando ella entrara por la puerta. No sabía cuando sería eso, ya que rara vez llegaba yo antes que ella, pero esperaría todo lo que hiciera falta. Al ponerme el disfraz me di cuenta de que tenía muy poca barriga para pasar por un verdadero Papá Noel, así que usé una de las almohadas de nuestra habitación como bulto.

Me senté en el sofá del salón esperando a que fuera la hora en que llegara mi chica de trabajar. Encendí la televisión y, de repente, oí como la puerta se abría. Me coloque bien la barba, que me había bajado al cuello para que no me molestara, apagando la televisión me levanté para recibirla al lado del árbol. Oí como se quitaba los zapatos en la entrada y caminaba hasta el salón descalza.

–¡Ho Ho Ho! ¡Feliz Navidad! –grité interpretando mi mejor papel de Papá Noel.

Ella me miró con cansancio a los ojos, y se acercó a mi abrazándome. La rodeé con mis brazos sin decir nada, pero me parecía raro que no hubiera comentado nada al respecto. Imagine que se echaría a reír por mis pintas o que me seguiría la corriente durante un rato, pero esta reacción había sido inesperada.

–Cariño ¿pasa algo? –pregunté apartándola un poco para mirarla bien.

–No me encuentro bien Tae –dijo mirándome con los ojos rojos mientras se sorbía los mocos–. Me han dejado salir antes de la hora en el trabajo porque tengo fiebre muy alta y no me aguantaba de pie.

–Pero ¿has tomado algo? ¿Es un virus? ¿Deberíamos ir al hospital? ¿Tengo que llamar a alguien? –me tapó la boca con una de sus manos.

–Deja de hacer preguntas, por favor. Estoy cansada.

–Es verdad. Ve a ponerte el pijama y metete en la cama –le di un beso en la frente notando la alta temperatura que tenía–. Voy a buscar algo para la fiebre y a prepararte una sopa.

–Muchas gracias –sonrío levemente.

Caminó despacio hasta la habitación y la vi desaparecer tras la puerta. Lo que había imaginado que sería nuestra Navidad había dado un giro de 360º sin estar preparado para ello. No me gustaban las enfermedades, ni tenerlas yo ni que mis más cercanos las tuvieran, pero tendría que hacer lo posible para que ella se sintiera lo más cómoda posible.

Fui a la cocina, quitándome la almohada de la barriga, la barba y la chaquetilla del disfraz –tenía una camiseta blanca de manga larga debajo–, y busqué en la zona donde estaban los medicamentos a ver si encontraba alguno que pudiera servirle. No sabía cual le podría ir mejor, por lo que busqué información en Internet, donde encontré el nombre de uno de los medicamentos que teníamos en cada. También aproveché y comprobé que era lo mejor que podía ella comer en una situación así.

Le llevé el medicamento a la habitación junto a un vaso de agua. Me había hecho caso y estaba acostada en su lado de la cama con los ojos cerrados, y su ropa estaba esparcida por el suelo así que se había puesto el pijama. Me senté con cuidado a su lado y le toqué el hombro hasta que despertó girándose para mirarme.

Feliz Navidad [BTS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora