A decir verdad la universidad era más fácil de lo que esperaba. Kyle y yo nos quedamos en el pueblo y comenzamos a estudiar aquí.
Lo que más me gusta es que tenemos más tiempo libre de lo que pensábamos, lamentablemente, el pelirrojo invierte ese tiempo con sus nuevos "mejores amigos".
No digo que no pueda tenerlos ni nada por el estilo, pero es horrible saber que prefiere estar con ellos por encima de ti.
-Stan, hablo enserio.-la voz de mi compañero me hizo salir de mis pensamientos.
-¿A qué te refieres?
-Quiero mi ropa, a eso me refiero, idiota.
Ahora explico, mamá y Randy salieron con unos amigos el fin de semana así que aproveché para invitar a Kyle a casa por todo el fin de semana. Aún nos encontrábamos en la cama por lo temprano que era.
Anoche escondí su ropa por algún lugar de mi habitación, siempre lo hacia. Me fijé en mi amigo, tenía el ceño fruncido y estaba despeinado, fijé mi atención en el resorte de su ropa interior. Había escrito "Propiedad de Stanley", esperaba que él no se diera cuenta aún.
-No tengo idea.- respondí sin apartar la vista de él.
-Claro que la tienes y deja de mirarme de esa forma, pervertido.
-Y a todo esto, ¿por qué quieres la ropa de la que hablas con tanto urgencia?
-Quedé con mis amigos.
Fruncí el ceño y me puse encima de él. Comencé a besar su cuello para después morderlo y antes de separarme, dejé una pequeña marca en él.
-Cancela entonces.
-Vete a joder a otra parte- me apartó de él bruscamente- dame mi ropa.
-De acuerdo.
Me levanté de la cama y fui hacia mi armario, saqué su ropa para luego tirársela con fuerza en la cara.
-Stan...
-No, tú vas a joder a otra parte es la cuarta vez que haces esto en la semana.
-De hecho es la quinta,- suspiró-mira, te prometo que mañana estaré todo el día contigo ¿si?
Volví a recostarme en mi cama y me tapé la cabeza con las cobijas, odiaba la manera tan relajada con la cual se tomaba estas cosas. En serio
-Siempre dices lo mismo.
-Joder, Stan, estoy tratando de arreglar las cosas de buena manera y tú te pones así.
-No es mi culpa que prefieras a tus amigos antes que a mi.
-Tampoco es mi culpa que no tengas amigos.
Me quité las cobijas rápidamente, él estaba de pie en frente a la cama con los brazos cruzados una sonrisa en la cara.
-¡¿Sabes por que no los tengo?!- obviamente no le di tiempo de responder- por ti, maldito egoísta, quiero que esto funciona pero tú la cagas siempre.
-Como digas, Stanley, no voy a seguir discutiendo contigo.
Tras decir esto salió de la habitación y azotó la puerta. Maldito idiota.
* * *
-¿Estas seguro de que se arregle?
-Es sólo un simple pelea, Butters, claro que sí.
Algunas horas después tras la discusión, salí a comprar mi cena del día de hoy pero al estar concentrado en mis pensamientos terminé desviandome del camino y por eso estoy aquí.
-Bueno...- él tomó su teléfono y comenzó a revisarlo- ¿quieres salir a tomar algo?
-¿Tu mamá te dejará ir?
Butters me fulminó con la mirada, odiaba que bromeara acerca lo sobreprotectora que era su familia.
-Mejor quedémonos aquí.
-¿Tienes alcohol por lo menos?
-¿El jugo de manzana cuenta?- lo miré serio y él rió- esta en el armario.
Iba a levantarme, pero de pronto mi celular comenzó a sonar. "Kyle <3", eso era lo que ponía la pantalla. Dejé que sonára.
-Idiota- susurré para mi mismo y rechacé la llamada.
* * *
Eran las 9 de la mañana cuando desperté al día siguiente, revisé mi celular y en el registro había 2 llamadas perdidas del jodido pelirrojo, ya era tiempo de ir a arreglar las cosas.
Me levanté de la cama y no me molesté un cambiarme, bajé las escaleras y salí corriendo hacia la casa de mi amigo.
Toqué el timbre en cuanto llegué y no tardaron en atender.
-Señora Broflovski, tanto tiempo- la saludé con una abrazó- ¿se encuentra Kyle?
-Oh, cariño, ¿acaso no te informó?
-¿Sobre qué?
-Anoche lo llamaron, el ejército necesitaba gente.
-Ósea que...
-Así es, Stanley, él se fue a la guerra.
Repentinamente sentí como si me alguien me hubiera golpeado con todas sus fuerzas en el pecho, joder, no podía respirar bien.
-¿C-cree que pueda hablar con él por algún teléfono?
-Toma- sacó un papelito de su bolsillo y me lo entregó- se supone que sólo debe ser utilizado por familiares...
-¿Esto significa que puedo hablarle cuando quiera?
-Sólo dieron permiso por el día de hoy pero nosotros ya nos despedimos esta mañana, espero que aproveches la oportunidad.
Agradecí y me despedí, salí corriendo hacia casa. No moleste en cerrar la puerta al llegar, tomé el teléfono y marqué.
Dios, ¿se supone que es su habitación o tengo que de mis datos? ¿Ya estaría ahí? Coño, odio esto, ni siquiera se nada.
-¿Si?- era él.
-Viejo...
-¿Stan?- rió nerviosamente- ¿cómo conseguiste el número?
-Lo siento, soy un idiota.
No pude contenerme más, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas.
-No tienes porque disculparte, los dos somos unos idiotas.
-Prométeme que estarás bien entonces.
-Stan...
-Hazlo, necesito escuchar que estarás bien.
-Estaré bien...- suspiró- ¿puedo preguntarte algo?
-Pregunta.
-¿Es posible mantenerlo?
-No seas idiota, claro que si, te pateare el culo por preguntar esas cosas.
-De acuerdo- pude escuchar una voz al fondo- tengo que irme.
-Te amo, no lo olvides.
-Yo más, espérame allá.
No pude responder así que colgué. Dejé el teléfono aún lado, me recosté en el suelo y exploté. Lo había dejado ir. De nuevo.
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¿Es posible mantenerlo? [Style]
FanfictionDespués de cierto tiempo distanciados, Stan visita a su mejor amigo con la esperanza de que todo sea igual pero se da cuenta que todo cambio...