Cap. 11

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Salir de casa para revisar el buzón se había hecho una costumbre para mi durante esta semana, tenía que verificar si había llegado alguna carta de alguna universidad. Miré y suspiré al saber que por fin estaban aquí.
Recogí el sobre y entré a casa, cerré la puerta tras de mi, pude identificar el delicioso aroma de la comida que cocinaba mi madre.
-Mis resultados llegaron- levanté la voz para que ella pudiera escucharme hasta la cocina.
Escuché como sus tacones chocaban con nuestro piso de madera.
-¿Pero qué esperas?,-en verdad se le notaba emocionada- ábrelos ya.
Asentí, rasgué el sobre delicadamente para no estropear el contenido, pero me detuve.
-No puedo hacerlo.
Se lo entregué a mamá para que lo abriera y afortunadamente lo hizo. Comenzó a leer y de pronto sus ojos de abrieron como platos.
-Oh, mi pequeño,-se abalanzó sobre mi para darme un abrazo.- te han aceptado en Denver.
Me quedé estático, en verdad no lo veía venir. Al parecer mamá lo notó a lo que me pidió una explicación.
-Yo no quiero irme del pueblo.
-Piensa en tu futuro, cariño, si te quedas aquí te vas a arrepentir.
-Nunca he salido a la ciudad, no tengo oportunidad.
En realidad mi futuro no me importaba tanto, lo que me preocupaba era dejar a todas las personas importantes para mi; a mi familia, a mis amigos y por supuesto a Kyle. No quería dejarlo sólo de nuevo, quería hacerle saber que en verdad me importaba.
-Eres terco, igual que tu padre, Stanley- suspiré, odiaba que dijera cosas como esas pero la dejé continuar- pero al igual que él te apoyaré en las decisiones que tomes.
-No creo que Randy piense lo mismo, él seguramente me obligará ir a Denver.
-Deja de preocuparte por eso, - acarició mi mejilla con su pulgar- yo hablaré con él.
No pude responder ya que llamaron a la puerta, mamá me pidió que atendiera mientras ella regresaba a la cocina. Obedecí y abrí la puerta.
-Kyle
-Stan
Nos mantuvimos en silencio por unos segundos con una expresión fría hasta que yo comencé a reírme y el pelirrojo me imitó.
Me agaché un poco para quedar a su altura y lo besé, fue algo rápido pues no era el momento ni el lugar para darnos demasiado cariño ya que mamá seguía en casa y podía vernos.
-¿Quieres pasar?
-No, quiero que mi culo se congelé un poco más.
Rodeé los ojos y lo atraje hacia el interior, lo tomé de la mano para luego dirigirnos a la cocina.
-Mamá, tienes una boca más que alimentar por hoy.- la antes mencionada dejo su tarea y me miró, sonrió al ver a Kyle.
-Querido, hace semanas que no pasas por aquí- corrió a abrazarlo.
-También me alegró de verla, señora Marsh.
-Lleva a tu amigo a tu cuarto, Stan, tengo que ir a comprar algunas cosas.
Obedecí, al llegar a mi habitación cerré la puerta tras de mi y eché el seguro encima. Esperé a escuchar a que el auto de mamá arrancará y afortunadamente ocurrió.
Caminé lentamente hacia mi compañero, lo tomé por la cintura y lo atraje hacia mi.
-Dimelo- él me miró confundido- ¿qué has venido a decirme?
-No pasa nada, es sólo que tú siempre vas a visitarme y decidí que era mi turno.
-Yo si tengo algo que discutir, quiero que me digas que opinas al respecto
-Escúpelo entonces
Tragué saliva, tomé sus manos y lo miré a los ojos.
-Me han aceptado en la universidad de Denver.
-Felicidades- me abrazó- opino que es genial que...
-Aún no termino,- lo interrumpí- no pienso ir ahí.
-No me digas...
Kyle se apartó de mi, su expresión era fría y me miraba fijamente. Levantó su brazo y procedió a darme una bofetada.
-¿Qué coño te pasa, idiota?-En verdad me dolió.
-Deja de decir estupideces, por supuesto que irás.- suspiró y me tomó por las mejillas- ¿sabes cuantas personas se mueren por entrar ahí?
-Eso no es el punto.
-Claro que lo es, tú me pediste mi opinión y yo te digo que tienes que ir.
Me aparté de él y caminé hacia mi pequeño mueble. Abrí el cajón y saqué una botella de licor que le había robado a Randy hace unas horas. La abrí y sorbí un poco.
Sabía que había prometido no beber ni una sólo gota de alcohol, pero esto era demasiada presión.
De pronto, sentí un fuerte golpe en mi espalda y luego lo único que pude ver fue el piso de madera.
-¿De nuevo utilizas tus estúpidas habilidades militares?
-Ajá- me arrebató la botella de la mano, al menos pude mantenerla a salvo de la caída.
-Por lo menos deja ponerme cómodo.
Él asintió y se levantó, giré mi cuerpo hasta quedar bocarriba y entonces Kyle volvió sentarse encima mío. Pude ver una sonrisa maliciosa en su cara.
-¿Estas seguro que no quieres irte?
-Ya te lo dije.
-Haré que cambies de opinión entonces.
Tras decir esto me besó, al ver que no lo correspondí se separó a lo que yo volví a buscar sus labios, colé mi lengua en su cavidad bucal buscando la suya. Aquel tierno beso no correspondido se había tornado poco a poco en uno apasionado y hasta en cierto punto desesperado.
Kyle se apartó unos centímetros de mi con la respiración acelerada, su cabello rojizo desordenado y ruborizado a más no poder; su boca estaba entreabierta dando ligeros jadeos. Al verlo así mi cuerpo se estremeció, la sangre se desvió por completo hasta mi entrepierna hasta causarme dolor por la presión que me pantalón ejercía en esa zona.
-Kyle...- gimoteé mordiendo mi labio inferior, intentaba contenerme todo lo que podía pero me era imposible- ¿estas de acuerdo con esto?
-Sólo cállate y hazlo.
Reí levemente ante su comentario restregando mi cuerpo contra el suyo provocándome reacciones que no yo podía explicar, una corriente eléctrica corrió por todo mi cuerpo provocando soltar un gemido.
Con algo de prisa comencé a desvestirnos arrojando su ropa y la mía lo más lejos posible, quedando únicamente en ropa interior.
Aproveché la oportunidad para levantarme y así cargarlo hasta la cama, lo empujé levemente pero con la fuerza necesaria para que terminase completamente tendido en la cama.
Le miré en silencio unos segundos quedando embobado con su rostro; el sudor en su frente se escurría logrando que partes de su cabello se quedaran pegadas a esta misma. Se veía sumamente vulnerable, el morbo comenzaba a apoderarse de mi obligándome a llevar mi mano hasta su entrepierna. Primero lo frotaba sobre la tela de aquel bóxer azul, aunque después no pude resistirme y me deshice de él; comencé a subir y bajar mi mano por su miembro provocando gemidos ahogados y estremecimientos de parte de mi compañero. Lo que me excitó aún más.
Dejé mi tarea a un lado por un momento para poder deshacerme de mi única prenda, después coloqué los pies de Kyle sobre mis hombros para así acercarlo un poco más. Estaba apuntó de embestirlo pero me detuvé.
-¿Esta bien si lo hago?
-No te preocupes, ya he pasado por esto antes.
Asentí, la verdad me sentí un poco mal al saber que mi pelirrojo ya había estado en estas circunstancias con alguien que no fuera yo, pero tenía que dejar de pensar en eso por ahora. Ahora él estaba conmigo.
Introduje mi miembro en su entrada lentamente, al no escuchar ninguna queja de su parte comencé a moverme y entrelacé mis manos con las suyas.
Pasaron los minutos, mis embestidas se habían vuelto rápidas y precisas, faltaba poco para que llegara a mi límite y por lo que pude ver Kyle estaba en la misma situación.
No pude más, me corrí dentro de él, no pasó mucho tiempo para que mi compañero lo hiciera también.
Cansado me recosté a su lado aún con nuestras manos entrelazadas; su respiración y la mía continuaban estando agitadas, el sudor corría por nuestros cuerpos.
-Me has convencido aún más de no querer irme de aquí.
-Lo se,- me miró y sonrió- jamás he podido hacerte cambiar de opinión pero por lo menos tuve una excusa para que lo hiciéramos.
-Te odio.
-Te odio aún más, Stan.

¿Es posible mantenerlo? [Style]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora