Capítulo 4

16 3 0
                                    

El tiempo pasó rápidamente, aunque esa no era la sensación que tenían ambos chicos debido a la emoción.
Al llegar la noche Akira acudió al lugar acordado. Llevaba consigo una mochila negra que lucía como si fuese a explotar en cualquier instante.
Al llegar, no encontró a nadie, por lo que decidió esperar un rato.
Luego de media hora llegó Yuta.

-Lo siento, ¿Llego tarde no es así?¿Me has esperado por mucho tiempo?-

-No te preocupes, acabo de llegar-

-¿En serio? Que alivio-

-Bueno, te he traído algunas cosas-

Entonces abrió la mochila y comenzó a sacar de ella algunos dulces, otras botanas, algunas revistas y algunas linternas fosforescentes.
Kano estaba maravillado al ver esos extraños objetos que no conocía.
Akira tomó uno de los paquetes que contenían dulces y lo abrió.

-Toma prueba uno de estos-

Yuta agarró uno de los dulces y lo introdujo en su boca. En ese instante sus ojos se iluminaron.

-Uah¿Qué es esto? ¡Está delicioso!

-Son dulces y aquí tengo otros distintos, come todo lo que quieras. Pero ten cuidado, no vayas a enfermarte del estómago-

Akira le enseñó las revistas a Yuta, quién no tan sorprendentemente sabía leer.
El tiempo transcurrió tan rápidamente, que para cuando se dieron cuenta, ya estaba amaneciendo.

-¡¿Eh?! ¡¿Nos hemos quedado tanto tiempo hablando?!

-Cierto, ya está amaneciendo-

-Es hora de que me vaya, nos vemos luego-

-Está bien, adiós-

Y sus encuentros continuaron así por dos meses.

El otro curioso, pero hermoso extremo de mi hilo rojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora