Era un día tormentoso y el lugar donde más fuerte se escuchaban los truenos era en el baño, cosa que asustaba bastante al tritón. Por otro lado Akira estaba tardando mucho en regresar, algo que preocupó a Yuta a tal extremo que tomo la difícil decisión de salir de la bañera. Pero cuando llegó al pasillo principal, perdió todas sus fuerzas y se desmayó.
Horas después Akira regresó.-Estoy en casa. Disculpas por la tardanza, hubo un problema en la estación de trenes debido a la tormenta-
Su susto fue enorme al ver al otro chico tendido en el suelo.
-¡Yuta!¡¿Qué te sucede?!¡¿Por qué estas aquí?!-
Al instante el muchacho se despertó.
-Lo siento, me tenías realmente preocupado, por eso salí del baño. Pero para cuando llegué aquí, perdí todas mis fuerzas y me desmayé-
-¡Tonto, no debiste! Estoy bien, así que prométeme que no lo volverás a hacer-
-Esta bien. Lo siento-Se notaba arrepentido, cosa que a ojos de Akira, fue conmovedor.
-Ven aquí, te cargaré hasta la bañera-Expresó amablemente.
-Ok-
-¡¿Eh?!¡Pero qué demonios?!-
-¿Qué sucede Yuuma?¿Por qué estas tan alterado? No me digas que mi preciosa cola se secó-
-No, no es eso. Es algo aún más extraño-
-¿Qué es? Me estas asustando-
-Mira, tu cola ya no está. En su lugar ahora tienes un par de piernas-
-¡¿Qué?! No, eso no es posible, soy un tritón no un ser humano.- Estaba realmente alterado. Pero al ver su parte inferior, efectivamente su cola ya no estaba y ahora tenía piernas.
-No te preocupes por eso, ya pensaremos en algo. Por lo pronto te llevaré a mi habitación- Y así lo hizo. Luego colocó al tritón sobre su cama y quedaron en silencio unos cuantos minutos.
-Quizás deberíamos ponerte algo de ropa. Quedate aquí, buscaré algo para que te vistas- Revisó su armario y encontró unas prendas que le quedaban grandes y que probablemente a Yuta le servirían.
-Con esto estará bien supongo. Ten, pruébatelo-
-Si, gracias-
-¿Qué tal?
-Me quedan bien. Supongo-
-Si, así estas bien-
-Al parecer si era cierto el mito de que cuando un tritón está fuera del agua, lo suficiente como para secarse, le saldrían piernas-
-¿Qué?¿Había una historia como esa?-
-Si, también dice que al anochecer recuperas la cola-
-¿Por qué no me lo dijiste antes?¿Nos hubiésemos ahorrado un montón de problemas?-
-Es que se suponía que era solo un mito. Pero ahora que lo vivo en carne propia, se que es verdad-
-Ya veo. Pero eso es bueno, ahora podré mostrarte varios lugares que estoy seguro te encantarán-
-Es cierto. Solo hay un pequeño detalle-
-¿Cuál?-
-No se caminar-
-Tienes razón. Intentaré enseñarte, no podemos ir a ningún centro especializado en el tema ni un hospital porque podrían pedirte información personal o documentos-
-Gracias nuevamente Yuuma. Estoy feliz, luego de aprender a caminar podré aplicar mis otros conocimientos-
-No se a que te refieres con otros conocimientos, pero quita ya esa cara. Das miedo-

ESTÁS LEYENDO
El otro curioso, pero hermoso extremo de mi hilo rojo
RomanceLa historia comienza con Akira Yuuma, un chico de 18 años estudiante de economía. Que como era costumbre caminaba por la costa de la playa en la noche, deleitándose con el bello espectáculo que le brindaban las olas de mar a la luz de la luna. Fue e...