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Días después de mí salida con los chicos es hora de partir e ir directamente hacia la nueva ciudad para que los chicos den un concierto más, cumpliendo con el itinerario. A decir verdad no creí que la despedida fuera a ser tan dolorosa, me dolió demasiado el decirle adiós a mis pequeños chicos, me dolió incluso mucho más que la primera vez que tuve que hacerlo. No faltaron claramente las promesas de visitas futuras en los Ángeles ni el intercambio de números nuevos de teléfonos.

El silencio dentro del bus tour es realmente grande, todos duermen plácidamente mientras yo no puedo dejar de pensar. No, no es solamente una cosa, son demasiadas. La verdad es que desde que Harry me dijo tal cosa en la cena del otro día no he dejado de pensar ni en sus palabras ni en el rubor que cubrió sus mejilla cuando él dejo salir las palabras de sus labios.

«Lo que sea para verte sonreír Melannie»

¿Por qué sencillamente no dejo de pensar en ello? Se supone que Harry y yo no intercambiamos más de unas cuantas palabras, todas ellas ligadas netamente a nuestra hija. Se supone que Harry es una escoria en mi vida y claramente se suponía que yo jamás, jamás dejaría que el comenzara a tener un efecto en mí, ni en mis pensamientos, ni en mi vida, ni en absolutamente nada.

¿Pero que me sucede ahora mismo? Pienso internamente ¿Por qué no puedo dejar de pensar en él? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en sus ojos? ¿Por qué no puedo dejar de imaginar sus labios o como constantemente estos se encuentran rojizos gracias a las mordidas que se proporciona durante el día? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en su cabello y en lo sedoso que es? ¿Por qué no puedo dejar de pensar en lo alto y bien definido qué esta? ¿Por qué simplemente no sale de mi cabeza de una vez por todas?

Las ganas de gritar me invaden pero muerdo mi mano para evitar que el grito que tengo atascado en la garganta salga de una vez. Tengo que recordarme que Crystal está durmiendo a mi lado tranquilamente, tengo que recordarme que los chicos están cansados y necesitan dormir este par de horas que tienen antes de que lleguemos a la ciudad y comiencen con todo los preparativos para el concierto.

Así que hago exactamente lo que he estado haciendo toda mi vida, desde hace años. Guardo silencio, tomo un par de bocanadas de aire, me tranquilizo contando hasta diez y cierro los ojos esperando que el sueño llegue a mí en algún momento. Aunque viéndome así, con la cabeza llena de pensamientos irritables veo muy lejana la posibilidad de concebir el sueño esta noche.





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La mañana en la ciudad de Canadá está realmente fría.

Me había acostumbrado a haber estado en lugares con clima templado que me permitían usar la ropa que traía en la maleta sin problemas, sin tener que pensar en un abrigo, guantes o una bufanda. Pero aquí estamos, en Canadá donde el frío es palpante aun y se hace evidente cuando no traes ropa gruesa como es mi caso.

Bajo rápidamente del bus tour abrigándome a mí misma mientras cargo un pequeño bolso y llevo en mi mano dos de los juguetes más importantes para Crystal que no puede dejar fuera de su alcance en ningún momento. Los gritos de las fanáticas son audibles desde que estaba dentro del vehículo, al salir las cosas empeoran. Me apresuro a entrar al hotel esperando por mi pequeña quien viene en los brazos de Harry mientras los de seguridad intentan apartar a las fans hiperventiladas que se abren paso como unas verdaderas zombies hacia Louis, Liam, Harry y Niall.

Confía en mí » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora