Capitulo 5: "I see you later, baby."

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I see you later, baby.



Caminé con perdición. Intenté que él no notara como mis piernas se convertían en gelatina al caminar hacia un pupitre vacío, quería estar lo más alejada de él. Lejos.

Dejé mi bolso en un costado y solo esperé a que el tiempo se pasara volando. Bajé la guardia cuando busqué mi teléfono en mi bolso.

—Torpe. —susurré para mí misma.

—Oh, sí que lo eres.

Su voz me sobresaltó. Suspiré antes de mirarlo.

— ¿Buscas algo?

No contesté, no lo iba a ser. Mordí mi lengua. Volví a bajar la mirada y ponerla al frente, mirando la pizarra que llevaba claramente las palabras en grande «DETENCIÓN»

— ¿Acaso es esto? —levantó su mano y pude ver algo color verde, rectangular, moverse en sus manos. Mis ojos brillaron. — Al parecer lo has extrañado.

Estiré la mano para tomarlo, pero él fue más rápido.

—No, no... —chasqueó la lengua varias veces, negando con la cabeza. — Sabes cuál es el trato, tú me besas y yo te devuelvo tu teléfono.

Mi boca se abrió sola de la sorpresa. Sonreí con ironía. Me incliné hacia él. Él bajó la mirada unos minutos a mis labios, luego volvió a mirarme con una sonrisa de lado.

— ¿Lo has pensado bien y has decidido besarme?

Su aliento chocó con mi rostro. Refrescante y tentador. Dios, tragué saliva con dificultad. Mi valor estaba siendo destrozado haciendo que cayera al suelo frío con lentitud.

—No... —mi voz salió como hielo que corta un viento. — ...lo que tú has dicho es que yo te iba besar, que tú no lo harías. Nunca has dicho que te tendría que besar para conseguir mi teléfono. Así que, dámelo.

Intenté tomarlo nuevamente, pero él fue rápido. Sí que era rápido el chico. Apreté mis dientes con furia. Escuché su ronca carcajada resonar en mis oídos.

—Es lo mismo. El beso, luego el teléfono.

—Prefiero quedarme sin teléfono antes de besarte. —él rió nuevamente, mi aliento chocó con su rostro. Se acercó y casi nuestros labios se rozaban si yo no me alejaba antes de eso. — Estúpido.

Él se dispuso a molestarme todo el tiempo que nos quedaba en detención. Mis oídos no escuchaban, mi boca no hablaba. Era muda y sorda para Tremblay.

Las horas como supuse pasaron lentamente, Henry no paraba de molestar. Me levanté de un salto cuando el profesor dijo que la detención había terminado. Tomé mi bolso con rapidez y me dispuse a salir de la clase, pero la voz del Sr. Robinson me detuvo a medio camino de la puerta. Giré sobre mis talones sin antes poner mis ojos en blanco. Henry pasó por mi lado y rozó mi brazo con el suyo, la corriente hizo que el vello de mi brazo se erizara completamente a su contacto, electrizante.

—¿Sí, Sr. Robinson? —mi sonrisa no era de las más agradable, pero intenté que lo fuera.

—Nahiana... —aclaró su garganta. — Sita. Thatcher, le quería dar las últimas notas de su calificación. —su voz había sonado con un poco de desapruebo. Esto no era nada bueno. — Ha suspendido varias materias. Recuerde que esto no es bueno, está muy cerca de terminar el año. Debe de elegir una buena universidad, si es que va a ir a una.

Mis oídos dejaron de escuchar, como siempre. Bla, Bla, Bla. Como siempre, odiaba que me digan lo que tenía que hacer o que debía de poner los pies sobre la tierra. Es mi vida, tengo muchos problemas para... para... ¿a quién engaño? Esto era una locura, mi madre me mataría.

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