Algunos creen que van a morir solos, otros son egoístas, otros no quieren mostrarse como son realmente para no lastimar a las personas.
Henry era ese hijo de perra dañado por dentro.
Era como la caja de pandora, con miedos, lágrimas y secretos en su...
La cicatriz en forma de una cruz deformada con una cola larga, a un costado de su cadera, justo arriba de su perfecta línea "V". Mis ojos miraron más profundo, su hermosa piel en ese sector estaba cubierta por un color morado y rojizo oscuro. Su estómago se elevaba con lentitud y cuidado, con el solo hecho de respirar le dolía.
—No es nada. —dice mientras se bajó la remera.
¿Que no es nada? ¿Los golpes en su rostro lo han dejado más idiota o qué? Lo miro tan seria como puedo, él tiene una sonrisa ladeada que no tardo en crear en sus deliciosos labios, lo hacía para distraerme, mirarme de esa manera y sonreírme de esa forma.
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