BORRADOR
Dos muertes son el detonante de un cambio drástico en la vida de Emilyd y Connor, lo que conocen como risas y alegría se verá trastocado por actos mal intencionados, la luz de sus almas se vera opacada por una inmensa oscuridad que ambos...
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Emilyd
―A sus celdas señores y señoras, no quiero shows esta noche —Escucho como el oficial Petterson grita desde su oficina causando que cada vello de mi cuerpo se erice, su voz es terrorífica, tanto así que a pesar de tener cinco años en este oscuro y mugriento lugar aún logra descolocarme.
Camino cabizbaja por el estrecho pasillo hasta llegar a mi pequeña celda, al tratar de poner un pie dentro un grito ensordecedor llama mi atención, volteo medio cuerpo y observe como al otro lado del pasillo dos mujeres pelean, la pelirroja saca un cuchillo y sin tentar al corazón lo pasa por el cuello de su contrincante logrando de esta manera que la sangre brote a borbotones de la herida y ésta muera, un escalofrío recorre mi cuello y siento como la bilis sube a mi garganta luchando por salir, tomo fuerzas y trago fuerte desviando la vista.
Una gran mano se posiciona en mi nuca y me empujan logrando que caiga al frio suelo de rodillas, una respiración se posiciona en mi oído y a los segundos algo húmedo recorre la parte sensible detrás, apenas soy consciente de lo que es tiro un golpe con mi codo hacia atrás impactando en el pecho del oficial.
Su agarre se suelta y aprovechando el tiempo me impulso con mis manos y doy una patada la cual impacta en su pecho haciendo que caiga de espalda. Aturdido, tarda unos segundos en ponerse de pie, al hacerlo me brinda su fría mirada, su fuerte mano impacta en mi mejilla, ésta escoce y un hilo de sangre corre por la comisura derecha de mi labio, su mano se enreda en mi cabello y tira con fuerza hasta tenerme a su merced.
―Eres fuerte lindura, pero no tanto como yo ―susurra en mi oído, para seguidamente lanzarme hacia el interior de la celda. Mi cuerpo impacta en el suelo, las celdas se cierran ante la seña de su mano — Mañana será tu día, querida Emilyd.
―Para mañana a esta hora ya no estaré aquí, imbécil... —susurro bajo, asegurándome que no sea capaz de escucharme.
Retrocedo y me dejo caer en lo que ellos llaman una "cama" la herida de mi boca aun sangra haciendo que un sabor metálico se extienda por todo mi paladar.
Mi mejilla aun escoce por el golpe de su mano pero es un dolor soportable comparado con el dolor que siempre amenaza en mi pecho con salir... El dolor de la decepción, de la traición, del abandono, los más fuertes sentimientos que se esconden de la vista de los ignorantes.
Cierro mis ojos y trato de mitigar el dolor pero los recuerdos atacan mi mente sin compasión, el cómo y por qué llegue a donde estoy en estos momentos con tan sólo veintiún años.
5 años atrás...
―Hey Emilyd —La voz de Carter hace que me detenga y volteo, su cabellera rojiza es fácil de detectar entre el mar de estudiantes — Em, tengo algo urgente que debo resolver y necesito que por favor le viertas esto a la bebida de Valery —dice, colocando en mi mano una bolsa con un polvo grisáceo, lo miro expectante esperando una explicación — Es una medicina tu sabes, por su enfermedad, pero ella niega a tomársela y tú eres a la única que puedo recurrir en este momento. Por favor ―suplica.
