Eres tú | Ed Sheeran

Capítulo 18 - ÚLTIMO | Somos papás

Después de unas semanas, todo había salido a la luz. Alice le había pagado al conductor de la camioneta para darle un "pequeño" susto a Amelia. Cuando salió en los periódicos todos se volvieron locos. La noticia estaba por todos lados, todos querían la entrevista exclusiva con Amy. Esos días fueron de locos, todos los paparazzis se arremolinaban fuera de su edificio pero ella estaba en su pequeño refugio personal: el departamento de Ed. Habían estado juntos desde que ella había salido del hospital. Él la trataba como si se fuera a romper en cualquier momento pero a Amy le agradaba. Se estaba ganando el perdón a pulso.

Pasaron los meses y la pareja parecía nadar en miel sobre hojuelas. El apartamento de Amy había sido vendido al igual que el de Ed y habían comprado uno en donde el bebé pudiera vivir perfectamente. Iba a ser niño y le llamarían Christopher. Escoger el nombre fue el problema más grande del mundo, Ed quería que se llamara como él, Edward, y Amelia quería llamarlo George. Fue tanto el problema que al final Amelia cedió y decidieron ponerle igual que el segundo nombre de Ed, Christopher. El vientre de Amy crecía y crecía, lo que a Ed le encantaba pues todo en ella se había vuelto más grande, no sólo su vientre. Lo peor de todo eran los antojos que tenía y lo sensible que era a los olores. Una mañana Ed se había puesto la misma colonia de siempre y ella no pudo siquiera acercarse a él de lo mal que le hacía sentir el olor.

Ya casi era la fecha de nacimiento del bebé y la pareja estaba teniendo un día normal. Ed se había quedado en casa a escribir y Amelia estaba acostada en el sillón viendo una película. No había pasado nada extraordinario... O al menos eso fue hasta que se le rompió fuente.

Había sido un caos encontrar las llaves de la camioneta y el elevador se estaba tardando tanto que consideraron bajar por las escaleras. Ed no había manejado tan rápido en su vida. Apenas y llegaron al hospital se llevaron a Amy a la sala de partos. A Ed no le permitieron pasar por lo que tenía que espiar por una pequeña ventana. Escuchaba los gritos de Amelia y él le pedía perdón mentalmente cada vez que lo hacía. Cuando por fin escuchó el llanto del bebé se sintió muy aliviado. Se sentó en las sillas de afuera y esperó hasta que los doctores lo dejaran pasar.

Dos horas después, él entró a verla. Tenía al pequeño Christopher en brazos y ella tenía un brillo en el rostro que jamás había visto. Se acercó a ellos y cuando vio al pequeño ser que descansaba en los brazos del amor de su vida, sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Nosotros lo hicimos —susurró Amelia, sonriéndole. Toda su cara y su cabello estaban empapados de sudor pero Ed jamás la había visto tan hermosa.

—Somos papás —dijo Ed, dejando escapar las lágrimas de sus ojos. Amelia lloró con él segundos después.

Él nunca había estado tan seguro: era ella. Quería que Amelia se quedara con él para siempre. Se amaban y ahora eran padres. No sabían cómo lo harían, pero criarían a ese pequeño ser que habían creado juntos. Jamás habían sido tan felices.

Y todo había comenzado con una mancha de jabón.