Me encuentro en la cafetería como todos los viernes, esperando a mi mejor amigo y hago lo de siempre: Pensar en mi vecino. Sé perfectamente que no es correcto espiar a un menor de edad, que no es correcto espiar a nadie, pero ya no lo puedo evitar. Me mudé hace un par de meses y esto ya se volvió una rutina en mí. Temo que me descubra y se aleje de mí, o lo que sería peor, que se lo comente a sus padres y decidan mudarse lejos de mí. No puedo imaginarme una vida sin mirar por la ventana y observarlo a él, tan adorable y dulce como siempre. Es la mezcla perfecta entre lo dulce y sensual, pero también su seriedad provoca que en mí el interés aumente cada instante más. ¡¿Cómo un niño puede ser así?!
Pero de pronto algo me hizo salirme de mis pensamientos; Hoseok había llegado. Él como siempre tenía esa sonrisa tan típica en él dibujada en los labios, dejando a la vista la gran mayoría de sus dientes. De la nada se sintió con el derecho de desordenar mi cabello y se sentó frente a mí, pero antes de decirme alguna cosa llamó a uno de los meseros que había por ahí. Pasaron un par de minutos y ambos pedimos lo que comeríamos, o más bien, él ordenó por ambos ya que yo seguía con la cabeza en otra parte.
— Entonces, ¿por qué me llamaste? Adivino, ¿el niño ese?
— Hoseok, no seas tonto. —Hice una pausa tras decir aquello, aunque luego un suspiro escapó de mis labios; tenía razón—. Pareciera que cada día se vuelve más y más bello. Voy a enloquecer.
— Eso es lo que dices siempre, hombre. ¿Has pensado en hablarle?
— ¿Y qué le digo? ¿Que soy un pedófilo que lo espía desde hace meses?
Al final fue un día común y corriente, pero ya llegó la mejor parte. Sólo una calle y estaré en mi casa, pero no lo digo por estar cansado, no... Por fin podré observar a mi hermoso vecino. Hoy tal vez siga el consejo de mi amigo y le hable, siempre solemos llegar a la misma hora los días Viernes, supongo que sale con amigos luego de las clases, no lo sé. Sólo debo pensar qué decir, pero nada llega a mi mente y ya se me agotaba el tiempo, pues justo frente a mí fue aquel chico de ojos oscuros quien descendió del autobús. Sin dudar, corrí hacia él y esbocé la mejor de mis sonrisas. Pude ver en su rostro el asombro, quizá era confusión, él de seguro ni siquiera sabía quién era. El pánico empezaba a invadirme, qué debía decir. Estábamos allí, parados en la esquina mientras nos mirábamos con confusión. Él sosteniendo un par de libros y yo su muñeca. Creo que sólo dije la primera tontería que vino a mi mente.
— Soy tu vecino. Hola...
— Oh, sí, lo recuerdo... Creo que no habíamos podido hablar antes. Un gusto, señor.
— Pero no me digas así, no soy tan anciano. —Quise sonar agradable, en realidad fue mi débil intento de hacerlo reír. Siempre que lo veo trae un semblante muy serio.
— Lamento si lo ofendí, así llamo a los extraños. —Y sin más se zafó del agarre que ejercía sobre él, preparándose para poder marcharse.
— Pero no somos extraños... ¿Te parece si camino junto a ti? Digo, como vamos hacia la misma dirección.
— Amh... Claro. —Hasta creí ver que una ligera sonrisa se formaba en una de sus comisuras, no estoy seguro. Lo único que sé es que fue hermoso; sentía que me seducía sin darse cuenta, o yo soy demasiado pedófilo y enfermo. Cuando desperté de mi pequeño trance, él ya había empezado a caminar y se había alejado un poco, por ello me apresuré en alcanzarlo.
— Entonces... ¿Cuál es tu nombre? —cuestioné simplemente para hacer tema de conversación, o más bien iniciarla. Obviamente ya lo sabía.
— Jungkook. Jeon Jungkook. ¿Y el suyo? Creo que una vez mi mamá me lo dijo, pero lo olvidé.
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el chico de al lado › yoonkook.
FanfictionMin YoonGi decide mudarse y acaba totalmente rendido ante su hermoso vecino JungKook, un adolescente de peligrosos 17 años a quien observa por la ventana cada día. ©neverislate ↬ historia original. ↬ au, romance, smut. ↬ contenido homosexual. ...