VI. Maldita sea.

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— Hyung, yo... lo puedo explicar.

Esa maldita imagen sigue en mi cabeza. No puedo creer lo que vi y me siento tan estúpido. Estúpido por ilusionarme. Estúpido por no decir nada al respecto. Estúpido por no matar a golpes a Jimin allí mismo. ¿Quién me manda a enamorarme de un niño?

Llegué algo tarde por Jungkook a pesar de que conduje lo más rápido que me fue posible. Simplemente me estacioné y fui corriendo a la entrada, no quería que él pensara que lo había plantado. Pero la escena que vi me paralizó...

Allí estaba él, caminando con su semblante neutral de siempre y mirando el suelo. Eso no me sorprendió. Avanzaba hacia él y no se daba cuenta, eso lo tengo claro. Pero me faltaron un par de pasos... Un par de pasos para poder impedir lo que luego ocurrió. Aquel crío otra vez; Jimin. De la nada apareció tras mi vecino y no sé si sabía que yo estaba mirando o simplemente lo había planeado desde antes, no sé la razón que había de tras fondo o si Jungkook se estuvo burlando de mí todo este tiempo. Lo único de lo que estoy seguro es que Jimin lo detuvo al tomar su mano y le robó un beso. Un beso que para mí fue eterno. Fue lo más doloroso y cruel, creía que me derrumbaría allí mismo, pero al mismo tiempo me llenaba de un gran rabia e impotencia. Quise salir corriendo, quise mandar todo al carajo, quise exigir una explicación.

Al final no hice nada de lo que quise. Tan sólo avancé los pasos que restaban y aclaré la garganta para que notasen mi presencia. Hice caso omiso a las palabras que mi menor había dicho y en silencio tomé su mano para alejarlo de Jimin. No me importó que no se hayan despedido y decidí mandar los modales al carajo. Apenas nos alejamos lo suficiente, lo solté. El resto del viaje en auto fue completamente en silencio.

Lo que me da más rabia es no tener derecho a enojarme. ¿Pues yo qué soy? Quién me manda a ilusionarme... ¡No puedo exigirle nada, joder! Un niño de diecisiete me vio la cara de estúpido. Soy patético.

***

— Hyung, por favor... Déjeme explicarle, no es lo que cree... —dijo Jungkook mientras estábamos cenando. No le dirigí la palabra en ningún momento, no tenía nada que decir en realidad. Necesitaba calmarme, pero no podía. La imagen no se va nunca de mi mente y me tortura. Salí de mi trance al oír su voz tímida nuevamente—. Yoongi hyung... No me gusta Jimin, lo juro...

— No necesitas darme explicaciones, Jungkook... Tranquilo, no has hecho nada malo... —Y era la verdad, él no había hecho nada realmente. No podía enojarme con él, no podía reclamar nada y eso me desesperaba aún más. Me siento demasiado dolido y confundido. Creo que nunca antes había valorado tanto mi cama; sólo deseo que llegue la hora de poder acurrucarme en ella.

— Pero quiero hacerlo. Fui sincero cuando le dije que lo quería...

— Jungkook, calma. Si te gusta Jimin no tienes por qué ocultarlo, lo entiendo...

Y ya no quise decir nada más. No quería ser grosero, mucho menos con él, pero realmente sentía que lloraría si seguía sentado allí hablando con él. Estaba demasiado dolido y había olvidado la última vez que había llorado, pero en ese momento realmente lo necesitaba. Sentía una especie de dolor en el pecho que me comprimía y sólo quería gritar. Creo que voy a volverme loco.

Antes de que mi menor pudiera decir alguna cosa, me levanté de la mesa y llevé mi plato a la cocina. Casi no había comido, hasta el apetito se me quitó.

Lo único que deseaba es que aquel día acabase pronto. Por alguna extraña razón, los segundos parecían transcurrir cada vez más lentamente. Supuse que tomar una ducha me ayudaría a relajarme, a pensar... O tal vez simplemente a lograr que el tiempo pasara más rápido. Como acostumbro, fui a ducharme en el baño que yacía dentro de mi cuarto. Era mucho más privado y si Jungkook quería bañarse también, podría usar el que estaba en el pasillo.

el chico de al lado › yoonkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora