Acababan de dejarle sólo cuando Rasth oyó la voz de un niño a su lado. Este giro la cabeza y vio un niño sonriente de pelo muy largo y rubio. No tendría más de tres años.
-Hola... -dijo con dificultad el niño.
-Hola... -respondió sonriente Rasth.
El niño sonrió con timidez y se metió la mano al sucio y roto pantalón. Sacó de él un muñeco de madera articulado, hecho a mano y con colores vivos y bonitos. Era la figura de un guerrero kailomiano, de eso no había ninguna duda: su resplandeciente armadura, su escudo negro, la espada de acero con la misma forma que la del ejercito de Kailom...
-¿Es tu padre? -preguntó Rasth.
El niño negó con la cabeza.
-¿Y quién es? -volvió a preguntar el chico.
El niño abrió la boca para decir su nombre, pero soltar las palabras le costaba mucho. Al final consiguió decirlo, al tiempo que a Rasth se le detenía el corazón:
-Tyon el fuerte...
Rasth se acordó de su antiguo rey, al que tuvo que matar en batalla para poder heredar sus poderes. Si hubiera dejado que Tyon muriera en manos de su hermano Olmh, el señor oscuro, Olmh habría adquirido los poderes de la Bruja del Hielo. Pero no los consiguió... Rasth tenía ahora los poderes de Tyon, y aunque no supiera controlarlos sabía que permanecían en su interior...
-¿Cómo te llamas?
-Rasth, ¿y tú?
-Jakob... -el niño sonrió y entregó el muñeco de madera a Rasth. Este lo miro y sonrió al ver la figura de Tyon, ahora reconocible por el brillo de sus ojos- Y tu... ¿quién eres?
-Ya te lo he dicho, soy Rasth...
-No no... -el niño seguía sonriendo- ¿quién eres?
Rasth se quedó perplejo. ¿Quién era? ¿Que haría con su vida? ¿Tendría que quedarse allí? ¿Tendría que salir? El niño seguía con su brillante mirada puesta en Rasth, que acarició la cabeza velluda del niño y este, con timidez, se alejó corriendo de allí. El joven chico se quedó mirando el muñeco de Tyon una vez más. La figura tenía la espada en la mano. Ya era hora de que Rasth también la tuviera...
Tono ocurrió muy rápido. Una flecha negra atravesó el cuerpo de uno de los guardias kailomianos que había en la entrada de la alta cueva. El cuerpo sin vida cayó al vacío y chocó con un crujido de huesos contra el suelo. Rasth se levantó y todo el mundo empezó a temblar y a ponerse histéricos. Los hombres de la cueva se levantaron y cogieron las rudimentarias armas que había en la esquina de la cueva. Rasth agarró una espada de acero y se acercó a la entrada de la cueva. Un gran número de kruhns, por los menos mil, se acercaba por los valles de los Picos de las Nubes armados hasta los dientes y acercándose con rapidez al Pico de las Cuevas.
-Necesito bajar... -dijo Rasth con nervios.
-Todos necesitamos bajar... -dijo un guardia mientras empujaba a Rasth a la zona de atrás de una gran cola de hombres que querían bajar por el ascensor.
Rasth se acercó a una de las esquinas mientras cogía un par de pañuelos gordos y se los enroscaba en las manos y se los ataba con fuerza. Se acercó al borde de la cueva y vio una cuerda colgando por el precipicio. Llegaba hasta el suelo. Volvió a mirar a la multitud de hombres que esperaban para bajar por el lento ascensor. Entonces Rasth saltó y notó como el estómago le daba vueltas en su interior. Entonces se agarró a la cuerda y bajo por ella, resbalando a toda velocidad y librándose de las quemaduras en las manos gracias a los pañuelos que se había atado. Casi llegaba abajo cuando los pañuelos empezaron a quebrarse, y notó un fuerte calor en sus manos. Entonces, a menos de 20 metros del suelo, Rasth empezó a frenar y los pañuelos se desgarraron, haciendo que su mano se quemara con la soga. Con un acto reflejo que no pudo controlar, se soltó y empezó a ver directo al suelo. Cuando estuvo a punto de caer, un montón de paja detuvo su caída. Con mareo, se levantó dando vueltas y se dirigió corriendo hasta la caseta donde guardaban las armas. Muchos hombres empezaban a llegar, y las armas se gastaban con rapidez. Rasth cogió un gran martillo de guerra y se puso a correr hacia el valle de los picos de las nubes, donde todos los hombres kailomianos esperaban armados a la llegada del gran ejército de kruhns, que se acercaba con rapidez...
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RECUERDOS DE LLUVIA - TERCERA PARTE DE LA HISTORIA DE KAILOM
FantasyTERCERA Y ÚLTIMA PARTE DE LA TRILOGÍA DE KAILOM El Norte ha caído. Kailom está sumido en la oscuridad desde el horrible ataque de los kruhns y de los Magos del Azul y ahora su rey, Olmh el Oscuro, se sienta en el Trono de Camino de Plata, la capital...